“Me siento como en el cielo. Canto de todo, merengue, salsa, de todo... pero estar con la Sinfónica ha sido... Es otro sentimiento, totalmente”, confesó la artista Jenny Solano durante el primero de sus ensayos con la Orquesta Sinfónica Nacional, este lunes. Esa mañana, cantó una canción muy querida del maestro Paco Navarrete; todo el repertorio del concierto tendrá acento tico.
Jenny Solano, Sandra Solano , Ricardo Padilla y Maykel Vargas se unirán con la Orquesta Sinfónica Nacional para las dos noches del concierto Bolero sinfónico ( dirigirá Marvin Araya , acostumbrado a estas fusiones en la Filarmónica). Piezas como Me quedo callada , Recuérdame y El amor se va reverberarán en el teatro el jueves y el viernes.
Para los cuatro cantantes, será la primera vez que interpreten estos clásicos románticos con la orquesta. Será una exploración que, como ha hecho con el jazz latino y la bossa nova , ampliará el lenguaje musical del ensamble.
Esta ocasión tendrá una melodía muy familiar. “Considero que el bolero es el alma de los latinos. Empezás a escuchar los ritmos africanos que te van moviendo... es como el latido de tu corazón. Hay un matrimonio entre el latino y el bolero”, asegura Padilla.
El Teatro Naciona l albergará los conciertos, que se conforman íntegramente de composiciones de boleristas nacionales: Ray Tico, Otto Vargas, Paco Navarrete, Ricardo Mora, Marielena Pozuelo, Ricardo Padilla, Fernando Castro y Álvaro Esquivel (este último, Wálter Flores y Carlos Guzmán realizaron los arreglos).
La entrada para ambas presentaciones cuesta ¢10.000 y se puede adquirir en la boletería del Teatro Nacional y en su sitio web: www.teatronacional.go.cr .
Regreso. Cada canción requiere que su cantante se acerque con nuevos ojos, aunque algunas, como Eso es imposible y Puntarenas , lleven décadas en nuestras radios. Sandra Solano, quien ha cantado por 40 años en escenarios dentro y fuera del país, se veía emocionada, casi nerviosa, cuando fue su turno al micrófono.
“Decir el Teatro Nacional es mucho respeto; decir Sinfónica Nacional es decir mucho respeto también. Para una cantante, es la culminación de una carrera muy larga, en mi caso, de 40 años. Al llegar al Teatro Nacional, me siento servida con Dios”, comentó Solano.
Lo que más disfruta es que todo sea tico y que su garganta aún le permita esta prueba. Además, que todo sea tico: “Lo nuestro es mejor y nosotros tenemos mucho talento”.
“Cuando estaba chiquitillo, nos llevaban de la escuela al teatro, entrábamos de la mano, veíamos el billete de cinco colones, nos llevaban al escenario... Yo soñé con que algún día me a presentaría allí”, recuerda el cantautor Padilla.
Tras casi tres décadas de carrera en México, regresó al país y se ha presentado dos veces allí; no obstante, esta será la primera noche con la Sinfónica. “Me siento muy motivado porque quería hacer algo. Estaba adormilado como pez en un estanque”, afirma.
La forma de reactivarse será un auténtico trabajo de rescate. “Creemos que el bolero fue un género muy apreciado, muy querido por toda Latinoamérica y Costa Rica no fue la excepción”, dijo Guillermo Madriz, director del Centro Nacional de la Música.
Madriz ve este programa como una oportunidad para recuperar el trabajo de compositores que, desde mediados del siglo XX, enriquecieron el panorama musical tico. Las orquestas de la época desempeñaron un papel fundamental en la difusión de este género, nacido en Cuba y hecho patrimonio latinoamericano.
Desde los años 30, el avance de la industria discográfica y cinematográfica mexicana por toda América Latina propagaron un género que encontró sabores locales en cada país que tocó. Ricardo Mora, por ejemplo, grabó su Noche inolvidable por primera vez en 1939 –en este concierto la cantará Jenny Solano–.
Rafa Pérez, Gilberto Hernández, Ray Tico y tantos otros cantantes ticos se apropiaron de sus melodías y de los clásicos de América para popularizar el género en nuestro país, que ha sobrevivido en voces como las de los protagonistas del programa Bolero sinfónico .
“Tienen una particularidad nuestros boleristas, es ese sentimiento que encontrás pocas veces en las canciones. No son letras complejas, pero llevan un sentimiento, una conexión muy directa con el público”, considera Maykel Vargas.
El matrimonio entre bolero y orquesta resultó enriquecedor también para los arreglistas. Como dice Álvaro Esquivel: “No es para nada un género que desmerezca la orquestación clásica; más bien, lo apoya, lo dignifica”. Para que Ricardo Padilla estrene en el concierto, Esquivel escribió Alma de bolero , un poema de agradecimiento del cantante a sus seguidores durante tantos años.
“Ambos conciertos serán grabados para una futura posproducción y realización de un disco compacto. Será una buena manera de posicionar este tipo de música y siempre buscamos poder llevar nuestra música fuera de nuestras fronteras”, explica el director. El álbum podría estar listo para diciembre.
Como sea que se vea, el bolero es el género de la intimidad. En compañía de una orquesta, el cantante debe extraer de sí una pasión que fluye con letras consagradas al enamoramiento y también al frenesí.
“El bolero es muy personal. Siento que el bolero es para dos personas”, comenta Padilla. Poco después, volvió a la sala de ensayos para practicar Alma de bolero . Con el puño en alto y los ojos cerrados, parecía imaginarse en la oscuridad del escenario, rodeado de luces y frente a un público entregado al recuerdo.