Mario Hernández: el niño que vendía tamales y ahora da empleo a más de 1.000 personas

El septuagenario diseñador colombiano visitó Costa Rica para celebrar los 10 años de su marca en este país y la colaboración que realizó con la marca costarricense Toribio. En entrevista repasa su vida y su éxito, uno en el que literalmente continúa trabajando.

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Mario Hernández está cerca de cumplir 78 años y se siente exitoso porque todos los días trabaja en lo que le hace feliz. Su marca homónima de bolsos y accesorios de cuero tiene dos décadas de existencia y cuenta con 63 locales en siete países. La solvencia de su negocio, uno que nació en su imaginario cuando trabajaba como mensajero, no le invita a descansar, cada día siente la necesidad de navegar por los nuevos retos de la industria de la moda y adaptar su firma a la demanda del consumidor.

“Todo va muy bien. Hay que seguir trabajando. Si no sigues haciéndolo, descuidas lo que has hecho. Es una gran responsabilidad por toda la gente que depende de nosotros. El piloto no se puede quitar del avión porque se cae”, dijo Hernández, quien todos los días lee periódicos, hace ejercicio y se va para su empresa en la que revisa números y vela porque en el departamento de diseño todo salga como espera.

Este es un año especial, primero porque su marca en Costa Rica cumple 10 años y segundo porque por primera vez en su tienda se ofrece una colección de carteras inéditas que trabajó junto con el diseñador costarricense Óscar Hernández, de la marca Toribio. El diseño es el de Peregrina, cartera insignia de la marca nacional y que se creó en la fábrica del colombiano en Bogotá.

“Hay que colaborar con la gente. Hacer equipo y alianzas. Es importante apoyarnos mutuamente. Creo que todos colaboramos en el mundo en muchas cosas. Hay que trabajar en equipo.

En esta oportunidad, que nos deja una experiencia excelente, el diseño se trabajó en nuestra fábrica que está muy tecnificada”, dijo Hernández refiriéndose a la colaboración.

Incluso, el trabajo realizado entre Mario Hernández y Toribio inspiró a los diseñadores participantes de la tercera edición del Traffic Museum (que se inaugura el 31 de octubre en el Museo de Jade) en la que se trabajaron conceptos alrededor de la colaboración.

En esta visita fugaz, Hernández y su hijo Lorenzo aprovecharon para compartir con jóvenes, emprendedores e interesados en el diseño en un conversatorio gratuito el 25 de octubre. En el que incluso don Mario se refirió a las enseñanzas que deja el fracaso y ejemplificó con la vez que tuvo que cerrar una tienda en Nueva York.

De cerca

Hernández no aparenta su edad y en su cara no hay ni una pequeña seña de vanidad. Se muestra atento y respetuoso con quien sea que tenga a su alrededor.

“Si no hay humildad, no hay nada. Mamá decía que subes como una palma y caes como un coco. Todos somos iguales. Tenemos que agradecer que nos ha ido bien en la vida y hay que compartirlo con la gente”, afirma.

Sus palabras también son acciones, pues en su empresa cuenta con un programa que ayuda a sus colaboradores a tener vivienda propia. También, la marca Mario Hernández tiene un programa de becas para que jóvenes estudien diseño en Europa.

“Tenemos unos 450 empleados en Colombia. En Venezuela tenemos 15 tiendas. No nos hemos ido a pesar de la crisis. En el mundo por lo menos 1.000 personas dependen de nosotros. Somos fuente de empleo.

“Ojalá les pueda dar más cada día, con esto uno ayuda a construir mejor mundo”, afirma quien quedó huérfano de padre a los 10 años y tuvo que ayudar a su mamá a vender tamales para salir adelante.

Hernández es visionario y consciente de que el mundo cambia, así como la exigencia de los consumidores. Eso sí, aun cuando la corriente que siguen las grandes firmas del planeta de no usar pieles exóticas en sus diseños, Mario Hernández continúa creando “piezas de lujo” que son hechas con piel de pequeños caimanes de zoocriaderos y pieles de avestruces de Sudáfrica. Él dice que siempre hay un mercado que “gusta” de esos productos. En Costa Rica no se comercian.

De niño vendió tamales, luego trabajó como mensajero en una empresa textil, se enamoró de la moda y trabajó por su sueño. ¿Alguna vez pensó que su éxito le permitiría ayudar a tantas personas?

Todo es resultado de constancia y trabajo. Si haces todo honesta y profesionalmente las cosas te van llegando. Esto no es de un día para otro. Es como cuando naces, lo aprendes todo, luego te caes y te vuelves a levantar. Esto se consigue con constancia, humildad, trabajo y honestidad.

¿Qué potencial ve en el diseño de Costa Rica?

Es un mercado que no es fácil. No sé qué tantas materias primas tengan para competir con los grandes del mundo. Yo quiero competir con las grandes marcas europeas para eso tengo que llevar materiales de muy buena calidad. No sé cómo estarán en Costa Rica en materiales para desarrollar industria eficiente y competitiva mundialmente.

Usted está posicionado en Latinoamérica, ¿aspira a seducir Europa?

Para esto hay que hacer la tarea. Poco a poco se va dando. Las grandes marcas tienen 100 años, Mario Hernández con su marca tiene 20 añitos. Vamos muy bien. Hay que darle. Si haces las cosas bien, te van llegando.

¿Qué retos encuentra en el diseño latinoamericano?

Nuestro reto más grande son las materias primas para que seamos más competitivos. Una mano de obra que realmente compita internacionalmente. El reto es subsistir. Retos hay todos los días.

La moda está dirigida a la sostenibilidad. ¿Cómo ser sostenible cuando su insumo principal es el cuero del ganado, y el ganado vacuno es uno de los causantes de la deforestación y por lo tanto del cambio climático…?

Qué haríamos si no nos comiéramos las vacas. La alimentación de la proteína. Hay grupos veganos y todo esto, lo sé. Pero no creo que el ganado se vaya a dejar de consumir en el universo. Siempre va a haber consumo y pieles. Es un material difícil de reemplazar. Además la piel es un subproducto del ganado.

Ahora bien, si queremos ser marca sostenible tenemos que tener productos biodegradables, que no contaminen. Eso es lo que estamos haciendo todos los días.

¿Cómo lo hacen?

Tenemos cueros de curtición vegetal que son biodegradables, vienen de curtiembres organizadas que no acaben con las aguas. Usamos pegamentos de agua, no contaminantes. Si no te estás actualizando, el consumidor no te va a comprar. Tenemos que estar reinventándonos todos los días.