El Topo: Álvaro Saborío, una historia digna de película

Lo vimos crecer. Lo vimos triunfar. Lo vimos sufrir. Lo vimos renunciar al “sueño americano” y luego hacer lo mismo con su “sueño saprisista”, el de terminar su carrera con el que había sido el equipo de su vida. Sabo se afincó en su querido San Carlos, siguió los dictados de su corazón, no los ajenos, y hoy está recogiendo la abundante cosecha del respeto por sí mismo, ante todo.

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Lo vimos crecer. Lo vimos triunfar. Lo vimos lidiar con el inclemente linchamiento público. Lo vimos irse del país. Lo vimos erguido en dignidad, abandonar el equipo ante los ataques inmisericordes de parte de la afición. Lo vimos devolverse a su natal San Carlos para dedicarse a la agricultura. Lo vimos volver como la estrella del equipo local, en Segunda División. Lo vimos ascender. Lo vimos campeonizar. Y lo vimos, el martes pasado, recoger el trofeo al Mejor Jugador del Clausura 2019.

Álvaro Saborío, ahora, veterano de oro en la Sele, dice que su año redondo sería que la Tricolor se alzara con la Copa de Oro. Ojalá. Pero si no ocurre, es previsible que este Sabo, al que vimos debutar de chiquillo, hoy con 37 años, asimile el trance y regrese a su amada Ciudad Quesada, a seguir bregando con su flamante equipo de San Carlos y a seguir disfrutando de ser un sancarleño más.

En su tierra se suelta más, con el pulpero, el carnicero, el agricultor, a la vieja usanza. Exactamente lo mismo hará si ganamos la Copa de Oro.... porque Álvaro Saborío, más allá de sus medallas y sus pifias frente al marco (como las de todos los delanteros del planeta) parece haberse adelantado a los tiempos y entendido cuáles son sus prioridades, independientemente de la gloria del fútbol y el ego pasajero que tanto ha afectado a otros futbolistas de aquí y del mundo por los tiempos de los tiempos.

Saborío es callado, casi monosilábico, en camerino. Por eso, cuando habla y alza la voz, sus decires tienen triple puntaje. En esta columna hemos resaltado siempre sus cualidades futbolísticas y personales, y también nos hemos prendido fuego cuando parte de la afición enardecida lo ha maltratado. Por dicha, a sus 37, el Sabo parece haber entendido que, así sea el deporte más hermoso del mundo, el fútbol es una espectacular misión pasajera, pero un deporte al fin y al cabo, no una cantera de odio de la que él, con un gran tino, logró salirse a tiempo tras su regreso de Estados Unidos y en cuanto se sintió maltratado.

De vuelta a la Zona Norte se convirtió en finquero y pronto fue seducido por el equipo de su ciudad natal, dispuesto a sumar pero a divertirse en el proceso. Y bueno, los resultados están a la vista. Álvaro Saborío, como todo el resto del planeta, tiene defectos y errores y equivocaciones y etc. Pero es más que evidente que, en su ADN, hay un fuelle particular que lo ha convertido en un campeón. Más allá aún del título que le confirió la Unafut y que, tenemos que decirlo, porque estábamos ahí, lo disfrutamos con él, con los ojos aguados y el corazón henchido.

Ciertamente este muchacho ha demostrado que no todo es fama, glamour y equipos de primer nivel: a veces las mayores maravillas surgen de reencontrarse a uno mismo en los orígenes sencillos, en vivir con poco y en disfrutar lo que venga, sin presiones asfixiantes y disfrutando lo que a uno realmente le gusta. En el caso de Sabo, claramente el fútbol es su pasión. Pero él logró lo que muchos no entienden: juega como un titán pero, ante todo, juega para disfrutar y divertirse. Lo cual debería ser la esencia del fútbol.

Verónica suelta la sopa. Hablando de sueños, éxito y humildad: la visita relámpago al país de Verónica Bastos, del Suelta la Sopa, de Telemundo Internacional, pudo haber pasado inadvertida, pero esta no era una visita más a su caliente tierra coyolera. Traía tres propósitos: acompañar a su sobrino Luis Andrés a recibir el sacramento de la confirmación, participar en la fiesta de cumpleaños de su sobrina Ximena y —muy, pero muy importante— ocupar un asiento en primera fila en el concierto de Carlos Rivera.

Desde el inicio de la carrera del mexicano, Verónica siempre ha estado pendiente de sus éxitos y de sus recorridos por los recovecos de la música. Se hablan constantemente porque ella es casi su confidente. Eso sí, Rivera la puso a escoger entre el Auditorio Nacional, en la capital mexicana, o el Palacio de los Deportes, en la ciudad de las flores. Ella eligió irse por media calle a Heredia, porque quien ha comido chayotes, regresa a espinarse con las cáscaras.

Verónica llegó un momento significativo de su carrera como periodista de Suelta la Sopa, por la serie de entrevistas exclusivas presentadas durante la semana con Frida Sofía, la hija de Alejandra Guzmán, quienes tienen varios días de estar agarradas de las mechas por culpa de un varón, pero ese es cuento de otro culebrón. Verónica, quien tiene en su historial haberle hecho la última entrevista a María Félix y un sinnúmero de exclusivas con las más destacadas figuras del espectáculo, convence por su astucia y por la forma de encaramarse en los temas: sus aportes siempre son atinados, sin importar la gravedad del asunto ni la profundidad de las heridas.

Allá dejó en Miami el rancho ardiendo y se vino directamente a sus dominios en El Coyol de Alajuela, donde siempre brotan sus travesuras de primaria y amores de secundaria. No más llegar a la residencia familiar, se limpió el maquillaje, se soltó el pelo, se quitó los tacones, se puso chanclas y se lanzó a disfrutar con los suyos.

El viernes antepasado la vieron por una pulpería esquinera de El Coyol, sin gota de maquillaje, con el pelo embrujado, pero riendo a carcajadas con algunos ahijados. Cuando se puede escapar a esas tierras de Juan Santamaría, Verónica aprovecha al máximo y les dedica el mejor de su tiempo y de sus intenciones a sus seres más queridos. Quienes la reconocen y la saludan destacan su simpatía y humildad, porque tras más de 23 años de una carrera limpia, ejemplar y muy chispeante, no se la han subido los humos. ¡Qué bien! Ella siempre logra su cometido y disfruta con los Bastos y los Corrales, con los de Poás, La Garita, El Cacao, Carrizal, El Coyol y también los de Tacacorí, donde algún día ganó un reinado escolar.

Una boda absolutamente de ensueño fue la que tuvieron el conocido empresario turístico y abogado Gustavo Araya, propietario del Whyndham Herradura y del Hard Rock Café, con la ingeniera y consultora Laura Fernández, el pasado 31 de mayo. Tras casi tres años de noviazgo decidieron dar el gran paso y Araya quiso cumplir el gran sueño de Laura, casarse en la Toscana italiana, por ser uno de los lugares más románticos del mundo.

La boda fue íntima, fueron acompañados por 24 invitados, la mayoría familiares y unos pocos amigos cercanos que pudieron realizar el viaje. Según las fotografías compartidas en algunas de sus redes sociales, la feliz pareja llegó a la ceremonia en un clásico Fiat Cinquecento del año 1966, ente los pinos de la Toscana y una villa antigua. “La Toscana representaba ese anhelo, ese sueño hecho realidad que ha sido conocernos”, dijo el contrayente al ofrecer el discurso ante los presentes, ya siendo marido y mujer. Desde acá les enviamos nuestros parabienes y que tengan una larga, fecunda y feliz vida matrimonial, conforman una pareja muy bonita.

Y el community manager de la CCSS lo hizo otra vez. Con el fin de comunicarle a la población que la receta de medicamentos de la institución ahora es electrónica, se ingeniaron un sketch en el que el Chef Armando (de la Media Docena) y su compañero Édgar Murillo explican con todo detalle el nuevo procedimiento, el problema es que hay que verlo varias veces porque da tanta risa ver las salidas del Chef Armando, que se pierde el hilo. Excelente iniciativa de ese tesoro nacional que es la Caja Costarricense de Seguro Social.

Natalia Carvajal tiene derretidos de ternura a sus seguidores de Instagram, pues desde hace varias semanas, la espectacular Miss Costa Rica presentó a Lili, su nueva y particular mascota: una cerdita vietnamita de dos meses. Lilli se une a la manada familiar de Natalia, en la que conviven Puka (perra), Pumba (cría de Puka) y Benito (un gato).

La bella joven está fascinada compartiendo los mejores momentos que vive junto a su querida chanchita, la cual ha demostrado que ese tipo de animales son capaces de demostrar mucho afecto por sus dueños. Naty ha compartido que la experiencia junto a Lili ha sido hermosa, eso sí, advierte que para tener un animal de estos se debe investigar bien sobre los requerimientos para su cuidado y además, contar con un espacio amplio, ya que tienden a crecer.

Y es que aparte del evidente amor de Natalia por los animales, ella se ha interesado mucho en el tema ambiental y la protección de nuestros mares y en general de los peligros del cambio climático y la contaminación, por eso aprovecha su figura como “influencer” y, a menudo, publica sesudos mensajes y noticias propositivas para contribuir a detener la debacle ecológica del planeta. Todo suma.

Un papá maravilloso. Nos encanta ver las redes sociales de Ítalo Marenco, presentador de Giros, pues la protagonista de sus posts es su preciosa hija Irene, de siete meses. Con su particular y divertida forma de ser, Ítalo comparte sus vivencias junto a la pequeña, quien desde ya es una dulzura y corresponde con carcajadas a las ocurrencias de su papá.

Como Ítalo y su esposa Cindy Villalta trabajan, al igual que muchos padres de familia costarricenses, todas las mañanas, antes de irse para Giros, él publica historias de Instagram junto a su bebé, previo a dejarla en el lugar en el que la cuidan, en sintonía con lo que están haciendo miles de padres y madres, todos los días, en todo el país.

Irene, quien literalmente es una muñeca, ya está yendo a clases de estimulación temprana, en ellas se divierte y baila con sus papás, también los acompaña cuando van a hacer compras. Realmente con estas acciones tan cotidianas de la paternidad, Ítalo nos recuerda el valor que hay que dar a los momentos que vivimos con nuestros seres queridos y principalmente, el cuidado y amor que deben recibir los niños en Costa Rica y el mundo. Oportuna reflexión para este domingo, Día del Padre.

Cuando tengo un chancecito, al final de cada tarde, sintonizo el programa Divas pero Divinas (Multimedios) porque me encantan esas chicas con su espontánea alegría y natural desenfado. Este lunes no fue la excepción y, sin embargo, más allá del divertimento habitual, topé con el testimonio desgarrador -y aleccionador a la vez- de la periodista Maricruz Leiva, quien narró minuciosa y dramáticamente la espantosa experiencia que vivió hace pocos años en el fatal accidente automovilístico que la dejó malherida y en el que falleció una jovencita, amiga de sus hijos, quien venía con ellos de regreso de un paseo de Semana Santa.

Me sacudió el crudo relato de Maricruz, tanto como la prudencia de las divas de acompañarla en el dramático testimonio. Glenda Peraza, Cristiana Nassar, Viviana Calderón y Maureen Salguero, con buen tino, tacto, mesura y, sobre todo, humanidad y respeto, permitieron a Maricruz desplegar su mensaje y advertir a los televidentes acerca del peligro acechante en calles y carreteras en las que los costarricenses nos estamos matando, en un holocausto de la estupidez.

El lanzamiento de las “Carnitas” de Taco Bell convocó a varias figuras locales a probar de buena gana este menú a base de carne de cerdo mechada. Los gemelos y modelos Esteban y Douglas Castillo, y la Miss Costa Rica 2008, María Teresa Rodríguez, estuvieron entre los más entusiastas con la nueva variedad, que está disponible en todos los locales de esa cadena y en la recién abierta Taco Bell Cantina (Guachipelín de Escazú), un innovador restaurante en el que los tacos y burritos pueden acompañarse con cervezas y cocteles.