Desde las vertientes protestantes o católicas ha empezado a aflorar música espiritual con un estilo más cercano al pop o al rock alternativo... Sí, con guitarras y baterías como en banda de rock y con un toque moderno, un sonido que bien podría competir en las radios juveniles.
En Costa Rica, sobran los ejemplos. Desde distintas congregaciones, iglesias, grupos pastorales se utilizan guitarras, bajos y baterías para acercar a los jóvenes a los mensajes espirituales.
Uno de esos jóvenes es David Bustamante, quien tiene el cargo de pastor de adoración en la Viña, Escazú, una comunidad cristiana con una larga relación en la música.
“Hans Wust (músico en Viña) había ido a mi colegio a tocar. No era la clásica música en la que todo el mundo está dando vueltas y volviéndose loco, era demasiado genuino”, señaló Bustamante.
El encuentro fue unos 11 años atrás y David se conectó con la música por tener un estilo rock, aunque fuera tocado con guitarra acústica.
Ese mismo clic es el que han encontrado los músicos nacionales para hacer composiciones originales de corte cristiano.
Las intenciones son claras: hacer temas con un sonido alternativo, “fresco”, como le dicen ellos para que los jóvenes se acerquen a su mensaje.
La historia de Bustamante y sus amigos Geancarlo Calderón, Francisco Chaves y Ale Fernández es una de transformación personal y amor por la música rock y claro, todos las críticas que esto pueda deparar.
Otra música
Para entrevistar a los cantantes, nos reunimos en Viña, en Escazú, un lugar que ha inspirado a estos cuatro músicos y a muchos otros en el pasado.
La música cristiana contemporánea –como se le llama en Estados Unidos a esta mezcla entre frescura y mensaje religioso– tiene su origen en California, en los años sesenta.
Bajo el nombre Jesus Movement (Movimiento Jesús) varios hippies se reunieron a componer música espiritual que no sonaba ni al góspel del sur o el folk de los cuáqueros; era más como lo que estaban haciendo Bob Dylan y sus pares.
John Wimber (1934 – 1997) fue partícipe de este movimiento y fue el fundador de la primera Iglesia Viña en el mundo.
David Bustamante contó que en Costa Rica, el fundador fue Chris Dearnley, un economista graduado de Harvard, que se acercó a comunidades “en riesgo social”, para conversar de la palabra de Dios. Según el sitio de Viña Escazú, tienen presencia en el país desde 1995.
La música religiosa ‘diferente’ está en el ADN de esta organización y eso fue lo que sintió David Bustamante en su primer contacto. Once años atrás el músico Hans Wust visitó su colegio, y le reveló un mundo nuevo en la música.
“Me pareció increíble ver a un mae que tocara música chiva pero que quisiera de Dios”. Desde entonces, Bustamante ha formado parte de distintos grupos y escrito múltiples canciones.
“Toqué en varias iglesias y lugares y luego lo dejé por un tiempo, sentí que ya no había nada más, que había mucha caretas en ese ambiente. Se predicaba una cosa y se vivía otra y me ahuevé, dejé de tocar un año. Fue en la Viña en donde encontré algo genuino”, dijo.
Ahora, Bustamante es pastor de adoración (encargado de las actividades musicales) en la iglesia Viña.
Una canción
Con el grupo Crossover, David Bustamante publicó los álbumes de estudio Dulcemente quebrantado (2008), Una sola cosa (2010) y el álbum Familia (2012). El grupo se dio a conocer por un sonido roquero con mensajes espirituales.
Fue precisamente la canción que le dio nombre al primer álbum de Crossover, la que sembró una semilla en otros de sus compañeros presentes.
“Como a los 19 conocí a David en la Universidad Veritas. Me gustaba la canción Dulcemente quebrantado y yo sabía que él la había traducido y por eso hicimos clic”, cuenta Geancarlo Calderón.
Desde entonces, Calderón se involucró en los distintos grupos de adoración de Viña, unos en donde pudo darle forma a canciones espirituales desde su piano o guitarra, con un sonido similar al del grupo inglés Keane, por ejemplo.
En el 2016 publicó su álbum Identidad, grabado en Sweet Home Studios por Ale Fernández y producido por el sello Westfire Records de La Viña. Del álbum se desprenden sencillos como Hijo muy amado e Identidad.
Críticas
Francisco Chaves, conocido como Chisco, es otro de estos músicos que han tratado de hacer música religiosa con un sonido renovado. Él inicialmente no tenía interés en la música de corte cristiano, pero luego llegó a esta en medio de una transformación personal.Él también señaló que en otras iglesias y lugares su propuesta musical no es bienvenida, por ser más inclinada al pop o al rock. Las críticas para estos cantantes generalmente se extienden al espacio digital.
“En cualquier video (con una canción) los comentarios se tratan de todo menos sobre el mensaje de la canción. Siempre sobre la ropa, los tatuajes, o el estilo”, señaló Francisco Chaves, amigo de Calderón y exintegrante de Crossover.
Su camino en la música cristiana ha estado marcado por esas críticas. Inicialmente, se acercó a al grupo juvenil de la iglesia Kzona en busca de apoyo y guía.
“Cuando me hice cristiano dejé la música de lado, porque la música que oía era la que me tenía en otras cosas, escuchaba y tocaba cosas que no aportaban ni costra.
“Por dicha en mi momento de fiebre, tratando de aprender qué podía hacer yo para Dios, conocí a David y a Hans. Recuerdo ver los ensayos de ellos y entender que podría crear algo chiva con mensaje”, señaló Chaves.
Chaves formó en el 2007 con algunos amigos el grupo Punto75, que luego se desintegró. Ahora, trabaja como solista (este año presentó el álbum Constante) y como líder de una comunidad.
“Hace seis años llegué a la Comunidad PAS, en Paso Ancho. Hubo un pequeño caos y cuando se quedaron si líder musical todos me volvieron a ver a mí. Dejé todo lo que estaba haciendo para dedicarme a eso a tiempo completo”, comentó Chaves.
Su camino fue complicado, dice, pero con fe y esfuerzo ha logrado algo que nunca se imaginó: vivir de la música.
“Mi brete no se trata de alcanzar una definición de éxito, sino de hacer a la gente que conozca lo que yo he conocido de Dios y que sepa que en estas comunidades hay gente que los va a recibir”, señaló.
Chisco Chaves ha grabado con su comunidad distintas canciones. Él cree que el trabajo en la música es una forma de demostrarle a la gente que cuando se quiere, se puede.
El cambio
Esta selección de artistas la completa Ale Fernández, quien hace unos años era uno de los más prometedores cantantes de pop del país. A las puertas de una gira por México, pidió una señal para determinar si ese era su camino.
“Le pedí a Dios que cerrara las puertas si allá había planes que me iban a destruir espiritualmente, (si había) corrientes que me llevaran, fuera drogas o mujeres, no quería estar hundido en esos engaños, que permean mucho la industria de la música”, contó Fernández.En esa época, confesó el músico, había mucha envidia en su vida. “Mi vida era revisar las reproducciones de mis videos, saber si tenían más que los de Percance o 424, era pura competencia”, dijo.
La gira cancelada marcó el momento en el que decidió abandonar el suelo de ser un artista pop. Finalizó su contrato con su mánager y empezó a unirse a las charlas y presentaciones de Viña.
“Ya no se trata de ver qué tan bueno es uno como músico, porque Dios me ha enseñado que Él le ha dado a todos algo especial y tocar todos con un mismo corazón es algo poderoso.“Yo antes le decía más a los músicos qué hacer y ahora no; nos conectamos, oramos y el espíritu de Dios nos inspira”, expresó Fernández.
Él formó junto a varios miembros de Viña el grupo Fuego, en donde canta y toca guitarra y además se ha encargado de grabar álbumes como Fuego (2013), Abba (2014) y Por fin en casa (2017).
También ha grabado canciones de otros miembros de Viña como Rodrigo Montenegro, Pablo y Esteban Jiménez y Daniela Vargas.
“Creo que la gente se confunde y que cree que como es para Dios hay que hacerlo a como salga”, dijo David Bustamante, su compañero en el grupo Fuego.
“Hacerlo con calidad y toda la energía está lejos de la mediocridad, es más bien hacerlo con huevos”, señaló Bustamante. “¡Exacto!”, dijo Fernández entusiasmado.