La serie Westworld retoma una idea explotada–la emancipación de la máquina– para convertirse en un hito en la televisión moderna. Durante su primer año, la serie de ciencia ficción fue reconocida con siete candidaturas al Emmy que incluyen mejor serie y mejores interpretaciones para Evan Rachel Wood, Thandie Newton, Jeffrey Wright y Anthony Hopkins.
La brillante serie de ciencia ficción, desarrollada por Jonathan Nolan y Lisa Joy, tiene todavía una trayectoria por delante, pero la pareja de creadores tiene muy claro hacia dónde se dirige la historia, la cual ya tiene confirmada una tercera temporada.
La apuesta de HBO es grande y la lista de nombres de lujo asociada al proyecto es larga, mucho más de lo usual para cualquier serie de televisión –incluso en esta era dorada de la tele que vivimos–; eso, sumado a que Westworld la llaman la sucesora de Game of Thrones –la serie mimada de HBO, su gallina de los huevos de oro durante sus siete temporadas– le resta únicamente un ciclo más,
¿De qué trata la serie?
Quizá lo más importante es que Westworld no es una serie sobre robots. Tampoco sobre vaqueros o samuráis. No aborda la ciencia ficción como lo han hecho otras obras como I, Robot o Blade Runner. Westworld habla sobre la búsqueda de la conciencia y lo hace de manera magistral, fusionando temas similares a los western de antaño y películas de ciencia ficción de la década de los 80s.
De hecho WestWorld se basa en una película del mismo nombre que se estrenó en 1973, la cual combinaba elementos de ciencia ficción, terror y las cintas del Viejo Oeste. En términos técnicos, la cinta estuvo adelantada a su tiempo: fue la primera, en la historia del cine, en utilizar imágenes generadas por computadora
La trama se desarrollaba en un parque temático poblado por robots, las máquinas dejan de funcionar y comienzan a matar a los visitantes.
La película fue éxito financiero y se volvió de culto rápidamente. Durante décadas, el legado de Westworld se mantuvo intacto. No fue hasta agosto del 2013 cuando finalmente HBO adquirió los derechos para convertir la película de culto en una nueva serie con millones de dólares a su favor.
La primera temporada se estrenó el año anterior, a lo largo de diez capítulos la historia nos cuenta que un fallo en el sistema provoca que los robots se emancipen de la tutela humana y conquisten la libertad.
No es una exageración. La segunda temporada —cuyo último capítulo se emite este domingo— ha radicalizado una propuesta que en la primera sólo podía llegar a intuirse. Al principio, la serie repetía un esquema que habíamos visto una y mil veces: en un futuro próximo, un parque temático ambientado en el Salvaje Oeste abre sus puertas; su singularidad radica en los androides que lo habitan, unas máquinas casi perfectas, indistinguibles de los humanos.
Aunque no hayamos visto nada más, sólo con leer la premisa ya sabemos qué pasará: un fallo en el sistema va a provocar que los robots se emancipan de la tutela humana y conquisten la libertad.
La segunda temporada de la serie nos ha servido para descubrir que Westworld es mucho más compleja de lo que parece: no es la típica historia de androides inteligentes que se sublevan contra los humanos, sino una búsqueda constante para saber aquello que nos hace seres pensantes y emocionales.
El capítulo se estrenará el domingo 24 de junio, a las 8 p. m., por medio de la pantalla de HBO. Posteriormente se subirá a la plataforma HBO Go.