Una de las voces más representativas de las música de los 90 e ícono de la fuerza femenina está de vuelta con un álbum que se ha descrito como su gran regreso.
Aunque la cantante canadiense Alanis Morissette nunca se ha ido muy lejos, este es su primer disco en cuatro años y con el que su nueva compañía discográfica esperar revertir la tendencia a la baja en las ventas de sus últimas producciones.
El nuevo trabajo lleva por nombre
Recordada como la voz rebelde y desgarradora de mitad de los 90, Morissette vive una etapa muy distinta, lo cual se refleja en esta producción, pero no quiere decir que haya perdido su estilo distintivo.
“Apoyar el próximo paso valiente de la gente es todo lo que me interesa”, confiesa la artista, en un comunicado oficial de su disquera. “Creo que esa es mi contribución –comprometerme musical, lírica y públicamente en la conversación sobre mi y nuestra humanidad–. Este movimiento hacia estar completos, más que la perfección o la bondad, y profundizar la intimidad, conexión y autenticidad, es una gran parte de lo que estoy aquí para contribuir”, agregó.
En esta nueva producción, Morissette continúa en su búsqueda por autenticidad, conexión emocional y sanación; esa es su misión en
“Por mucho prefiero escribir sobre lo personal en una forma concisa. Eso es lo que me interesa. Más que pintar con trazos amplios, prefiero sobre las interacciones personales de uno con otro”, explica la vocalista.
Entre los temas que están presentes se pueden identificar la guerra de géneros; el precio de la fama; la verguenza producto de pensamientos derrotistas y las consecuencias de varias adicciones.
Este nuevo disco es producto del balance que se ha apoderado de la vida de la artista desde la publicación de su álbum anterior
La ruptura de su compromiso con el actor Ryan Reynolds, en el 2007, fue la fuerza inspiradora de su anterior álbum, según ha reconocido la propia cantante, y que le sirvió como catarsis en su momento.
El primer sencillo,
Por su parte,
Tras el nacimiento de su primogénito, en diciembre del 2010, Morissette empezó a escribir las canciones que forman este álbum. “Una vez que nació mi hijo, sentí la necesidad de tener que escribirlo”.
Sin embargo, Morissette reconoce que no fue la mejor decisión, porque quería estar al lado de su hijo las 24 horas de todos los días.
“Por supuesto que el momento no pudo haber sido peor. El posparto es una época para no dedicarse a otra cosa que no sea el posparto”, bromeó la cantante de 38 años.
Para que el proyecto avanzara, convirtió el primer piso de su casa en un estudio e invitó a Guy Sigsworth, su colaborador en el disco anterior, a trabajar desde su hogar.
“Fue un reto hacer ambas cosas a la vez, pero no tenía otra opción. Me esforcé al 100% con ambas y era la única forma de lograrlo. Desarrollé una profunda afinidad por el café y a quedarme dormida en el sillón, por primera vez en mi vida”, dijo Morissette, entre risas.
Sigsworth, quien ha trabajado con figuras como Björk, Britney Spears y Seal, entre otros, logró sacarle provecho al sonido
Para explorar su lado más suave, Morissette reclutó a Joe Chiccarelli, conocido por sus trabajos con nombres como Jason Mraz, White Stripes y The Strokes, entre otros, y que se encargó de agregarle un sonido más orgánico al álbum.
“La mezcla de estos productores fue la integración perfecta para mí. Quería que este álbum tuviera los aspectos fantásticos que la tecnología puede construir, combinados con la terrenalidad humana, y creo que lo logramos”, confesó.
Desde su ascenso a la fama, Alanis Morissette ha vendido más de 60 millones de discos en todo el mundo, ha ganado 7 premios Grammy, además de 14 nominaciones adicionales, y su disco
De paso, se ganó el derecho a escribir su música sin ningún tipo de ataduras. Libre vive y canta Alanis Morissette.