Alejandro Sánz llegó a suelo costarricense cargando en brazos a Dylan, su hijo menor, como todo un orgulloso padre. El músico español arribó ayer a Costa Rica, en un vuelo privado desde Panamá.
El intérprete de Mi marciana bajó la escalerilla del jet privado con el niño en sus brazos, a las 3:35 p. m.; sin embargo, de inmediato los ocupantes del vuelo regresaron a la aeronave, donde permanecieron casi 40 minutos más.
El rumor de la llegada del español voló, y tras unos minutos aparecieron fans que siguieron de cerca el descenso del músico. Era un grupo no mayor a 10 chicas, todas pegadas a la malla con sus celulares, con la esperanza de fotografiarlo.
Tres vehículos todo terreno aguardaron por el autor de Si tú me miras y, sin mayor contratiempos, lo llevaron a un hotel en Escazú.
El artista aseguró a Viva , en una entrevista que La Nación publicó el jueves, que tiene los pies sobre la tierra; añadió que si está dentro de sus posibilidades sacar unos minutos para saludar: él lo hace.
Esto quedó más que confirmado cuando Sanz abrió las puertas de la suite presidencial donde se hospedó, para tener un breve encuentro con Viva .
Los rayos de sol iluminaban en abundancia la amplia habitación; él hizo una pausa en su rol de padre y dejó a Dylan en el sofá, bajo la supervisión de un adulto.
Una sonrisa nunca está de más y él tuvo varias; también dejó claro que tener varios premios Grammy , miles de seguidoras y más de dos décadas de carrera no son pretexto para no ser cortés.
Saludó al equipo de La Nación y una vez ubicado en el mejor punto del lugar, posó junto a uno de los ventanales de su estancia.
Cuando se aseguró que la fotógrafa tenía la mejor instantánea posible, dio las gracias por la visita; luego, acompañó a sus visitantes hasta la puerta, no sin antes dar un nuevo agradecimiento y un apretón de manos.
Hoy es el turno para que todos sus fans se encuentren con él, en el concierto que ofrecerá en el Estadio Ricardo Saprissa; será una noche que promete ser memorable.