El espíritu musical de Cañas es tan inmenso que la Banda Antonio Obando Espinoza debe dividirse en dos.
Por un lado, están los músicos que se preparan para presentarse en el Festival de la Luz este diciembre y por otra parte existe una especie de banda B en la que se preparan a los futuros representantes artísticos del cantón.
“Es una emoción muy grande, porque desde pequeños hasta grandes tenemos la ilusión en común”, dice Hirám Calderón, director de la agrupación.
La banda Antonio Espinoza se prepara con fuerza para esta y muchas más ediciones del Festival de la Luz al mismo tiempo. Un largo viaje los espera desde su cantón hasta la ciudad josefina –más de 160 kilómetros–, “pero no importa la distancia porque tenemos muchas ganas de estar allá y disfrutar para seguir creciendo”, augura el director.
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Largo y valioso recorrido
Este es el cuarto año consecutivo en que los cañeros se agrupan en tres buses cuyo destino es común: las luces de San José.
En total, son 150 personas las que integran el comité de representación para el festival de este año (incluyendo los veintidós bailarines folclóricos que traerán los guanacastecos) así que la multiplicación de la emoción se siente desde ya, tal cual confiesa el director Calderón.
“En el cantón hay una felicidad muy grande. Se han hecho muchas rifas, tardes juveniles y ventas de desayunos para poder ayudar económicamente y que podamos ir. Antes de llegar a San José, hemos trazado una ruta de presentaciones en Nandayure, Cañas, Colorado, San Mateo, Jacó y otros lugares que nos aportan en lo económico y en la alimentación. Ir al Festival de la Luz nos lleva a una inversión importante, pero también es importante y simbólico estar ahí, porque desde que llegamos no hemos hecho más que subir de nivel”, analiza Calderón.
El conductor reitera cómo el roce con otras bandas los ha hecho reflexionar y depurar su nivel artístico. La ambición por aumentar la calidad musical los ha llevado a construir un proceso de largo plazo con los músicos de la escuela Antonio Obando, institución que es la raíz de la banda.
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“Por eso tenemos algo así como dos bandas. La banda de niños de la escuela que va de kinder hasta tercer grado, y la banda grande que va con miembros de quinto hasta egresados que ahora están en la universidad. Hay gente de 10 años hasta algunos de 25, y esa mezcla de la experiencia con niños hace un convivio muy especial y muy alentador”, señala Calderón.
Para las presentaciones de fin de año, la banda se alía con la Compañía Folclórica Caña de Azúcar, agrupación que ha representado al país en distintos eventos internacionales.
“Junto a ellos sentimos un gran apoyo, un gran orgullo por el nombre del cantón. En 1984 se creó la banda, pero era algo muy pequeño, algo tipo ‘bandita’. Desde el 2010 hicimos este proyecto más formal que nos ha rendido y nos ha dado frutos. Nos preocupamos por mejorar lo musical, lo visual, las coreografías, el nerviosismo... En el 2015 tuvimos la primera prueba del Festival de la Luz y desde ahí hemos sentido las mejoras”, afirma Calderón.
Los 150 integrantes de la agrupación prepararon un repertorio navideño para el festival josefino. Durante el año, Calderón es feliz poniéndolos a tocar música de Metallica, Pharrell Williams, Justin Bieber y hasta bandas sonoras de películas. Recientemente, el tema de la franquicia Avengers fue uno de los más solicitados por el cantón, aunque el cambio de repertorio los mantiene satisfechos.
“Ahora ya estamos en modo navideño y es algo muy lindo porque es un sentimiento diferente. Para nosotros es una época especial y seguimos soñando con estar más años y poder alcanzar un mejor nivel conforme pasan los meses. El sentimiento es el mismo en todos, sin importar que haya que viajar largo porque esto nos hace felices”, finaliza Calderón.