¿Cuáles son algunos de los retos de las ciudades latinoamericanas actualmente?
Un claro ejemplo es el caso de las favelas, como en São Paulo. Las situaciones sociales de la década de los 70 produjo que la población pobre rural viva en la periferia de la ciudad y hoy son parte de su espacio.
Otro reto es la encrucijada de los arquitectos contemporáneos por darle continuidad a la ciudad, preservando su historia. Además, el desafío mayor está en ser visionarios, no mirar hacia atrás.
¿Como se compara Latinoamérica con otras regiones?
Le pongo un ejemplo. En Europa se han concentrado mucho en crear diseños sustentables en términos de construcciones, energía solar, ambiente... Sin embargo, en América Latina necesitamos otro tipo de sustentabilidad, y es la social. En esto es necesario que haya voluntad política, y que países desarrollados y los mismos arquitectos trabajen juntos por un cambio que considero urgente.
¿Cómo pueden enfrentarse?
En una favela São Paulo, por ejemplo, hicimos un Centro Cultural que tenía una galería de arte con exposiciones de sus habitantes; un cinema que cobraba apenas 1 real ($0,50) para su mantenimiento; un teatro para niños y adultos, y una biblioteca infantil con libros que compramos.
Es importante hacer arquitectura con emoción, sorpresa. Que todas las personas puedan apreciarla, y que tenga una fuerte presencia en la ciudad, utilizando materiales tradicionales, tecnología y conceptos de arquitectura modernista, pero la estética es fundamental.
¿Es cierto que aquí hay un crecimiento urbano desordenado?
Me parece que esta aseveración es cierta. Pero siento que tiene origen en las condiciones sociales de cada país: se debe intentar integrar a las poblaciones rurales en vez de alejarlas.
Especialmente, creo que los arquitectos deben proponer soluciones urbanísticas que estén por delante de la expansión urbana, para que haya un orden.
¿Cómo coinciden estructuras patrimoniales con modernas?
Creo que los edificios antiguos tienen tanta importancia como los modernos. Ellos tienen la historia de una ciudad, y es justo que sean conservados y restaurados.
El reto de los arquitectos en este caso es muy bonito y es saber intervenir de forma que un edificio mantenga sus marcas originales, para un uso contemporáneo.