Numerosas referencias clasifican al disco In the Court of the Crimson King (octubre de 1969), como el primer trabajo que cabe formalmente dentro del amplio cajón del rock progresivo.
El camino recorrido desde aquel debut de King Crimson, hasta el “progre” actual, es vasto y se extiende por varios senderos. Hilando más fino, es un hecho que aquella criatura gestada por el inglés Robert Fripp causó una cosecha musical amplia de proyectos derivados: 21st Century Schizoid Band, League of Crafty Guitarists, California Guitar Trio, Adrian Belew Trio y otros.
Esta semana, Costa Rica recibió a la banda Stick Men, integrada por una terna de músicos provenientes de esa misma senda. Es notoria la similitud en el estilo de Crimson en sus obras: en las afinaciones o disonancias, en los cambios bruscos de métricas, las armonizaciones, las estructuras-desestructuradas y hasta en el atrevimiento experimental de las composiciones.
El grupo tiene un formato irrepetible y su sonido está encabezado por el instrumento Chapman stick de Tony Levin, que incluye cuerdas de bajo y guitarra.
La touch guitar de Markus Reuter lo complementa a la perfección pues, entre los dos, se alternan no solo los registros bajos y los agudos, sino también las líneas melódicas y armónicas. Se podría decir que también cumplen con el rol rítmico, pues ambos instrumentos tienen personalidades múltiples.
Haciendo un paréntesis, es fácil entender la elección del dúo nacional Mimayato para abrir los dos conciertos, ya que este también tiene un formato particular, con un bajo (Abel Guier) y un contrabajo (Alberto Moreno) con labores complementarias que llevan a un muy buen resultado.
Volviendo a Stick Men, el baterista Pat Mastelotto cuenta con varios pads electrónicos para sumar a la fórmula múltiples secuencias y sonidos ajenos a la batería acústica. Con creatividad dibuja las líneas rítmicas a lo largo de todo el juego de tambores y platillos. Así, el baterista muta en un pulpo.
Con el ensamble sentado a la mesa, el resultado es de otro mundo. La integración musical es notoria, mientras que la división de labores resulta imperceptible. Son tantas las cosas que ocurren cuando los tres músicos ponen manos a la obra, que la pirotecnia proviene desde todas partes.
Aunque Levin es el líder del grupo, es Reuter quien suele dar la cara, apropiándose de la mayoría de los solos y siendo a veces quien mantiene la talla de las obras. Mientras tanto, el hombre del stick lleva los inquietos e inquietantes pasajes de los bajos que tanto lo caracterizan. Es una leyenda viva en vivo.
Por último, Mastelotto se suma con energía y fuerza, aunque a veces quizá con demasiada.
Con un amplio catálogo propio, Stick Men tiene mucho repertorio original que repasar en concierto, incluida la suite adaptada de cuatro movimientos de El pájaro de fuego , de Ígor Stravinski o una versión más pesada de Mirage , de Mike Oldfield.
Las dos horas de presentación, sin embargo, cuentan también con algunos bocadillos originales de King Crimson, entre ellas las adaptaciones de VROOOM VROOOM y Satori In Tangier , que inevitablemente terminan siendo las sorpresas más ansiadas y agradecidas por el público.
Las improvisaciones también son parte del set , aunque estas pueden llegar a convertirse en somníferos o más bien dejar abrumado o abotagado al espectador.
Como dignos ahijados de King Crimson, los músicos de Stick Men interpretan complicadas obras que podrían resultan irrepetibles, maravillosas y –por supuesto– sorprendentes. Sin embargo, también existe posibilidad de que, en conjunto, se vuelvan densas pues el trabajo de los tres músicos demanda una permanente atención auditiva y hasta visual. El esfuerzo, en ese caso, vale toda la pena.
Artista: Stick MenMiembros: Tony Levin, Markus Reuter y Pat MastelottoArtista nacional: MimayatoLugar: Jazz café EscazúFecha: 14 de mayoOrganizador: Jazz Café