Esta semana los cantantes Demi Lovato y Nick Jonas anunciaron la cancelación de sus conciertos en Carolina del Norte, como manifestación contra la ley HB2. Los músicos siguen los pasos de otros artistas y empresas que se oponen a la legislación que afecta a las personas transgénero.
Esta ley, conocida como ley del baño, fue aprobada en ese estado el pasado 23 de marzo y establece que las personas transgénero deberán utilizar los baños públicos de acuerdo al sexo con el que nacieron y no con el que se identifican, algo discriminatorio según la comunidad gay.
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— Demi Lovato (@ddlovato) 25 de abril de 2016
"La ley HB2 de Carolina del Norte es discriminatoria y extremadamente decepcionante, y le quita a la comunidad LGBT los derechos y protecciones más básicas. Pero no vamos a permitir que esto nos detenga en seguir avanzando por la igualdad y la aceptación", escribieron los artistas en un comunicado en conjunto.
El estado de Misisipi también aprobó recientemente una ley similar que permite a las empresas negar sus servicios a parejas homosexuales basándose en creencias religiosas. En ambos estados tanto artistas como empresas detuvieron sus proyectos.
Bruce Springsteen fue uno de los primeros en cancelar uno de sus conciertos que tenía programado el 10 de abril en Carolina del Norte, le siguieron otros como Ringo Starr, Pearl Jam, el grupo Boston. Además el Cirque du Soleil y Blue Man Group también lo hicieron.
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En Misisipi Bryan Adams y Sharon Stone anularon un concierto y la grabación de una película respectivamente.
Otros artistas no fueron tan lejos y continuaron sus espectáculos, pero los utilizaron como una manera de recaudar fondos para que la comunidad LGBT luche contra la ley, como lo hicieron el humorista Louis C.K., Cyndi Lauper y la agrupación Mumford & Sons.
En el sector empresarial, PayPal y Deutsche Bank detuvieron sus planes de expansión. Y la NBA anunció la semana anterior que no realizará su conocida exhibición All-Star Game mientras la ley continúe en vigencia.
Según la NBC, debido a esta ley el estado de Carolina del Norte podría tener pérdidas cercanas a los $186 millones.