17agosto2011 7pm Antiguo Banco Anglo, Av Central. Parte del Festival de Msica Credomatic. Catherine Braslavsky y Joseph Rowe. Maritza Toruo Sequeira es costarricense y particip declamando. /Juliana Barquero (Juliana Barquero)
Un viaje místico, con cantos que tocaron la fibra de un centenar de costarricense, fue lo que ofreció ayer el dúo francés, en las instalaciones del antiguo Banco Anglo Costarricense, en el corazón de la capital. La cantante Catherine Braslavsky y el instrumentista Joseph Rowe integran el conjunto.
Las ganas de entrar eran muchas, tanto así que media hora antes del recital, las 100 entradas disponibles estaban agotadas, lo cual generó molestia entre los melómanos que se quedaron por fuera.
Con una puntualidad ejemplar, el dúo apareció a las 7 p. m.; primero se escuchó un tambor metálico tibetano, cuyo sonido se extendió por todo el lugar.
Desde ese primer instante, el centenar de personas que logró ingresar se dejó seducir por la dulce voz de Braslavsky.
Junto a los invitados apareció Maritza Toruño, actriz que tenía la misión de introducir los cantos; a veces, explicó su origen y, en otras, sus temáticas.
Ante una petición de los mismos músicos, el recital se realizó sin interrupciones entre cada interpretación. Eso permitió crear una atmósfera casi espiritual; hasta que unos gritos desde el exterior se filtraron por las puertas: “¡Queremos entrar, queremos entrar! Era un grupo de costarricenses que clamaban por escuchar a los franceses.
Pese a sus súplicas a todo pulmón, las disposiciones de seguridad de los administradores del edificio solo permitieron el ingreso de 100 personas.
La voz de la francesa llenaba cada rincón; sus versos en arameo eran capaces de ser entendidos por los presentes; nadie dudó de la belleza de la música.
El público, conformado por asistentes de edades muy diversas, supo respetar las disposiciones de los organizadores; quizás casi hipnotizados por esa voz dulce, capaz de penetrar hasta lo profundo del alma. ¿Cómo no sentirse seducido con un canto que despertaba sensaciones difíciles de explicar con palabras?
Para los esposos y músicos, la presentación en este concierto, parte del XXI Festival de Música Credomatic, no era un simple recital; para ellos se trataba de algo más espiritual. Los ojos cerrados, como en un estado de la más absoluta conexión con la música que interpretaban y con quienes la crearon cientos de años atrás, en pueblos de diversas creencias, a las orillas del mar Mediterráneo.
Pero en medio de esos cantos, de lenguas extrañas y seductoras, aparecieron versos que ofrecieron una idea de cómo se hablaba el castellano hace unos ocho siglos atrás.
Con el pasar de los minutos, Braslavsky y Rowe también dieron muestra de su habilidad para interpretar diversos instrumentos, algunos verdaderamente curiosos y atractivos para la vista, como el dulcimer y bendir.
La labor de Toruño fue elemental para un mayor entendimiento de las obras, como al explicar que
El final estaba cerca, el sonido del tambor en manos de Rowe guiaba la voz de Braslavsky, quien entonaba
A las 8: 12 p. m.