Crítica de música: Achará en estreno envolvente

Felipe Pérez presentó Achará, su nuevo proyecto personal, en dos conciertos casi idénticos

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Un concierto podría consistir en la simple ejecución de lo que ya está grabado en estudio. Es decir, que se lleve al escenario exactamente lo mismo que ya quedó registrado en un álbum.

Eso suele ser lo previsible cuando se hace la presentación oficial en directo de un material que todavía no es de dominio general del público, de un proyecto que apenas se está dando a conocer.

Achará, en la primera presentación oficial de su disco debut, rompió esta norma y, en cambio, recetó una experiencia muy diferente a la brindada en su obra No hay horóscopo. A modo personal, diría que, inclusive, fue superior.

Las versiones en directo no solo tuvieron arreglos distintos a los escuchados en el trabajo lanzado en setiembre pasado, sino que, también, consiguen un sentimiento distinto, con mayor profundidad, en un ambiente sonoro envolvente.

Además, en concierto, se apreció mucho más ese carácter introspectivo y vocación oscura.

Achará es el nuevo proyecto solista de Felipe Pérez, vocalista y guitarrista de la banda nacional 424, quien anteriormente también había mostrado otra faceta solista, bajo el nombre FLPPRZ.

La distancia es larga entre su rostro más acústico y siempre nostálgico en formato de cantautor, con respecto a esta otra propuesta más experimental, cargada de sintetizadores y más armonías vocales.

Achará también se diferencia con facilidad de 424 en vivo, aunque en No hay horóscopo (en estudio) quizá los juegos de voces sí remitan a su papel como frontman de la banda de rock.

Su presencia en tarima también es otra. El carácter reflexivo de las canciones hace eco en Pérez no solo durante las interpretaciones, sino también entre un tema y otro, pues se le nota con mayor seriedad.

Si en esta faceta hay una especie de “personaje” teatral –de rostro maquillado y con ropa oscura–, calza bien con la puesta en escena, también oscura y bien acompañada por juegos de luces que acompañan con tino el aspecto sonoro, pero a la vez le aportan un poco al misticismo de las canciones.

También es notorio el trabajo sesudo detrás de esa todas las variantes sonoras y de arreglos para el concierto, trabajadas principalmente entre Pérez y el ingeniero Giancarlo Tassara (a cargo de la grabación, producción y mezcla del disco, así como del sonido en vivo).

En el repertorio se escucharon todos los temas del disco, pero además sorprendió la inclusión de una versión adaptada de Luna liberiana (Jesús Bonilla), con un interesante arreglo que se alineaba bien con el resto del repertorio original. Sonaron, además, dos temas inéditos que, si son preámbulo de próximo material, pintan realmente bien.

La participación de los músicos Diego Trika y Guido Fernández (ambos socios en Voodoo) complementa a perfección al líder del proyecto, con la repartición de las labores de guitarra eléctrica, bajo y percusión electrónica con un pad, mientras que Felipe administra las secuencias, toca guitarra acústica, eléctrica y bajo y un controlador midi.

Como apertura de los dos conciertos realizados la misma noche, participó como invitado el trío nacional El Tajo, que está dando sus primeros pasos en el hip hop. Su lírica se centra en relatos cotidianos de juventud, contados –de inicio a fin– con lenguaje coloquial. Se nota el entusiasmo del proyecto conformado por Rich Costa, X.A. Beast y Cueva.