Cuando era agosto del 2009, Aterciopelados había lanzado su frase de reencuentro: “Vamos a volver para otro concierto”; Héctor Buitrago lo decía mientras recogía sus cosas; la grabación de dos temas en acústico acababa de de terminar.
Era viernes 14 de agosto. Ese mismo día tocarían en las instalaciones deportivas de la Universidad de Costa Rica, y él y Andrea Echeverri habían hecho un quiebre en su agenda para grabar la que fue la tercera sesión de
Los colombianos se tardaron un tanto en volver, pues será hasta el próximo 8 de abril entrante que reaparezcan. Y lo harán en el Teatro Melico Salazar.
Algo de agua ha pasado por el puente que transita Aterciopelados. Junto a los entrañables de siempre –Héctor, en el bajo y Andrea, guitarra y voz– están ahora Catalina Ávila (percusión) y Ricardo Fernández (guitarra).
Tras casi 20 años de andar juntos, los Aterciopelados se están lanzando a otras sonoridades. Por eso, una buena parte de sus clásicos sonarán en el Melico Salazar con el vestido de nuevas versiones.
Y hay algo más: servirá este concierto para mostrar parte de lo que a Andrea Echeverri le está pasando: un encuentro de sus capacidades que han desembocado en su segundo disco solista.
Con Andrea Echeverri al otro lado del teléfono,
Este disco tiene un grito de independencia. Es la primera vez en 20 años que me decido a aprender cómo usar el computador y el Pro Tools; y los micrófonos y los botones. Entonces, todo el disco es hecho aquí en mi casa; producido por mí, grabado por mí, editado por mí y casi todo tocado por mí. Que el ritmo lo lleve una chica para mí ha sido un descubrimiento.
Me explico: cuando salió
Pues a mí el otro día se me ocurrió una cosa: que ya no hacemos
¡Verdad! Eso está bonito porque tiene algo también de Tierra...
Exacto, la Madre Naturaleza.
Claro que son parientes. En los
Sobre todo eso. El primer disco igual lo produjo Héctor que me escuchaba; como que se ponía en mis oídos pero es muy diferente a hacerlo yo sola. No es que para mí esto ha sido una cosa muy, pero que muy, importante. Como una felicidad, como un descubrimiento. No, yo estoy que salto en una pata porque hice lo que yo quería y no sufrí.
Es que en Aterciopelados se manejan unos niveles de perfección... es que Héctor es superperfeccionista y yo a veces sufro mucho aunque igual gozo. Y en este disco (el
Sí, sí, tiene mucho de eso. De pronto en el próximo disco que me embarque voy a ser más exigente, pero en este yo estaba feliz de aprender a
Creo que fueron muchas cosas. Yo ni siquiera soy música de academia, estudié 20 años música en la escuela de los escenarios, de la vida, de la carretera y del avión. Y luego de 20 años sentí que, finalmente, yo ya podía hacer la vaina sola... ¿qué demoré? Pues sí; pero lo hice. También fue aprendiendo hartas cosas en el camino.
¡Ay! Yo sé hacer canciones. Y he aprendido a hacer unas canciones más chéveres (buenas), con sentido y con profundidad y como con poder. Siento que ahora cada canción es como un mantra, un conjuro para decírmelo a mí misma primero, porque esta vida es durita y toca ayudarse con lo que haya por ahí. Y las canciones son bien poderosas.
La defensa del amor (lo dice como una reflexión). Eso también es muy femenino. El amor está por encima de otros poderes arrasadores.
Ah, ese disco es bien chévere.
Esa (grabación) fue de las primeras en que vi que yo podía empezar a sonar sola. Veinte años llevo resonando con una banda, y en un momento sentí la necesidad de sonar como mi mamá.
“Ella coge una guitarra acústica en una fiesta y se echa su canción que para mí eso no era muy cómodo, porque yo siempre iba a ensayar con un poco de músicos.
“Por esa época que grabamos eso con su merced (
Es que cuando yo escribo canciones no escojo sino que así me sale. Su merced no escoge ser distante, y a mí me fluye ser yo misma.
Esa es otra de las cosas que disparó el gatillo. Empecé a hacer este proyecto quizás hace cinco años, muy lentamente. Grabábamos a veces los fines de semana, y a comienzos del año pasado me senté a escuchar lo que tenía, y en una canción que se llama
“La oí cantando en media lengua y dije: ‘Virgen, este proyecto hay que terminarlo ¡ya!”.
Sí, ¿y sabes cuál otro factor disparó que yo hiciera este disco? Richard Blair ¿Si sabes quién es?
¡Exacto! Richard mezcló
“Y como tengo hartos amigos músicos, pensé en terminar el disco así, con músicos invitados. Y él me dijo: ‘No invite a nadie o se va terminar pareciendo a todos. Hágalo sola, usted puede, usted tiene una cantidad de cosas que explorar y que compartir’. Y pues lo hice, yo le agradezco por eso al Richard.