Todo empezó en el 2010. En ese año Sean Connery y su esposa Micheline Roquebrune fueron imputados por el Juzgado de Instrucción número 1 de Marbella, España. A ambos les acusaron de un aparente “blanqueo de capitales en la venta de una propiedad (Malibú S.A.), que el actor tenía en Puerto Banús, en Marbella”. En ese lugar, posteriormente, construyeron varios departamentos de lujo que rebasaron las edificaciones que eran permitidas.
Para 2014 la causa contra Connery, recordado por su trabajo en las cintas de James Bond, fue archivada, él no enfrentaría juicio por la venta de la mansión que, posteriormente, fue demolida para construir decenas de apartamentos; no obstante, no ocurrió lo mismo con su esposa.
El juez a cargo del caso determinó que el procedimiento contra ella debía continuar “por la supuesta recalificación y venta de los terrenos que poseía situados a escasos metros del mar”, recuerda el portal español ABC.
“Mi esposa es la única accionista de Malibu S.A. y final beneficiaria desde los años 80”, detalló en aquella oportunidad el actor.
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Autoridades españolas insisten
Tras el fallecimiento de Connery volvió a trascender que la causa contra la artista continúa abierta. Incluso, se informó que las justicia española sostiene que no se ha archivado.
The Sun informó recientemente que “se han enviado dos veces solicitudes formales para notificar a Micheline sobre la acusación de la fiscalía y el juicio, pero los funcionarios españoles aún no han recibido una respuesta”.
Lo antes expuesto adelantaría que Micheline Roquebrune no estaría exenta de la investigación judicial, pues entre las causas abiertas están “indicios de haber cometido fraude, delitos contra la ordenación del territorio y contra la hacienda pública por el caso Goldfinger (llamado así por una de las películas del actor) que investiga el grupo urbanístico que supuestamente llevaron a cabo las sociedades By the Sea y Malibu S.A.”, recuerdan el diario británico y ABC.
Medios españoles recogen que Roquebrune ha negado las acusaciones todo el tiempo; sin embargo, se dice que ella contó con apoyo de abogados y empresarios para ocultar las ganancias verdaderas por las ventas de las propiedades.
Los fiscales del caso comentaron que la artista se relacionó con una empresa española para hacer un fraude al fisco por casi 5,5 millones de euros.
Ella ha asegurado que no es cierto que deba pagar una multa millonaria en caso de que la culpen de cometer fraude fiscal en España.
El último deseo de Connery
Obviando el tema de los asuntos fiscales, esta semana la viuda de Sean Connery reveló los últimos deseos de su esposo: él pidió “volver a casa”, por lo que sus restos incinerados serán esparcidos en Bahamas (lugar al que decidió vivir tras su retiro) y también en su natal Escocia.