La feminista Eve Ensler no escribió sola su obra de teatro Los monólogos de la vagina (1996). Antes de escribir las historias de mujeres para el guion, la estadounidense entrevistó a 200 mujeres para saber qué sentían, qué creían y qué esperaban de sus órganos sexuales.
Este sábado, la organización tica Arte por la Paz presentó dos funciones del texto de Ensler, con la sala del Teatro Arnoldo Herrera del Conservatorio Castella a tope de su asistencia.
Las presentaciones celebraron el 20.° aniversario del primer montaje de Los monólogos... y, también, rindieron tributo a las 26 mujeres que fallecieron asesinadas en el 2017 (una pizarra en las afueras del teatro estaba llena con los nombres y edades de las víctimas de femicidios).
Las actrices del montaje criollo fueron 22 maestras de la Asociación Nacional de Educadores y Educadoras (Ande).
Hace un año, ninguna de ellas se había subido antes a un escenario y, ahora, han estado frente a públicos en San Carlos, Palmares y San José.
Como lo hizo Ensler en sus ficciones, cada una de ellas también mezcló un poquito de sus historias personales para conseguir su interpretación.
“Al final, la obra de teatro es una excusa. Yo les dije que no les iba a enseñar a actuar sino a sentir. Para contar la historia de una mujer violentada tienen ellas que sacar su historia”, dijo después el director César Angulo, conocido también por su proyecto de producción literaria Casapalabra.
Esta es la cuarta ocasión en la que Angulo organiza el montaje en el país.
¡Al escenario!
Las 22 mujeres hablaron en escena de historias crueles, divertidas y furiosas. Comenzaron despacito, con una actuación en la que describieron todos los apelativos y peyorativos que reciben las vaginas: desde los inocentes y hasta los más obscenos.
“¡Mi vagina está furiosa!”, bramó Nasdya Araya antes de continuar quejándose de todas la vejaciones que le cometen a los órganos sexuales de la mujer en consultorios médicos de ginecólogos y obstetras.
“¡Pongan a calentar las pinzas! ¡Colaboren con mi vagina!”, se quejó Araya mientras las mujeres de la sala reían y decían a viva voz: “¡Eso sí es cierto!”.
Las risas del público reafirmaron muchas de las bromas de las actrices.
Annia Román tuvo a su cargo un monólogo titulado La mujer que amaba hacer felices a otras vaginas, cargado de historias eróticas sobre cómo las mujeres tienen orgasmos.
Román se acostó en un diván vestida con un traje negro largo y guantes a juego, para dedicarse a fingir gemidos según una amplia selección de variedades (entre ellas los silenciosos, los del clítoris y los vaginales).
Un grupo de siete maestras que asistió a la función desde Ciudad Colón comenzó a bromear cuando la actriz mencionó un “gemido de maestra de matemática” y no pararon de reír hasta que terminó la obra.
“(Es una obra) muy buena para reflexionar, para cambiar y para adoptar una posición más empoderada de mí misma”, dijo Nieves Quirós, una de ellas.
Entre otros segmentos escandalosos, Mariana Suárez se bajo del escenario para animar al público a reapropiarse de la palabra “coño” como una palabra positiva.
Uno de los hombres de la audiencia no resistió la invitación y terminó gritando un “¡Coñote!” mientras el teatro entero rompió en carcajadas.
La función terminó en sonoros aplausos del público y palabras de la producción. El director César Angulo prometió repetir los talleres y el montaje con la población del Centro de Atención Integral Vilma Curling (antiguo Buen Pastor).
Un esposo de una de las actrices se subió al escenario a contar que su matrimonio mejoró después de los meses que su esposa invirtió en los talleres.
La hija de la actriz Xinia Rojas subió a besar a su mamá con un ramo de flores.
“Todas las veces que las vi ensayar, fui a sus presentaciones y vinieron sus amigas a comer a la casa. Siempre te voy a apoyar en todo”, le dijo en público.
El elenco invitó a los asistentes a dispersar un mensaje que les parece importante a todas: la obligatoriedad del cumplimiento de sus derechos humanos.
Giras por el país
El montaje Los monólogos de la vagina se presentó en San Carlos, cantón con altas cifras de relaciones impropias y femicidios. También estuvo en Palmares, donde el director dice que las fiestas cantonales cosifican la imagen de la mujer. El próximo fin de semana tienen funciones vendidas en Cartago. Esperan volver a presentarse, en abril, en salas aún no anunciadas.