Miguel Vega Rojas, saxofonista de Sonámbulo, es recordado con cariño por sus amigos y colegas

El polifacético músico que falleció el domingo en un accidente de tránsito dejó huella en la escena artística costarricense. Sus honras fúnebres serán el martes 8 de octubre en Coronado.

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La vida del saxofonista y percusionista Miguel Vega Rojas estuvo llena de creación y así, creativo y alegre es como lo recuerdan sus amigos, colegas y su público, a quienes tomó por sorpresa su fallecimiento el domingo 6 de octubre.

Su funeral se realizará este martes 8 de octubre a las 10 a.m., en la la Iglesia San Antonio de Padua de Coronado, una parroquia a la que Vega le regaló su talento en varias ocasiones.

Esta relación con la música religiosa, tomará por sorpresa a muchos de los que lo conocían como uno de los fundadores de Sonámbulo, pero Vega, de 32 años, fue parte de muchos y variados proyectos creativos, a los que se volcó con una pasión imbatible.

“El circo me apasiona, la música me apasiona, crear me apasiona”, se ve a Miguel diciendo en un video con el que lo homenajeó el grupo Circo Contravía, en donde tocaba el saxofón, batería y se volvía parte del show. Contravía fue fundado por su familiares y el espacio en donde creció como artista.

Por medio de redes sociales lo honraron también sus compañeros de Cocofunka –banda en la que se unió en el 2017– y el elenco de la obra Cosas, estrenada en México y que Vega musicalizó por iniciativa propia después de que Sonámbulo estuviera de gira allá en marzo.

Lo recordaron también sus compañeros de bandas como Infiltrados y Mekatelyu, así como La Gambeta y Mansa Riddim, siendo estos últimos dos fundados por Vega.

“La pregunta es con quién no llegó a tocar Migue”, señaló el trombonista Andrés Cervilla. Ellos se conocieron a los 16 años, en la primera banda de Miguel, Skankers.

Cervilla lo recuerda como un músico talentoso. “Era el ejemplo perfecto de cómo la calle hace a un gran músico, siempre fue supercallejero y tuvo gran inquietud creativa, tocaba bajo, guitarra, batería, saxofón, percusión, no cualquiera puede tocar bien todos esos instrumentos, pero él lo hacía”, apuntó su colega.

Su último concierto con Sonámbulo, banda que él ayudó a fundar en el 2006, fue el lunes 30 de setiembre en la Universidad de Costa Rica, una presentación en la que el grupo –como de costumbre– movió a todo el público a su antojo con sus melodías tropicales.

“Si había tres horas para grabar saxofones, Migue resolvía lo suyo en una hora, era un musicazo”, recordó Rafa Vargas, percusionista de Sonámbulo y productor de La Gambeta.

“Es una noticia terrible para nosotros, había muchísimos planes de música, con distintos proyectos, en los que Miguel fue clave para todos nosotros. Era un persona muy optimista y era muy trabajador. Creo que él dejará un vacío”, comentó Vargas.

Recientemente Miguel Vega y su hermano Mario retomaron el proyecto La Gambeta, con el que pretendían grabar un disco corto y presentarlo el 2 de noviembre en México, en el Día de Muertos.

“Miguel grababa en una sola toma saxo, percusión, batería, era un multinstrumentista de primera. Creo que el legado de Miguel era enorme, era el más joven de Sonámbulo pero una persona muy aplicada y entregada en todo lo que hacía”, agregó Vargas.

“El tenía la luz consigo, él podía calmar a la gente, tenía una habilidad para unir personas, era un puente entre personas de distintas procedencia y generaciones", recordó Javier Arce, cantante de Cocofunka.

"Era un ejemplo, nunca se intimidó por el sistema y se inventó sus propias reglas para trabajar y vivir en este mundo. Estamos hablando de uno de los hombres más talentosos que ha habido en Costa Rica, no se puede remplazar por su talento y su habilidad. A nosotros nos cambió la vida”, agregó Arce.

Carrera

Miguel Vega Rojas nació el 29 de diciembre de 1986, en una familia religiosa y dedicada al arte. Desde joven aprendió a ganarse la vida como músico, poniéndole ritmo a obras de teatro, obras de circo o a lo que pasara en la calle, que tomó como su escenario en varias ocasiones.

En su adolescencia tocó junto a su hermano Mario en el grupo Mekatelyu, al mismo tiempo que fue insertándose más en el mundo del circo. Su escuela fue la calle y ahí fue donde conoció a algunos de sus mejores maestros, entre ellos, a los músicos con los que fundaría Sonámbulo en el 2006.

Junto a este grupo emblema de la música nacional grabó tres discos: A puro peluche (2009), Psicosonorama (2014) y Domitila y su jardín (2018), en los que quedaron registrados sus talentos interpretando el saxofón tenor. En el escenario tampoco se guardaba nada.

“Migue improvisaba siempre, no hacía dos chivos iguales. Parte de la magia de Sonámbulo es la sorpresa y Migue aportaba muchísimo de eso”, comentó Antonio Rodríguez, mánager del grupo.

Fue por las ganas de trabajar más junto a su hermano Mario que Miguel fundó La Gambeta, un grupo en el que le daba forma a sus múltiples influencias. Miguel se encargaba de la música y su hermano de las letras.

“Migue pensaba mucho en escenas, en acción y musicalizar una imagen antes que hacer una canción. La Gambeta estaba basado en las influencias de él del afrobeat, ska, la cumbia, y el funk y llegaba hasta la música electrónica, es súper enérgico el grupo y tiene mensajes de paz y no violencia. Es una pena... No queremos abandonar el proyecto, creemos que continuar puede ser un gran homenaje a Migue”, contó Rafa Vargas.

Vargas no descarta que se le haga un concierto de homenaje a Miguel, aunque aún es muy pronto para definir detalles. Lo que sí está claro es que Vega será recordado con mucho cariño por sus colegas.

“Él vivió la vida al máximo, las lecciones que él acumuló y pudo contarnos, pues, solo él. Hay una enseñanza en esto para todos nosotros, para no dar lo que tenemos por sentado y siempre tratar de aprovechar al máximo lo que hacemos", señaló Javier Arce.