Con tan solo 32 años, Alexander Romanovsky se ha presentado con las principales orquestas del mundo.
La Royal Philharmonic, el English Chamber, la Orquesta de Hallé de Manchester, la Sinfónica de Bournemouth, la Orchestra dell’Accademia di Santa Cecilia de Roma y la Filarmónica della Scala en Milano son tan solo algunos de los ensambles que han sido acompañados por las teclas del pianista ucraniano.
Este viernes 4 y domingo 6, será la Orquesta Sinfónica Nacional la que tendrá el honor de compartir el escenario del Teatro Nacional junto al mismo pianista que debutó la temporada 2015-2016 con la Orquesta Sinfónica de Birminghan y que en 2007 le ofreció un concierto al Papa Benedicto XVl.
The New York Times, diario estadounidense, lo definió como un pianista reconocido “no solo por su extraordinaria técnica pero por su capacidad de interpretación llena de color, fantasía y su gran sensibilidad y lucidez musical”.
Bajo la batuta del director titular Carl St. Clair, el ensamble nacional presentará en este primero de los 12 conciertos de la temporada oficial las obras obertura El murciélago , de Johann Strauss; la suite El caballero de la rosa , de Richard Strauss, y el Tercer concierto para piano y orquesta en re menor, Op. 30 , de Serguéi Rajmáninov, este último, junto al pianista invitado.
Este jueves, Viva habló con el ucraniano un día antes de su primera presentación en suelo tico. Acá puede leer un extracto de la entrevista.
¿De qué manera lo reta este concierto de Rajmáninov?
Es uno de los conciertos más difíciles en todo el repertorio pianístico, pero tengo una relación muy particular con este concierto porque lo toco desde que tenía 16 años. No es que sea fácil para mí, pero lo siento muy cercano a mi alma y a mi modo de vida.
”La manera en que Rajmáninov usaba el piano quizás es el top de toda la escritura pianística porque logra expresar con el piano muchísimas cosas. Son muchísimas notas, pero cada una tiene sentido y está ahí por una idea musical. Es un compositor que logra hablar de manera muy simple y muy comprensible de cosas muy difíciles, como preguntas que siempre nos hacemos los humanos sobre la vida y el amor.
”Cuando habla con su música, todo está muy claro. Eso toca el corazón de la gente”.
¿Qué habilidades le exige a un pianista este concierto?
Rajmáninov fue un pianista excelente; cuando escribía, escribía como para él mismo. Es por esto que pianistas que no son de su mismo nivel pueden tener problemas para interpretarlo.
”Lo más importante, además de la técnica, es comprender muy bien lo que decía el compositor. El concierto es muy grande, todo en este concierto es infinito. Si canta lo hace infinitamente; si es trágico, es trágico hasta el final; si es feliz, es una felicidad total. Uno tiene que tener un alma muy grande para tocar este concierto, o para tocarlo bien”.
¿Por qué es interesante para usted interpretarlo?
Representa un desafío para todos por el tamaño de las cosas que están adentro. Cuando tenía 16 años, por su puesto que representaba un desafío enorme para mí, pero al mismo tiempo todas las dificultades que tuve que sobrepasar para poder tocarlo bien no eran tan pesadas, porque la música es tan bella y tan increíble que estudiar todos los pasajes fue un desafío, pero uno muy feliz.
Con una experiencia internacional tan amplia, ¿cómo hace para adaptarse a tantas maneras de concebir la música y a tantos estilos diferentes?
Mi vida no es tan diferente a la de cualquier persona. Todos tenemos que confrontarnos con la gente que encontramos, ya sea en el trabajo, en la vida o en el amor. A veces hay cosas que te hace acercarte a las personas, otras veces hay que saber adaptarse a los demás y otras no puedes encontrar nada en el común, pero tenemos una ventaja y es que la música es un lenguaje que nos reúne muchísimo.
”A veces, de verdad, no necesitamos usar palabras, solo con mirarnos o escuchar, algo muy especial nace”.
Funciones: viernes 4 a las 8:00 p. m. y domingo 6 a las 10:30 a. m. Precio: de ¢4.000 a ¢18.000. Se aplicará un 50% de descuento a estudiantes y ciudadanos de oro.