20-11-2011. Concierto Pearl Jam en Costa Rica, Estadio Nacional. Fotos: Mayela Lpez (Mayela_Lopez)
La noche del domingo, la banda Pearl Jam se convirtió en una especie de máquina del tiempo, a la cual se subieron más de 30.000
Fueron dos horas y media en las que el quinteto, oriundo de Seattle, despertó un sinnúmero de emociones entre sus más fervientes
Durante la primera hora , reseñada ayer en
Sin duda, como el propio Eddie Vedder había anunciado desde el inicio, lo mejor quedaría para el final, y así fue como la banda se guardó algunas de sus canciones más conocidas para el cierre.
Además, el carisma del vocalista con el público fue más que evidente e hizo que para muchos valiera la pena la larga espera y el precio del boleto.
También hubo oportunidad para que sus compañeros de banda, como Mike McCready en la guitarra, mostraran sus destrezas y se llevaran sus merecidos aplausos.
Aunque la noche fue mágica para muchos, en distintos foros de ayer algunos se quejaron de la visibilidad y del sonido, el cual, según dicen, no llegaba hasta la gradería.
“Todos a mi alrededor parecíamos más que estábamos oyendo misa que un concierto de una banda de
“Hoy, cuando veníamos, vi a una pareja agarrada de las manos y eso me hizo pensar que tengo semanas de no ver a la mujer que amo y lo importante que es tomarle su mano”, dijo el vocalista, y sus palabras calaron en el público que lo aplaudió.
De inmediato, empezó a cantar el tema
Ya con el resto de sus compañeros, el
Con los primeros acordes de la siguiente pieza, el recinto vivió uno de los momentos más explosivos de la noche. Era el turno de
La enérgica descarga continuó con
Durante las semanas previas, los más fervientes
Se trataba de
Cada vez que el cantante terminaba una estrofa, los gritos se apoderaban del lugar.
Algunos no pudieron más y ya fuera por cansancio, recuperar energías o simplemente disfrutar, se sentaron en el piso para escuchar la canción.
Vedder rasgaba su guitarra con fuerza y provocaba el delirio entre los
Llegó una nueva pausa y la gente aplaudía para hacer volver a los músicos por los que habían esperado 20 años. Unos minutos después, estaban de vuelta.
“Tienen un lugar pequeño y hermoso aquí. Les agradecemos por esta clase de energía que nos han dado y si les parece vamos a seguir tocando”, dijo Vedder, y los gritos se convirtieron en su respuesta.
Llegó el momento de los
Ya eran las 11:30 p. m., cuando alguna gente empezó a abandonar el lugar. El lunes ya amenazaba con llegar y algunos prefirieron irse para evitar el congestionamiento.
“Esta canción se la tomamos prestada a alguien llamado Roger Waters”, dijo Vedder, antes de que la banda empezara a tocar
De vuelta con sus temas propios, Pearl Jam le entregó
Otro de sus éxitos volvió a encender a la audiencia que estaba en éxtasis, pero que todavía quería más, y por eso el grupo les dio
El movimiento captó la atención del cantante, quien se paró en una de las esquinas de la tarima para ver y alentar a la gente.
Alguien le tiró una bandera de Costa Rica, y él la tomó y se la colocó en la parte de atrás de su cintura, por lo que más gente se animó a tirarle cosas, incluidas banderas de otros países del área.
Otro
Luego pidió un par de panderetas más y las regaló, pero esta vez escogió a quien se las daba.
Los que estaban más atrás, aprovecharon el espacio libre en la gramilla para correr como niños, disfrutando de la música y saltando al ritmo del tema.
La despedida llegó con
“Gracias, Costa Rica”, se despidió antes de apuntarse a cantar “ooooeeee ooooeeee Costa Rica”, con la multitud como compañera infalible de canto.
Todo el grupo se abrazó en el centro del escenario e hizo una reverencia a los presentes, mientras las luces del estadio se encendían, señal inequívoca de que el
Las últimas palabras de Vedder fueron en inglés y también fueron amorosas: “Buenas noches, adiós, los amo”, y así se fueron, a las 11:54 p. m., dejando una marca indeleble en el corazón de sus
“¡Qué buena noche!”, gritó un joven en medio de la multitud, quien abandonaba el estadio al filo de la medianoche. Los que caminaban cerca asintieron con sus cabezas... Era una noche inolvidable.