Ser estrellas en República Checa: entrevista con los primeros bailarines del Ballet de Praga

Nikola Márová y Adam Zvonař se encuentran en el país para la presentación de ‘El Cascanueces’ y conversaron con ‘Viva’ sobre sus carreras artísticas

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Si Nikola Márová y Adam Zvonař se bajaran de un taxi en su natal República Checa, no podrían escapar de los autógrafos y los selfies.

Ambos artistas, primeros bailarines del Ballet del Teatro Nacional de Pragam visitan nuestro país para presentarse en el clásico El Cascanueces. Viva conversó con ambos sobre sus carreras.

–¿Qué responsabilidades sienten al ser primeros bailarines de esta prestigiosa compañía?

Adam: Hace un año fui promovido como primer solista y es un sueño porque estoy al lado de una estrella como Nikola, que es primera bailarina desde hace 12 años...

Nikola: Por supuesto que es hermoso, pero es difícil porque la responsabilidad es siempre ser perfecta en todas las presentaciones. Uno debe dar el máximo.

–¿Cómo se prepara un primer solista para una presentación?

A: Yo necesito tener suficientes ensayos para estar tranquilo a la hora de ir al escenario. Ese es el mejor ritual, sobre todo para enfocarme en los personajes porque usualmente tenemos los roles más importantes.

N: Me gusta ensayar los detalles. Es muy importante asegurarse que todo esté en su lugar, sobre todo con títulos como El cisne negro u Onegin. En eso me enfoco.

–¿Cómo esculpen a sus personajes?

A: Antes del estreno tenemos la asistencia de maestros de ballet que nos corrigen los pasos, y para hacerlo perfecto es necesario leer libros, ver videos en Youtube del Royal Ballet, de La Scala, y así sacamos lo mejor de cada uno.

–Ustedes realizan giras por el mundo, ¿cómo es enfrentarse a tantas audiencias?

N: Es muy diferente, por ejemplo en Finlandia el clima es muy frío y pienso que la audiencia también. Igual les gusta, pero es distinto a las reacciones en España o Latinoamérica donde el público es más amigable y escuchás que te gritan “bravo”.

A: Es una energía que también se siente en las calles. Se nota que la gente acá sabe cómo disfrutar la vida.

–En el caso de El Cascanueces, ¿cómo lo viven?

N: Esta es mi cuarta versión de El Cascanueces porque, por ejemplo, en Praga hacemos otra historia. El hecho de tener varias versiones lo saca a uno de la rutina y presentar en Costa Rica esta historia es una bocanada de aire fresco.

–¿Qué les ofrecen los títulos clásicos como El cascanueces?

A: Pienso que para mí El cascanueces es el clásico numero 1. Para mí es una celebración del ballet.

N: Es fascinante y te llena mucho. En Praga tenemos mitad de repertorio clásico y el otro moderno. Eso es algo muy bueno.

–Pues también debo preguntar qué les gusta del repertorio contemporáneo...

N: Es diferente para mi cuerpo porque el ballet clásico es más estricto. Hay reglas de las que no te puedes escapar. Lo moderno me libera más.

A: Es un desafío porque hay títulos con los que nunca sabes si llegarás a terminar el espectáculo. No sabes si vas a morir intentando acabar la función.

–¿Cómo funciona la conexión entre ustedes ante estos retos?

N: Tenemos la suerte de que ambos somos amigos y eso hace más fácil todo. Adam es un gran compañero que me deja concentrarme de lleno en mí misma.

A: Nikolá era una estrella desde que yo estaba en la escuela y me encantaba verla. Soy muy afortunado de bailar con ella.

–Con sus años de experiencia, ¿qué consejo le darían a un bailarín de ballet?

A: Le diría que si le nace ser bailarín, empieza de alguna manera. Que vaya a las clases, al teatro y se encuentre a sí mismo. Le diría: inténtalo sin la pretensión de ser el mejor del mundo, sino con la premisa de ser el mejor bailarina que puedas ser. Una vez entendido esto, puedes ser muy feliz y bueno. El ballet es para ser feliz.

N: Mi sueño siempre fue este: estar donde estoy ahora. Creo que lo importante es creer, dar lo mejor de uno mismo cada vez que corresponda. Se trata de trabajar muy duro y mantener la esperanza.