A sus 26 años, la pintora Maricarmen Pérez tiene una ávida sed de construir.
Experimentando con la técnica y la forma, los colores, los planos y los trazos, comenzó a erigir un armazón. Jugando con expectativas y referencias, sutiles e irreverentes, termina de afinar los cimientos de su obra.
Ahora, esta joven artista abre su primera exposición en el país de arte abstracto. Andamios se presenta en la Galería 11-12, en Plaza Itskatzú, este sábado 30 de noviembre.
La exhibición de 33 obras en técnica de acrílico y óleo se inaugurará a las 6 p. m. y permanecerá abierta hasta el 15 de enero.
“El arte de Maricarmen no es academicista, sino de reacción”, explica Emilia Fung, dueña de la Galería 11-12 y curadora de la exposición. “Ella va más allá de cualquier referente; el dibujo y la línea adquieren para ella otra connotación”, puntualiza.
Según Fung, el arte que plasma Andamios tiene un gran trabajo tanto conceptual como técnico. “Ella utiliza la sutileza del color para crear. Para esto, debe pintar y esperar a que la pintura se seque, una y otra vez, hasta que la mancha hable por sí misma, y se crean efectos de multidimensionalidad”, dice.
Inconfundible. María Alejandra Triana, historiadora de arte quien presenta la exposición, explica que en las diversas obras pueden encontrarse desde colores planos y opacos hasta pigmentos sumamente diluidos; desde formas geométricas simples hasta manchas y líneas irregulares.
“Su estilo es inconfundible, tanto en la audacia y la resolución con que se enfrenta al soporte en blanco, como en el uso expreso del accidente y de la ‘imperfección’”, reseña la profesora de la Universidad de Costa Rica.
Esta “imperfección” es aprovechada por la artista para jugar con las expectativas de los lenguajes estéticos formales.
“Por ejemplo, si una obra es minimalista, se esperaría que no haya trazos imperfectos”, ejemplifica Maricarmen. En su obra, que se podría relacionar en parte con el minimalis-mo, los trazos son concebidos –adrede y de manera sincera– imperfectos.
Triana reconoce, en estos juegos de expectativas, un tinte de irreverencia. Sin embargo, la inclusión de estas referencias son característicamente sutiles, haciéndola también un poco lenta de percibir.
“Crea un efecto donde la sutileza obliga al espectador a hacer su propio trabajo estético”, acota la curadora Fung.
Andamios. “Los andamios son las decisiones estéticas que tomé para guiar al espectador en esa construcción de referencias, para que entable una interacción con la obra y la disfrute”, manifiesta la artista.
En su colección, es evidente la exploración de la teoría del arte con el objetivo de participar en la construcción de un lenguaje creativo común.
“Para algunas personas, ese lenguaje es muy nato, pero quiero motivar a otras a pensar de maneras diferentes”, afirma Pérez.
La pintora reconoce que su arte se origina en una perspectiva más fría. “Aprendí mucho a apreciar la teoría, enfría un poco las pasiones del arte y se puede ver desde otra perspectiva”, dice.
Maricarmen empezó su exploración de la teoría del arte mientras estudiaba Bellas Artes en Rhode Island School of Design, una de las escuelas de arte y diseño más prestigiosas en los Estados Unidos. Luego, siguió explorando diferentes lenguajes, como el del arte de la preguerra y la posguerra, mientras vivía y trabajaba en Berlín, Alemania.
La artista se confiesa permeada por artistas como Martin Barre, Mary Heilmann y Kandinsky. Además de estos, Triana agrega a Mark Rothko, Clyfford Still, Barnett Newman y los del Color Field Painting .