Hay géneros y subgéneros que nacen a partir de un disco que, sin proponérselo, establece los cimientos para influir en el sonido de bandas y lanzamientos que vienen después de él.
En el caso del metal sinfónico, el Theli (1996) de Therion es considerado el punto de partida de un sonido que fusionó el metal con elementos orquestales y las voces operáticas.
El nombre de Christofer Johnsson (fundador de la banda) quizá no sea universalmente popular, pero en su labor compositiva hay gran mérito por su capacidad para mezclar dos mundos musicales que no están tan aislados como se podría pensar.
Con esa propuesta de metal sinfónico, su grupo ha visitado tres veces nuestro país, siendo la más reciente la de este viernes 25 de mayo en el Club Peppers.
La agrupación trajo consigo temas de su último lanzamiento, Beloved Antichrist, que salió en febrero pasado. En su extenso repertorio de más de 20 piezas, se incluyeron también clásicos, como Cults of the Shadow y To Mega Therion, entre otros.
No pude asistir a las dos presentaciones anteriores de Therion en Costa Rica, por lo que no puedo hacer una comparación directa, pero sí tengo la referencia de que la primera ocasión el grupo trajo un coro, mientras que, en la visita pasada (2010), se apoyó en una compleja escenografía de dos niveles.
En esta otra ocasión, en cambio, hizo falta ese agregado visual, más acorde a las evocaciones operáticas de algunos de sus temas. En cambio, no hubo más que una sobretarima en el escenario.
Lamenté también la ausencia de un tecladista que, al menos, manejara en tarima los samples de la instrumentación orquestal tan preponderante en las obras de la banda.
A nivel interpretativo sí hubo elementos positivos, empezando por la vocalista Linnéa Vikström.
Su rol pasa de la ejecución de soprano a algunas intervenciones guturales. Realmente solo ella tiene una presencia enérgica en tarima, opacando a la cantante lírica Lori Lewis y al enigmático Thomas Vikström.
En conjunto, el trío tiene muy buenos momentos, de grandilocuencia vocal, con polifonías realmente bien logradas.
A la vez, destaco el trabajo en la batería de Sami Kapinnen y la precisión de Johnsson en la guitarra rítmica.
Vale la pena rescatar también la presencia de The Devil como banda invitada.
El cuarteto integrado por músicos de diferentes nacionalidades tiene una propuesta muy original, donde las líneas instrumentales tienen el mismo protagonismo que los samples de grabaciones de discursos o diálogos que intervienen de manera permanente.
Cada tema tiene su propia personalidad y esta se remarca con la presencia de visuales presentados al fondo del escenario, con imágenes alusivas a desastres naturales, la carrera armamentista y acontecimientos de destrucción masiva, entre otros.
Por lo comentado anteriormente sobre el grupo estelar, me atrevería decir que al concierto le faltó la fuerza y los elementos visuales que podrían esperarse de un grupo en plena gira de su disco más ambicioso (y largo).
Sin embargo, ajustándose a lo que hubo en tarima, Therion supo elegir lo que su fanaticada podía haberle pedido. En ese caso, fue un concierto a la medida de sus seguidores fieles, aunque sin sorpresas ni sobresaltos para cualquiera.
EL CONCIERTO
ARTISTA: Therion
INVITADO: The Devil
LUGAR: Club Peppers
FECHA: 25 de mayo
ORGANIZACIÓN: Black Line Productions