Después de más de 20 años de experiencia en el campo del diseño y la tipografía, la canadiense Marian Bantjes trasnochó varias lunas durante su crisis de la mediana edad, hasta que se dio cuenta de que lo que hacía no era lo que quería seguir haciendo.
No es que se iba a despojar por completo de su pasión por las letras y el diseño, pero no podía seguir haciendo tarjetas de presentación y brochures y pretender ser recordada por ello. En una de esas tantas noches, Marian decidió que iba a ser artista.
No existe una edad precisa para elegir al arte como camino de vida; no obstante, no es tan común que esa decisión venga en el curso de la cuarta década. A Bantjes, la decisión le cambió la perspectiva por completo, y rápidamente su obra se esparció por el mundo.
Es autora de dos libros sobre arte y actualmente está trabajando en el tercero. Sus obras se exponen permanentemente en algunas de las principales galerías del planeta, y esta semana visitó por primera vez Costa Rica para ofrecer una ponencia en el Festival Internacional de Diseño.
Previo a la conferencia, Bantjes nos concedió una corta entrevista. Justo cuando íbamos a empezar a hablar, llegaron dos fans a pedirle un autógrafo. Tenían en manos un marcador a dos colores, y ella aprovechó para hacer su firma con ambos colores.
¿Su firma es parte de su arte?
No usualmente.
¿Ha sido la misma firma de toda la vida?
No, ha cambiado mucho, pasa cambiando. Parece que cada cinco o 10 años cambia completamente. No sé, es muy raro. Hace como tres firmas mi firma se convirtió en una M y una línea y una B y una línea, y empecé a cambiarla y a empezar a escribir mi nombre más lentamente, y así ganó personalidad y se puso interesante.
Se ve muy bien. ¿Qué vino primero, la tipografía o el diseño?
La tipografía vino primero, porque me entrenaron como tipógrafa, así que tuve 10 años de entrenamiento en tipografía. Desde antes dibujaba y tomaba fotos de niña, entonces fue eso y después tipografía y luego ambas cosas se unieron en el diseño, y eventualmente dejé eso y empecé a hacer el arte que hago ahora.
Es interesante que se decidió por hacer arte a los 40 años.
Sí, el trabajo que hago ahora empezó a los 40, y es el trabajo por el que soy reconocida.
¿Pasó algo a los 40 que la llevó a dejar el diseño comercial?
Tuve una crisis de la mediana edad. Era diseñadora y hacía brochures y tarjetas de presentación, y me pregunté si quería ser reconocida por eso. Supe que tenía que hacer un cambio, así que dejé mi compañía de diseño y empecé a hacer otras cosas.
¿Cree que es un ejemplo de que nunca es tarde?
Posiblemente, creo que nunca es tarde para hacer lo que uno quiere hacer. Creo que he tenido suerte con el éxito. No creo que si uno hace lo que quiere necesariamente va a tener éxito, porque mucha gente no tiene éxito. Creo que es cuestión de suerte y momento, y eso me pasó a mí. Pero creo que nunca es tarde para tratar, al menos.
¿Cree que podría hacer el arte que hace hoy sin haber dedicado tantos años al diseño?
No creo. Creo que mi trabajo está informado por el conocimiento que adquirí 20 años antes, y por eso es que tuve éxito después de empezar a hacer arte, porque tenía experiencia de todos esos años.
El diseño y la tipografía pueden existir separados.
Sí pueden existir separados, fácilmente.
Y se pueden casar también.
Yo los casé, los puse juntos, pero muchas personas los practican separadamente.
Es su primera vez en Costa Rica. ¿Qué le ha dejado el festival?
Ha sido excelente, la gente es muy buena y amigable. Los organizadores son muy buenos y nos tratan muy bien, hay mucha energía y la gente se ve muy interesante y variada, es fantástico. He conocido a otros conferencistas, y he conocido a mucha gente que me saluda y hablamos.
No está aquí solo para su conferencia, sino las de los demás también.
Lamentablemente muchas de las charlas son en español entonces no he podido ver muchas, pero nos encontramos luego en la cena o en el hotel, muchos hablan inglés, entonces podemos tener una conversación interesante.