Primer ministro canadiense Justin Trudeau enfrenta polémica por gastos del príncipe Enrique y Meghan Markle en ese país

Los duques de Sussex parecen ser perseguidos por el escándalo sempiternamente: en las últimas horas sus nombres vuelven a darle la vuelta al mundo junto con el del líder del gobierno canadiense Justin Trudeau, quien habría destinado más de $50 mil dólares del erario público a la seguridad privada de la pareja en sus tres meses en ese país.

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A mediados de enero pasado la permanencia del príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle en Canadá, país en el que se asentaron provisionalmente tras renunciar a su linaje en la monarquía británica, había generado gran controversia después de que el primer ministro del país norteamericano, Justin Trudeau, ofreciera pagar con dinero público la mitad de los costos de seguridad de la pareja.

Medios de comunicación y diversos sectores de la sociedad de ese país pegaron el grito al cielo, pues consideraron que se trataba de una erogación totalmente injustificada y antojadiza, máxime cuando ya había trascendido que la pareja, junto con su hijo Archie, se alojaba en una lujosa mansión valorada en unos $18 millones.

En ese momento el tema se aplacó cuando el gobierno en teoría había echado marcha atrás en su intención, pero tras tres meses de permanecer en ese país y casi tres de haberse instalado oficialmente en Los Ángeles, medios canadienses revelaron que el estipendio siempre había tenido lugar y se habrían destinado más de $50 mil en seguridad privada, dinero proveniente del bolsillo de la ciudadanía.

La renuncia de la pareja a la familia real británica y su traslado desde el Reino Unido a Canadá habría terminado costando esa cantidad a los contribuyentes canadienses, según documentos de la Royal Canadian Mounted Police (RCMP) obtenidos por la Federación Canadiense de Contribuyentes, que dio a conocer las cifras que la policía local gastó en logística de seguridad privada para la pareja y su hijo, según indignados titulares de la prensa canadiense.

“Durante meses, el gobierno de Trudeau se negó a reconocer que los contribuyentes canadienses estaban comprometidos con los costos de seguridad de Enrique y Meghan. Ahora sabemos que la respuesta es ‘sí", dijo Aaron Wudrick, director de la agrupación.

Los fondos fueron destinados entre mediados de noviembre del 2019 y el 20 de enero del 2020, pero según cálculos que se están realizando en estos días, la cifra podría ser bastante mayor, pues habrá que adicionarle los salarios de los policías y otros “gastos misceláneos” que se le pagaron a la pareja desde enero hasta marzo, cuando los Royal y su hijo dejaron Vancouver para establecerse en Los Ángeles, donde residen en una mansión propiedad del magnate Tyler Perry.

Según la versión original del gobierno canadiense, la policía local asumió la protección de la pareja real por solicitud de la Policía Metropolitana de Londres (MET, en inglés).

Las redes sociales ardieron con las protestas y críticas sobre el absurdo de que los contribuyentes tuvieran que asumir pagos justamente de los integrantes de quienes muchos señalaron, es una de las familias más adineradas del planeta. El asunto fue más allá y casi 90.000 canadienses firmaron una petición en contra de la erogación, que ya había sido rechazada ad portas desde enero, para empezar, por el ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau.

Ahora que el debate se volvió a encender, prevalecen algunos señalamientos contra Trudeau en el sentido de que podría haber incurrido en nepotismo, pues es de dominio público que las esposas del Príncipe y el Primer Ministro, Meghan y Sophie Trudeau, son muy amigas, pues ambas comparten un pasado como actrices.

Por ahora se desconoce si alguien paga por la seguridad del matrimonio en Estados Unidos, aunque ellos aseguraron en su momento que se encargarían de sufragar ese gasto por cuenta propia, lo cual es altamente probable en vista de que el presidente Trump anunció vía Twitter, tras la llegada de la familia a Los Angeles, que “El país no pagará su protección”.

Otra versión publicada en el diario británico Daily Mail, asegura que la Policía Metropolitana de Londres sigue al frente de la seguridad de los duques y afirma que han transferido a un grupo de oficiales ingleses que les dan protección en Estados Unidos.

Lo cierto es que la ilusión de la pareja de alejarse de la presión y de los escándalos permanentes como miembros de la Realeza Británica, al renunciar a esta, está lejos de cristalizarse.

Apenas a tres meses de haberse establecido en Los Ángeles, han denunciado que sufren acoso mediático y que incluso han detectado drones sobrevolando su propiedad, en lo que suponen un intento por obtener fotografías exclusivas.

Y justo hace tres días Meghan Markle tuvo que enfrentar una delicada y dolorosa situación cuando su mejor amiga, la estilista e “influencer” Jessica Mulroney, quien incluso fue la organizadora de la boda de la pareja real, incurrió en un escándalo racista que provocó la ruptura de la gran amistad por parte de Meghan, quien se mostró “dolida y avergonzada” por la actitud de su otrora inseparable confidente.

El incidente se dio cuando Sasha Exeter, popular “influencer” de raza negra les hizo un llamamiento a varios famosos, incluida Jéssica, para que se sumaran a las acciones contra el racismo, pero la extraña reacción de esta fueron una seguidilla de amenazantes mensajes privados contra Sasha, quien de inmediato expuso la situación públicamente.

Menos de 24 horas después, Jessica Mulroney había sido despedida de varios espacios de televisión en los que tenía segmentos, y también se desligaron de ella importantes marcas patrocinadoras. De nada sirvieron sus insistentes disculpas y explicaciones, ni ante sus empleadores ni ante su amiga del alma, Meghan, quien según fuentes cercanas estaba enojada y avergonzada por lo ocurrido, pero también dolida por la ruptura de la cercanísima relación con su mejor amiga.

Como se dijo al principio, los duques de Sussex parecen estar marcados por la polémica y el escándalo, donde quiera que vayan y pese a su anhelo de convertirse en simples mortales tras renunciar a la Realeza. Claramente, por ahora parecen estar lejos de lograrlo.