Antes de convertirse en topping , la granola fue un desayuno político.
En la década de 1960, en pleno apogeo del movimiento hippie y ambientalista , las tiendas de comida saludable y macrobióticas eran los únicos proveedores comerciales de este cereal.
Comer granola simbolizó, por varios años, a una contracultura que rechazaba lo corporativo, los alimentos enriquecidos químicamente y el uso de ingredientes cuyo origen no fuera la tierra fértil.
En la década de 1970, la historia es otra. Tras el declive de la contracultura hippie y la popularización de la comida saludable , la granola pasó a ser un producto interesante de capitalizar para las compañías de alimentos.
Según una publicación de la revista Time de 1972, el responsable de la primera receta industrial de granola es Layton Gentry, quien vendió por $3.000 una receta con hojuelas de avena, germen de trigo y semillas de ajonjolí.
Un artículo publicado por la revista Rolling Stone en 1978, repasa el año en el que la receta pasó de ser un símbolo cultural a formar parte de los cereales de manufactura masiva, con la marca Heartland . No pasó mucho tiempo, antes de que la marca alternativa tuviera que competir con Quaker y Kellogg’s.
La granola perdió su calidad alternativa para convertirse en otro producto de pasillo de supermercado y en un topping más para el yogur o el helado.
Por qué comerla. La granola es un tipo de cereal que contiene carbohidratos con alto valor calórico y grandes cantidades de azúcar, según explicó la nutricionista Marianne Monteil.
Es muy importante tener claro que la granola no es un alimento light , aunque sí es saludable.
Sus beneficios nutritivos son el aporte de energía inmediato (dado que tiene muchos carbohidratos) y la fibra que contiene, pues facilita el proceso digestivo.
Con estas consideraciones, Monteil recomienda consumir un máximo de media taza de granola al día, preferiblemente antes de ejercitarse y acompañada de un alimento fuente de proteína (como el yogur).
Esto no quiere decir que la granola tiene que limitarse a ser un snack energético o un agregado para la porción de yogur. La versatilidad de los ingredientes permite no conformarse a la oferta comercial de opciones.
Casera. Griselle Grillo comenzó a preparar barritas de granola energéticas sin ningún objetivo comercial. Durante la maratón de Chicago en el 2013, Grillo decidió preparar unas como agradecimiento a otros atletas.
“Empecé a hacer ideas, a juntar mezclas, hasta que nacieron las barritas. Las regalé y fue el boom . Me decían ‘¿qué es esta delicia? Tenés que vendernos’”, cuenta.
Sin embargo, continuó regalándolas como muestra en las carreras de montaña en las que participaba. Su primera venta la hizo hasta el año pasado.
La pequeña marca ofrece dos alternativas, una con alto contenido calórico (300 calorías) que prepara para los atletas y una que tiene menos calorías para las personas que consumen el cereal como un bocadillo rápido.
En ambas utiliza las hojuelas de maíz y las de avena. A estas le añade azúcar cruda y miel de abeja o miel de maple, además de la fructosa que aportan las frutas deshidratadas (pasas, fresas, arándanos o piña) y la ralladura de coco. Las frutas son elegidas por Grillo y, posteriormente, deshidratadas.
La mezcla que se hace con estos ingredientes se hornea ligeramente, proceso que puede resultar en una granola crujiente o más pegajosa, según la cantidad de miel que utilice.
Las barras para los deportistas contienen, además, alta cantidad de semillas (maní, almendras) y son aglutinadas no solo con la miel, sino con mantequilla de maní. Las semillas aportan no solo grasa, sino también muchísima proteína vegetal necesaria para acelerar el metabolismo.
Los ingredientes de Grillo no son una receta en piedra. Hacer la granola en casa es sencillo y, aún sin preservantes químicos, es posible conservarla en la alacena por varias semanas.
El secreto de preparación es considerar las cinco clases de ingredientes que se pueden incorporar: cereales, nueces o semillas, fruta, azúcar y grasas o aceites. La proporción entre ellos y el uso de especias (por ejemplo, canela o cocoa) queda al criterio del paladar de quien la prepara.
La ventaja de hacerla en casa es controlar la cantidad de azúcar que contiene, que suele ser más alta en las mezclas comerciales.
Por supuesto, personas con necesidades alimentarias particulares (alergia al gluten o vegetarianismo) pueden asegurarse de que no afectarán su dieta.
En ferias del agricultor y mercados orgánicos es posible conseguir paquetes de granola realizadas por productores más artesanales; sin embargo, según indicó la nutricionista Monteil, es importante revisar con cuidado en la etiqueta nutricional que el contenido de fibra sea superior al de azúcar.
Ingredientes de una buena granola.
Cereales. Aportan los carbohidratos, la energía de rápido consumo. La avena es el más común, pero al gusto también se pueden añadir hojuelas de maíz o germen de trigo.
Nueces y semillas. Aportan proteínas vegetales. Se pueden añadir porciones de nueces, almendras o maní y, también, semillas de linaza, chía, ajonjolí, calabaza o girasol.
Grasas. Se puede hornear con aceite de oliva, canola o mantequilla de maní. Únicamente hay que considerar el impacto nutricional de estos productos en una sola ingesta.
Fruta deshidratada. Para que no quede aguada, a la granola se le añaden las porciones de frutas como piña, arándanos, fresas, banano, coco y otras, todas ellas deshidratadas.
Azúcar y miel. Es recomendable endulzar con azúcar sin refinar y usar como aglutinante miel abeja natural o maple. Además, los veganos pueden sustituir con miel de ágave.