Maricruz Leiva se desahoga y narra malestares vividos por causa de la huelga

Presentadora, quien está internada en el Hospital San Juan de Dios, dice que en el centro médico hace falta personal de limpieza y que ha asistido a la sala de operaciones sin ropa esterilizada

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La presentadora televisiva, Maricruz Leiva, publicó en Facebook todas las desavenencias que ha tenido que pasar por causa de la huelga nacional de empleados públicos.

Desde la primera semana de setiembre, Leiva sufrió complicaciones derivadas de una lipoescultura y se encuentra internada en el Hospital San Juan de Dios. Desde entonces ha sido sometida a varias cirugías, en las que ha sido necesario hacerle injertos de piel en las zonas afectadas.

Lo cierto es que Leiva se muestra muy agradecida con el personal que la ha atendido en el hospital, pero utilizó las redes sociales para desahogarse por los malestares sufridos por las protestas.

Entre otras cosas, Leiva dice que falta personal para recoger desechos de comida y asegura que ha tenido que asistir a la sala de operaciones sin equipo esterilizado, además soportar el ruido excesivo de las ‘tumbacocos’, mientras sufría agudo dolor.

Esto fue lo que escribió la presentadora:

Son tres semanas (de internamiento) que, además han coincidido con la huelga de empleados públicos y aunque he de confesar que los médicos y enfermeras han entregado alma, vida y corazón (y algunos asistentes) aquí algunas de las “anécdotas” que he vivido por causa de las protestas:

-Como mucha gente de cocina está de huelga me traen un bollo de pan una tajada de queso y una caja de leche para el desayuno. Y a darle gracias a Dios.

-Un día de estos el almuerzo era un puré de tiquisque, queso rayado y chayote sancochado, y a darle gracias a Dios que hubo cena.

-Yo no tomo café pero pensé en el montón de gente que tiene que tomarse su traguito de café. Pues un día de estos nos dijeron: “No hay nada caliente”.

-En mi mesa se acumularon los desechos del desayuno, almuerzo y merienda. No había personal para limpiar.

-Gracias a Dios yo ya me puedo bañar solita porque sin asistentes las enfermeras no dan a basto.

-La tercera vez que salí de sala de operaciones me descompuse y vomité. Así estuve hasta que todo se secó sobre mi. No había ropa estéril para cambiarme ni cambiar las camas.

-La quinta vez que entre a sala de operaciones no había ropa verde ni estéril. Entré sin botas y con gorra desechable y con una bata rosada pero que sí estaba estéril.

-Mis dolores eran tan intensos que tuvieron que llamar a los médicos de la clínica del dolor. No podía ni siquiera respirar. De nada sirvió que la doctora me viera temprano, pues no había con quién mandar las recetas.... y peor no había quién las despachara. Ese día la morfina llegó pasada las 7 pm cuando alguien logró alistarla. Mi rostro se iluminó! Esperé más de 10 horas.

Del archivo:

---

-El día de la marcha mi dolor competía con el escándalo y la charanga que se tenían afuera: cimarronas, tumbacocos, altavoces. Por cada grito o “bomba” que lanzaban yo me quedaba sin aliento, el dolor me llegaba a lo más profundo de mi ser. Cada grito me atornillaba la espalda o el abdomen. Para ese momento lo único que le pedía a Dios era que se callaran. Me preguntaba si yo siendo una adulta me costaba manejar todo ese escándalo, qué estaría pensando uno de los niños internados a la par mía en el hospital de niños?. Y no señores...la huelga no da para tanto. No da para tanto sufrimiento y dolor.

-Si uno tiene una solicitud debe procurar que no trascienda de la enfermera o el médico, porque si ellos deben mandar a traer algo a otro lado probablemente no lo logren. Aún así, es a los médicos y las enfermeras que les debo poco a poco mi mejoría. Ellos han sido verdaderos ángeles que no te dejan sufrir. Lo mío va para largo, no sé cuánto más tendré que estar internada, sólo le pido a Dios que como hasta el día de hoy no me suelte de su mano y me mandé ángeles con sanidad.

Por favor sigan orando por mí.