Para alguien que se dedica a cazar talento de todo el mundo, cada autor es una promesa. Sabe que no todas llegarán a cumplirse. Verlas nacer, sin embargo, puede ser la mayor emoción.
Hace unas semanas, el agente literario Nicolas Grivel estuvo en la Alianza Francesa de barrio Amón inaugurando una galería de promesas: el Primer Concurso Centroamericano de Historieta , del que fue jurado.
“Estoy muy sorprendido, de una buena manera, por la calidad”, dijo Grivel, quien se especializa en cómics, historietas y novelas gráficas y les busca espacios en el mundo francoparlante –el más dinámico para este tipo de literatura, por su amplitud de gustos–. “Tal vez gracias a esta competencia, los artistas locales puedan ser más visibles”, aspira Grivel.
Tengo mi propia agencia. Mi trabajo es vender los derechos de libros en diferentes países y siempre ando en busca de nuevo talento’, explica Grivel. ‘Esta fue una oportunidad para los artistas locales para, tal vez, ser más visibles. El tema principal fue el barrio: en cuatro o cinco páginas, el artista debía explicar cómo es vivir en un barrio’.
Cuando hablamos de cómic, claro, imaginamos estilos consolidados, como el estadounidense o el japonés. Pero en nuestros países se encuentran acentos propios a ese ancho mundo de la bande dessinée , como se le dice en francés a la historieta.
Así, el mejor tema posible para el concurso fue “Mi barrio”. El tico Edward Brends ganó el concurso con la historia, algo triste, de un ratón josefino (para ver en 3D). Otros artistas, como Isabel Lazo y Diego Fournier, también presentan notables y coloridas visiones de la vida urbana y la vida íntima.
Pero Grivel encontró más: “No puedo encontrar artistas así en Europa o Norteamérica”, dice de algunos artistas de Guatemala, por uso del geometrismo y la acuarela, por ejemplo.
“Lo primero que me gusta es la historia, lo más importante es qué tipo de historias quieren contar los artistas”, dice. “ La vida en un barrio es totalmente diferente de la vida en los suburbios de París o Nueva York y es interesante ver cómo la representan estos artistas en su estilo propio”.
Como ganador, Edward Brends trabajará con Grivel para hacer crecer su proyecto.
A Grivel, quien ha trabajado con artistas de China y Japón para llevarlos al mercado francés, le resultó motivador apreciar tantos estilos disímiles y acercamientos al arte de la historieta. Destacó el uso de colores vívidos y de personajes curiosos, autóctonos, en las narraciones de los artistas, pues como dice, su trabajo es hallar qué talentos aportan algo diferente al mercado y a la discusión del cómic global.
‘Soy como un filtro, debo hacer una selección de algo que sea muy local. Le digo al artista local que debe tratar de ser un espejo de su sociedad: ¿qué puede ser interesante de contar acerca de Costa Rica?’, explica. ‘La primera capa de una buena historia debe ser local. La primera capa de Persépolis (el éxito de Marjane Satrapi) es local: la situación social en Irán. Pero la segunda capa, debería ser universal, debería tocar a todo el mundo. Debe ser algo que los lectores pueden ver como un espejo que refleje lo que hacen en sus propias vidas’.
Una ventaja que encontró en la región es la formación de profesionales en animación. ‘Si tienes las habilidades para trabajar en animación, usualmente, puedes trabajar en cómic, son muy cercanos’. No obstante, aunque el talento abunda, será difícil que despegue sin el apoyo adecuado y una estructura que lo permita. ‘Pero el principal problema aquí es que no hay muchos editores locales que deseen publicar una historia en forma gráfica. Por eso es que esta competencia puede ser un punto de quiebre para artistas locales. Mi trabajo como agente literario es ser un puente entre el artista y el editor. Tal vez en un futuro cercano, empezaré a trabajar con artistas locales y llevaré los proyectos a editores extranjeros durante las grandes ferias internacionales como Fráncfort y Bologna, o en el Festival de Angouleme, y por qué no, quizá nos veremos el próximo año y te diré, digamos, Edward, será publicado en francés’.
Quizá, como dice Grivel, sea oportunidad para dar una nueva mirada al mundo dibujado de Centroamérica, desconocido lejos y cerca, pero reunido felizmente en una sala de barrio Amón.