El ‘Sombrero ajeno’ de Dionisio Cabal es una aventura por rescatar la música criolla

El quinto disco como solista del historiador e investigador costarricense exalta canciones representativas de nuestra cultura.

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Amante del rock and roll, apasionado por la historia, la cultura y el folclor. Dionisio Cabal Antillón ha dedicado más de la mitad de su vida a la investigación y a la música.

Además, es uno de los responsables de que la identidad costarricense se mantenga viva a partir de un cancionero propio que ha usado para reflejar la idiosincrasia del campesino tico, del trabajador, del maestro o del artista.

Recopilar es uno de los pilares fundamentales de su labor. El músico nacido en 1954 es hijo de poetas, así que el arte ha sido parte de su vida desde siempre, es por eso que tiene esa sensibilidad tan particular para buscar, para encontrar y compartir.

Así lo hizo recientemente con el estreno de su disco Sombrero ajeno, donde realizó una compilación de canciones prestadas. El álbum lo estrenó el 15 de setiembre, día en el cual Costa Rica celebra su Independencia, una fecha justa para recordarnos que es hacia nuestro ser, a nuestras montañas y fincas donde debemos de volver la mirada para reconocernos y encontrarnos.

El nombre del disco obedece a un dicho de antaño cuando los señores afirmaban que “saludar con sombrero ajeno” era cuando alguien se adjudicaba el mérito de otros.

Sin embargo, el trabajo de producción de Dionisio no lo realizó para echarse flores, todo lo contrario, lo hizo para rendirle homenaje una vez más a las músicas que nos identifican.

“Las canciones son una buena parte compiladas por mí, son canciones desconocidas, otras incluso anónimas y algunas de autores conocidos pero que fueron totalmente relegadas al olvido", explicó Cabal.

Son 11 temas los que componen el álbum. Desde poemas musicalizados hasta una que todos los ticos conocemos: Caña dulce.

El viaje sonoro se realiza entre piezas de Orlando Chinchilla, un poema del colombiano Candelario Obeso, una canción de un sacerdote con buen humor, otra de Carlos Macha Madrigal, una más de José Ramírez y otras que fueron recopiladas por colegas de Cabal en años anteriores.

"Trabajé con Emilia Prieto desde que yo tenía 20 años y hasta su muerte en el año 1987. Desde entonces fui entendiendo la importancia de la defensa y del estudio del acervo de la música; en mi caso yo era un chavalo amante del rock, y lo sigo siendo, pero de su mano entendí que había algo que debía de atenderse en temas de cultura y reconocimiento.

"Cuando superé los 20 años fui realizando el trabajo de manera más metódica, más aplicada; empiezo a buscar no solo las canciones sino la información sobre ellas. He dedicado muchos años a dilucidar por medio de la fijación fáctica qué materiales son nuestros, cuáles prestados, cuáles adaptados o los que son espurias que no nos pertenecen”, recordó Cabal sobre sus inicios en la lucha por preservar el patrimonio musical de Costa Rica.

Sombrero ajeno cuenta con la complicidad del joven guitarrista Carlos Monge Jara; él y Dionisio se encargaron de la musicalización de las canciones prestadas. Los artistas buscaron mantener el sentido de las piezas, de no variar la línea melódica ajustando los temas a las capacidades vocales de Cabal. Es un disco que cuenta con una sencillez romántica.

“Otros podrán luego tomar esas canciones y cambiarlas, pero por lo menos ya quedó el registro de cómo son realmente”, explicó el compositor sobre la importancia de que la producción fuera apegada a las versiones originales que nunca se habían grabado porque en los pueblos se canta, no se entra a un estudio.

Este es el quinto disco como solista de Cabal, antes había sido parte del grupo Cantares junto a Aurelia Trejos, Juan Carlos Mena y Fernando Mena. Con dicha agrupación produjo más de 14 discos que también se encargaban de la proyección cultural costarricense. Sombrero ajeno está a la venta en librerías Lehmann.

–¿Por qué estas canciones?

–Porque algo tan conocido como lo es Caña dulce refleja la visión ética del costarricense promedio de finales del siglo 20. Mientras yo tenga con qué trabajar, una casa dónde vivir con decoro, a quién amar y que me quiera, ¿para qué más? Esa canción es una síntesis de aquello a lo que el costarricense histórico aspiró antes de que fuéramos atacados por la sociedad que nos convirtió en consumidores antes de ser cooperadores.

Llamado de atención

“Hay que ir haciendo acopio de las expresiones culturales, también en la gastronomía, la danza, la literatura, la expresión oral.

"Llegará el momento en que alguien tenga la suficiente luz y el poder transformador para que la agenda curricular de la escuela costarricense se transforme y ponga a los ticos a conocer Costa Rica por su esencia, por los elementos que valen la pena”, dijo Cabal sobre la importancia de su trabajo.

Afirma el artista que en las canciones se refleja la cosmovisión costarricense así como en los refranes se muestra la filosofía del tico ante la situaciones de la vida. Es necesario, dice, que el pueblo se conozca a través de la retroalimentación de lo que el mismo pueblo produce.

“La riqueza humana consiste en la variedad universal. Decían los griegos que la música es la hermana del alma, así que en la manera de cantar de un pueblo está reflejada su alma. La música es sencillamente indispensable para la sociedad”, aseveró el también productor, locutor, comunicador y escritor.

Cabal asegura que en nuestro país hay artistas que, como él, se avocan al rescate de nuestra identidad. “Rescato los trabajos de Manuel Monestel, Guadalupe Urbina, Rodrigo Salazar Salvatierra, Evelio Granados, María Mayela Padilla o Jirondai; no estamos tan desarmados”, dijo el músico.

Aprovechó Cabal para hacer un llamado de atención a las autoridades encargadas de la cultura para afirmar que debe de haber un trabajo más intenso y extenso en la enseñanza y promoción de las artes.

“Nuestro Ministerio de Cultura no lo es, es un ministerio de promoción de las artes –que en ese sentido ha hecho cosas muy buenas, excelentes– pero debería de estar avocado a otras tareas con el Ministerio de Educación que debería de trabajar por el estímulo y la formación curricular desde el kínder hasta la universidad”, explicó Cabal.

Mientras tanto, él con sus trabajos, con su recopilación, música original y promoción de la cultura seguirá defendiendo la identidad del tico, seguirá trabajando porque los ticos nos conozcamos desde adentro para que por medio de la música viva aún más el orgullo de ser costarricense.