Por sus dotes musicales, Adi Meyerson ha recorrido muchos lugares del mundo. Nació en San Francisco, pero a sus dos años emigró a Israel. Allí desarrolló sus capacidades en jazz y regresó a su país natal para estudiar en la ciudad de Nueva York.
Meyerson ahora encontrará un nuevo sitio para compartir su música: se presentará el 2 y 3 de noviembre en El Sótano, en Barrio Amón. En una entrevista exclusiva con Viva, conversó sobre sus comienzos en el jazz y cómo los desafíos de la escena la han hecho crecer como compositora.
¿Cómo empezó en la música?
He querido tocar música, específicamente el piano y el violín, desde que era muy joven, pero mis padres nunca lograron darme lecciones. Fui a una escuela de artes en 7 º grado y necesitaban un bajista. Compré un bajo eléctrico con todos mis ahorros y comencé a tomar clases y me enamoré completamente de la música.
Cuando terminé el colegio comencé a escuchar jazz. Quería sonar como los bajistas en los primeros discos de Sonny Rollins, así que empecé a tocar en posición vertical y me enfocaba en el jazz.
¿Qué tan difícil fue entrar en la escena del jazz?
No fue fácil. Se necesita tiempo, mucha socialización y sentarse en las sesiones de jam para ponerse que lo sacan a uno de la zona de confort. Tocar con personas que te desafían y empujan tus límites también significar encontrar un grupo de personas que le gusta el mismo tipo de música que tú y comparte los mismos valores.
Me siento muy afortunado de poder decir que logré la mayor parte de mis metas a corto plazo desde que me mudé a Nueva York. Sólo estoy tratando de crecer como músico y como humano.
Desde muy joven ha recibido muchos elogios y éxitos. ¿Cómo lo ha logrado?
En primer lugar, gracias por el cumplido. Comencé a hacer jazz mucho más tarde que muchos de mis compañeros, así que he estado trabajando duro y tratando de aprender todo lo que puedo, como si estuviera tratando de alcanzarlos (aunque eso nunca funciona, porque cada persona tiene su propia velocidad).
Solo trato de concentrarme en la música y mantener mi mente y mis oídos abiertos para aprender cosas nuevas.
¿Por qué decidió ir a Estados Unidos a estudiar?
Me he sentido atraída por Nueva York desde muy joven. Estuve allí de visita cuando tenía 16 años y me encantó la ciudad. Cuando me tomé en serio el jazz aprendí sobre toda la historia y los eventos musicales que tuvieron lugar en Nueva York y yo quería estar allí también. Quería ser parte de la escena actual, y quería estudiar con los grandes maestros de la música que viven en Nueva York como Ron Carter, Bob Cranshaw, Reggie Workman y muchos más.
Solía quedarme hasta muy tarde y buscar a todos los músicos que escuchaba. Quería ser parte de eso y estudiar con ellos. Sabía que necesitaba estar en Nueva York para lograrlo.
¿Qué diferencias hay entre la escuela musical israelita y la escuela musical americana?
Las escuelas israelíes son mucho menos estrictas, en general. Por lo general son más pequeñas y tienen un ambiente más relajado. En Nueva York la escuela es más grande y tiene más recursos. Son mucho más estrictos. También tienen diferentes nombres para nombrar aspectos musicales. En Israel todo se aprende según el sistema europeo.
¿Cómo obtuvo la oportunidad de dar a conocer su música en Costa Rica?
Hace aproximadamente un año conocí a José María Alfaro, de El Sótano. Me oyó tocar y quedó impresionado. Nos conectamos y dijo que quería llevarme a Costa Rica.
Este año finalmente conseguimos hacer que sucediera y estoy muy emocionada de tocar allí.
¿Qué repertorio tocará en Costa Rica?
Interpretaré sobre todo composiciones originales.
¿Tiene referencias de la escena musical en Costa Rica?
He conocido a algunos grandes músicos de Costa Rica que ahora viven en Miami y Nueva York. Parece que hay una bonita escena musical en Costa Rica y no puedo esperar a verla. Algunos músicos con los que toco en Nueva York han dado conciertos en Costa Rica (específicamente en El Sótano) y solo tienen cosas buenas qué decir.
El concierto será a las 9 p. m. en El Sótano, en Barrio Amón.