Depende de a quién se le pregunte, Los Reverbs son algo distinto. Si hablamos a El Indomable –ese vocalista que siempre tiene la barba mal cortada y suda alcohol–, es un grupo formado en 1975 entre andanzas bohemias, tragos de chirrite en algún bar josefino y cigarros Savoy.
Si se le pregunta a Óscar Herrera, que nació en 1981 y siempre plantea un concepto antes de iniciar un grupo de música, Los Reverbs es un ejercicio de memoria. La estética visual y sonora del grupo es una forma de celebrar a los músicos de rock tico que mataban chivos en cantinas y aprendieron a tocar cumbioas para mantener al público contento.
El nuevo álbum de Los Reverbs, titulado Indomables, es una muestra de todo ese mundo que algunos ya dejaron atrás y otros apenas empiezan a conocer, el mundo de los chinchorros y los cantantes con filin, esa Costa Rica vintage que los músicos ticos no visitan muy a menudo.
Óscar Herrera fue quien en el 2014 se propuso formar un grupo nuevo, que recogiera ese sentir de antaño y ahora presentan un álbum que recoge ese viaje por el pasado. Más que una meta, las ocho canciones del primer álbum de Los Reverbs son el resultado de un año y medio de hacer conciertos y vivir la vida de "indomables".
El álbum se presentará este viernes 13 en el bar josefino Amón Solar (400 norte del Auto Mercado) a partir de las 9 p. m. Las canciones ya se pueden escuchar en Spotify y YouTube y comprar Bandcamp.
Ficción de verdad
Indomables es el resultado de año y medio de fogueo en los escenarios. Al escuchar canciones como Vendaval o Cualquiera es inevitable imaginarse a Los Reverbs en una cantina cantando a una sola voz con el público.
Herrera quiso evocar esas imágenes y por eso, tocar con otro músicos, foguearse y vivir esa vida de rocanrol criollo fue fundamental, para meterse en los personajes.
Así, Óscar Herrera aprendió en la calle a ser El Indomable, Gabriel Gutiérrez se transformó en Il Gábolo y Pablo Quirós en Il Pábolo, su hermano menor; Marko Segura se transformó en El Condor del Perú; Alfonso Araya en Fonsi; y David Chavarría en La Tapia.
En el escenario, el conjunto se ganó buena fama por sus enérgicas canciones y mala fama por todas las cosas que decían en medio de ella
“Cuéntame es una canción que trata de un trío amoroso”, explica Óscar Herrera. “Terminó siendo un asunto de un trío con un caballo por un chiste que hizo Alfonso en el escenario. En el momento fue muy gracioso porque Marko remató el comentario con un sonido de un caballo, fue una tontería que se hizo grande”, agregó Hernández.
Esa jocosidad de los conciertos se transmite en el álbum Indomables, aunque Herrera sabe que trasladar la esperiencia del mundo real al digital, no es tarea fácil.
Los videos que promocionan el álbum –Vendaval y Cualquiera– han querido extender esa idea de que las presentaciones del grupo solo existen es casettes de VHS escondidos en algún sótano.
“Con el disco tratamos de llegar a un punto medio para una obra independiente a todo lo que pasa en el concierto, pero mantuviera algo de la espontaneidad, nos guardamos algunas cosas para el show”, comentó Herrera.
En los espectáculos de Los Reverbs es fácil entretenerse con los chistes, con los temas de las canciones, con los movimientos de los músicos e incluso con sus vestimentas.
“Es como ver una película: si la historia es buena firmás el contrato y te metés en ese mundo. El cine es disfrutar un mundo de mentiras y un concierto peude ser eso también", señaló el vocalista.
Saber que es una banda ficticia la que está en frente, solo le agrega una capa más de humor.
”Cuando termina el concierto se dan cuenta de que logramos apagarles el sistema límbico por un rato y en ese punto la gente lo valora más”, finalizó Herrera.