El colombiano Camilo rompe las reglas y lo invita a abrazar su música honesta y feliz. ¿Se atreve?

El artista abre puertas en la región centroamericana con sus temas sinceros, románticos y bailables. Recientemente estrenó el sencillo ‘No te vayas’ y lo presentó en Costa Rica.

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Con una energía cargada de positivismo, mucho romance, saborcito colombiano y combinaciones de ritmos y géneros como el urbano y el pop, el joven artista Camilo presentó hace unas semanas su música en Costa Rica por primera vez.

Camilo de 25 años y nacido en Medellín contagia a sus seguidores, a quienes llama cariñosamente tribu, con sus canciones románticas y también divertidas. Aunque ya tiene una amplia trayectoria como compositor de otros artistas (Becky G, Natti Natasha, Sebastián Yatra y Mau y Ricky), con el tema No te vayas llegó a abrir nuevas puertas en la región centroamericana y también en México.

En entrevista con Viva, Camilo habló de lo que significa la música en su vida. Asegura que es algo mucho más profundo que solo posiciones en las listas de reproducción. A continuación un extracto de la entrevista:

No te vayas tiene ese saborcito colombiano, pero también es un guiño a sonidos pop y urbanos, ¿cómo logró esta combinación?

–Lo que me gusta tanto de esta canción es que habita en lugares muy interesantes de los sonidos actuales pero no dejo de ser yo mismo. Como artista es un juego interesante el cómo lograrlo sin olvidarme de mí; en el caso de la música urbana es parte de mi raíz y me encanta, así como la música colombiana que será siempre parte de mí. Los experimentos que hicimos en la canción son naturales, me encanta que No te vayas sea el punto de partida de esta puerta que se abre en la región. El tema está lleno de amor, es limpio, muy sensual e íntimo.

–Se ha destacado como compositor para otros artistas pero ¿cómo ha sido ahora esta faceta interpretativa?

–Hace año y medio retomé mi carrera como intérprete con la canción Desconocidos junto a Mau y Ricky, había hecho un alto porque quería escribir y producir. Ahora me siento como un artista nuevo con dos años de carrera aunque en Colombia llevo más de 10 años pedaleando por un sueño; sin embargo, esa frescura, esta renovación de morir y volver a nacer artísticamente es fantástico.

–¿Cómo ha sido la recepción de su trabajo en la región centroamericana?

–Muy honesta, muy bonita. La conexión que está generando mi proyecto ha sido más allá de solamente resultados de números de la canción y si es exitosa o no. Para mí no es abrir un mercado, es abrir una relación humana entre la tribu que está escuchando lo mío y yo.

–¿Por qué siente que se da esa conexión?

–Por la honestidad, sin duda, no por la calidad, porque aunque creo que mi propuesta persigue la excelencia, hay gente mucho mejor que yo. La conexión nace de la honestidad de mi propuesta y de la identificación no solo de la música, los mensajes y las canciones, sino con la identificación de lo que ha significado mi vida y mi proceso hasta llegar aquí y la gente en su propio proceso.

–¿Es un tema de identificarse y relacionarse con los demás?

–Estoy absolutamente convencido de eso. La gente necesita conexión humana más allá de ser espectadores o de compararse en qué tanto soy o no soy algo, siento que hay una sed no solo de buenos mensajes –porque los malos mensajes también me encantan mientras sean honestos– pero estamos en un momento de desconexión total debido a las redes sociales o al Internet, hay mucha necesidad de un abrazo.

–La tecnología nos acerca, pero también crea algunas barreras...

–Claro, pero me alegra mucho el resultado de esta respuesta que te voy a dar, aunque a la vez me asusta. En la calle una persona me dice regálame una foto y yo le digo que escoja entre una foto y un abrazo, muchos piden la foto porque esa interacción humana tiene sentido en tanto que los demás sepan que sucedió y en tanto quede el registro de la foto; sin embargo, me sorprende la cantidad de gente de mi tribu que tira el teléfono largo y se deciden por el abrazo, por ese fresquito que da en el corazón.

–¿Por qué se refiere a sus seguidores como su tribu?

–Porque me siento parte de ellos, es una relación horizontal. Somos una comunidad más allá de pensar en que miren qué chévere soy porque es muy fácil caer en eso; mi ego muchas veces quiere que sea de esa manera, pero en realidad creo que la relación que surge es más de que ustedes me están experimentando a mí y yo los estoy experimentando a ustedes. Es una simbiosis.

–¿Qué le deja esa simbiosis?

–En la medida de que mi carrera y mi propuesta tengan al amor como vehículo todo es para bien. Cuando uno es honesto, la gente te responde con honestidad, pero cuando el vehículo es el amor todo el amor que entregas te drena, pero el que te dan de vuelta te llena. Es una relación productiva, bonita y sobre todo me da combustible para seguirlo haciendo. Si todo esto se tratara de qué tan grande o top puedo ser, sería muy aburrido; yo vengo por otra cosa.

–Ese sería el camino sencillo...

–Es más fácil, pero el resultado de lo sencillo no creo que sea el camino a la plenitud y yo voy por la plenitud. Yo quiero ser feliz con lo que estoy haciendo porque sino prefiero quedarme en la casa sembrando tomates.

–Su vibra es muy natural, ¿así quiere que sea su música?

–Que sea una invitación a dejar de uniformarse y dejar de creer que las cosas tienen que hacerse de cierta manera. Desde que agarré mi proyecto me pregunté qué quiero que me digan que nunca me dijeron y pensé en por qué no lo decía yo. Tengo ganas de hacerlo y en la medida de la honestidad lo hago porque me hace feliz.

–Al principio de la entrevista usted me preguntó si yo era feliz, ahora le devuelvo la consulta: ¿es feliz?

–Profundamente, en este momento me siento la persona más exitosa del mundo, no puedo creer todo lo que estoy viviendo. Vivo en muchas escalas de felicidad, no estoy de número uno en las radios o en los videos más vistos, pero estoy por otra cosa porque sí estoy de número uno en el corazón de un par de personas que abracé, ahí yo tengo lo mío. Quiero seguir haciendo música no porque necesite recursos sino porque este proceso me llena.