Leonora Jiménez​: las espinas de su vida rosa

​Desórdenes alimentarios, acoso sexual y fracasos personales y profesionales son parte de la historia de la santaneña, quien a pesar de su “vida de poses” no se considera una mujer exitosa

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​El idilio entre Leonora Jiménez, la moda y las pasarelas no siempre fue tan correspondido como en la actualidad. La santaneña se inició en el oficio del modelaje sin que este fuera su sueño, solo para garantizarse un futuro profesional y apoyar económicamente a su familia.

Aquella decisión de adolescente la condujo por un camino complicado donde estuvo presente, además del sacrificio, el abuso de una industria que se quiso aprovechar de su inocencia, sus pretenciones y sus aspiraciones.

Desde la primera vez que ella posó para fotografías de moda y modeló alta costura en las pasarelas transcurrieron 20 años.

Hoy Jiménez vive un intenso romance con la moda y absorbe lo mejor de ese mundo en la búsqueda de afianzar el diseño de modas local en el mercado internacional.

Como abanderada de la moda en el país, Leonora Jiménez tiene una vida de poses que se refleja en sus redes sociales y en el tiempo que pasa expuesta al ojo público.

Ese estilo de vida que ella pregona a la masa sugiere su aparente éxito; sin embargo, detrás de la espigada rubia de 1.80 de estatura, que viste y calza con las casas de moda más exclusivas del mundo y que hace suyas las ciudades más cosmopolitas del orbe, hay un pasado turbio y un presente que roza el éxito pero sin alcanzarlo.

Con voz entrecortada y un verbo pausado, Leonora Jiménez, de 35 años, concedió una reveladora entrevista a Viva en la que hizo un repaso de estas dos décadas que suma en la escena del espectáculo nacional.

Los momentos de incerditumbre que vivió al inicio de su carrera cuando intentaron acosarla sexualmente, sus mayores logros, sus grandes fracasos y sus pendientes en materia personal y laboral fueron parte de la extensa conversación, en la que Leonora Jiménez mostró, una a una, las espinas de una vida que muchos –menos ella– pintan color rosa.

¿Qué ha sido lo más gratificante de estos 20 años que lleva vinculada a la industria de la moda?

Hay dos cosas, una superficial que es el permanecer vigente en una industria que es muy injusta, en la que la juventud es absolutamente todo y en la que pasar de moda es tan rápido como una pieza de ropa. Lo otro que me llena de satisfacción, y que es lo más importante para mí, es el haber logrado construir algo con contenido que impacte a muchas personas que aman hacer lo que yo hago con la moda (desfiles del Mercedes-Benz Fashion Week, revista Traffic, entre otros).

¿Se sorprende por lo logrado?

Me sorprendo cada día cuando veo a los diseñadores que viven de lo que les gusta hacer, cuando veo a tantas modelos costarricenses que en este momento triunfan a nivel internacional. Me sorprendo cuando veo que el Instituto Centroamericano de Administración Pública, que está ligado a Banca para el Desarrollo, está haciendo métricas de cómo la moda impacta positivamente distintos sectores de las comunidades. Me sorprendo con los avances que hay cada día, me gustaría que fueran muchos más, porque nos merecemos más, pero ciertamente hay que estar agradecido con lo que se ha logrado hasta ahora.

¿Pensó que el modelaje le iba a dar cuerda para tanto?

Soy una niña que no vengo de un seno de una familia privilegiada. Empecé a trabajar porque tenía que hacerlo, tenía que pagar mis estudios y ayudar a mi papá; y la vida me puso en una situación donde haciendo algo que no me gustaba, porque el modelaje nunca fue mi sueño, resultó que era algo que hacía bien y que me permitió la posibilidad de estudiar. Son herramientas que la vida le da a las personas y que uno tiene que aprovechar y ponerlas al beneficio del prójimo porque sino son estériles, muertas.

¿Qué fue lo más difícil de dedicarse a un oficio con el que nunca soñó?

En mi época como modelo tuve momentos muy complicados. Entré a un ambiente que es brillante por fuera pero oscuro por dentro y en una época donde no había tanta apertura para hablar de ciertas cosas. El movimiento que hay ahorita en defensa de los valores de la mujer (MeToo), en aquel momento no existía.

”Fui una niña que padeció de desórdenes alimenticios tratando de cumplir con un estereotipo que se me imponía. Eso me marcó mucho, por eso empecé a estudiar Nutrición. Sacrifiqué mi salud por mucho tiempo, gracias a Dios no tuve secuelas, pero sí en un momento me dije que si tenía que seguir haciéndole esto a mi cuerpo por lograr un trabajo, no quería continuar.

”También tuve episodios que eran algo supercomún en la moda y que por eso ahora que se ha dado el movimiento de MeToo creo que la mayoría de las modelos podemos levantar la mano y decir “Metoo”, al menos las de mi generación o generaciones previas.

Ese movimiento denuncia la agresión o el acoso sexual, ¿usted fue víctima de acoso sexual?

No sé si lo llamaría acoso pero definitivamente como la mayoría de modelos de mi generación pasamos por momentos en que nos sentimos muy incómodas, nos sentimos frágiles y, sí, tuve momentos donde grandes personajes de la profesión intentaron sobrepasarse conmigo.

¿A quien y a qué se refiere?

Siempre he sido una mujer de muchísimo carácter y a mí no me dio miedo perder oportunidades por decir que no, pero aún así, el que te tocaran de una manera indebida o el que te acomodaran la ropa y te tocaran más de la cuenta era algo del día a día. Fueron grandes personajes de la profesión, no voy a entrar en detalles.

¿Cuál fue su balance para no ceder a esas situaciones?

Cien por ciento mi familia. Yo creo que el entorno familiar en el que yo crecí me formó para hacer una persona que, precisamente, no cree en los atajos, que sabe que si te dicen que algo es fácil y rápido o que te coarta como individuo o persona, no vale la pena.

”Mi integridad como mujer era muchísimo más importante que cualquier trabajo o cualquier otra oportunidad porque eso va y viene. Gracias a Dios por el seno familiar del que vengo y la educación eso lo tuve muy claro, de lo contrario creo que mi historia hubiera sido completamente diferente, porque lo viví con mis roommates quienes no tenían una familia donde regresar o una familia inestable y fueron niñas que se perdieron totalmente. En ellas veía lo que no quería hacer. Mi mayor temor era algún día verme en el espejo y decirme: ‘¿Usted en qué se convirtió? ¿Quién es usted?’ Ese siempre ha sido mi mayor temor, un cable a tierra que siempre he tenido.

¿Esa etapa de la que habla fue en el momento en que buscaba hacer carrera internacional?

Mi búsqueda por hacer carrera internacional nunca existió, siempre se dieron las cosas muy rápido desde el principio. Me fui a Europa y empecé a trabajar muy bien, tuve un año de muchísimas complicaciones económicas que me hicieron pensar que las cosas no iban a funcionar, luego más bien salté a esferas más importantes, increíbles, y es ahí donde se es más propenso a que pasen estas cosas y a caer en ellas, porque estás en una industria que te ciega y te ofrece todo lo que para el mundo es más valioso e importante.

¿Qué pasó después?

Me vine para Costa Rica estuve año y medio estudiando Nutrición en la UCR. No quería saber nada más del modelaje porque alguien me había hecho daño. Luego me di cuenta de que yo solo era una víctima si permitía que eso coartara mi vida, mi profesión y mi futuro y decidí dejar de ser una víctima, regresar (a Europa), luchar y hacer lo que quería hacer.

¿Qué fracasos profesionales encuentra en estos 20 años?

Demasiados. Muchos me han marcado. El Miss Costa Rica (fue candidata en el 2005) es un gran fracaso no por no tener una corona; sino un fracaso mío, por el tipo de persona que yo fui en ese momento puntual de mi vida: arrogante y egocéntrica. Una persona que no supo asumir una pérdida y que no supo darle valor a alguien que fue superior y punto.

”Otro gran fracaso en mi vida fue un proyecto como el Supermodel Centroamerica que sonaba como el reality show que iba a cambiar la historia del modelaje en Costa Rica. Fue una oportunidad que en cuanto a la forma estaba bien, pero no teníamos las capacidades técnicas para hacer un buen producto. Fue un fracaso. Fue mi primer coqueteo con la televisión y fue un gran fracaso.

”Después de eso hay muchísimos más (fracasos), aunque sí cada vez menos, pero siento que la vida me ha permitido tener la humildad de aprender de cada uno de mis fracasos y tomarlos como lo que son: la antesala del éxito.

¿Lloró por ello?

Claro, y sigo llorando. Con Fashion Week o con Traffic han habido momentos en que llego a mi casa a llorar y a cuestionarme el para qué lo hago si nadie lo valora. He llorado cuando viene Fashion Week y todavía no tenemos el capital para hacer que suceda, cuando se me cae un proyecto del blog, cuando tengo un problema en el salón de belleza, cuando alguien muy valioso para nosotros tiene un problema o se va.

”Hay momentos en que llego a mi casa desgastada y llorando y cuestionándome la validez de esto. Siento que esto es importante decirlo para que muchas personas sepan que lo que ven en mí es una percepción de éxito y que sí, mi mayor éxito en este momento es estar feliz en lo que soy y lo que tengo, pero en todo el universo alrededor mío hay fracasos y problemas diarios, pero son momentos puntuales dentro de una matriz de cosas positivas.

¿No se siente exitosa?

No. Siempre creo que estoy cerca del éxito, pero nunca lo he alcanzado y creo que eso me ha permitido a nunca creérmela, a nunca sentirme más que nadie, a nunca sentir que ya lo logré todo y a siempre seguir trabajando por conquistarlo (el éxito). El éxito es algo que nunca he tenido y tampoco lo necesito. Para mí el éxito es pasajero, fortuito, voluble; en cambio los procesos, el camino y el trabajo sí es algo que enriquece y que no se va y me enfoco en eso. Lo aprendí de Jorge Jiménez Deredia (el escultor).

En el 2011 usted dijo que se retiraba, pero sigue activa y vigente, incluso en pasarelas. ¿Sigue sintiéndose modelo?

Yo ya no me considero modelo, me considero figura y como figura aparezco a donde es consecuente que aparezca.

Como figura o como modelo sigue estando bajo la lupa de la gente. ¿Cuáles son los ataques que más le molestan?

Cuando leo algo que es abiertamente una mentira, que no está contrastada y que, además, está disfrazada de verdad; me molesta muchísimo. He tenido momentos donde me ha dado náuseas abrir mi Facebook pero nunca he reaccionado a eso, jamás. La gente que se dedica a promover el odio me genera tan poco respeto... No digo que todo lo que hago está bien, pero tampoco se puede ser tan duro con la gente que trata de hacer cosas positivas.

En enero cumplió 35 años. ¿Qué representa esa edad para usted?

Cuando pienso en ver atrás de mis 35 años lo que primero se me viene a la mente es cuántos estereotipos, de todo tipo, he derribado: desde pequeña, cuando a los 15 años me fui a modelar, cuando nadie de mi familia me apoyaba salvo mi mamá, cuando participé en la Revista Mundialista (programa de canal 7) que en ese momento no había tantas mujeres involucradas con fútbol. Después, impulsar una industria en la que nadie creía y estaba anulada hasta hacer el Mercedes-Benz Fashion Week cuando todos me decían que era imposible. Incluso como empresaria que nadie quería darme un crédito para mi primer negocio (Allure Salon & Spa) luego los bancos me llamaban para hacer negocios conmigo...

Dice estar feliz con lo alcanzado profesionalmente, ¿le debe algo a su vida personal?

Anhelo muchísimo tener una familia y tener hijos. Sigo creyendo fervientemente en el matrimonio. Nunca me imaginé tener 35 años y estar divorciada, por ende ese es mi gran fracaso personal. A veces los seres humanos en nuestra inexperiencia y juventud cometemos errores que nos marcan el resto de la vida, aún así no cambiaría ninguna de las cosas que he vivido.