En Barrio Córdoba, los días transcurren sin particularidades o fenómenos hasta ahora reportados.
Lo que es un hecho es que en una de sus calles hay un diseñador –amante de los cómics– decidido a convertir la cotidianidad en caricatura. Le pone una pincelada de humor y otra poca de imaginación y, en una sola imagen, se ríe de situaciones que ha vivido, parlas superfluas en las que ha participado o de líos mentales que, a fin de cuentas, lo inspiran.
“Uno tiene que encontrar una situación real y ponerle algo absurdo en un solo cuadro. Esos son los dos elementos que hacen que una tira cómica sea exitosa”, comenta Kabek Gutiérrez , de 30 años y diseñador de profesión.
El tico le debe su nombre a un diccionario bri-bri en el que sus padres descubrieron que “kabek” significa “quetzal”. De adulto, y habiendo empezado a firmar sus propias viñetas, decidió entonces que un pseudónimo le quedaba sobrando.
A pesar de que sus primeras ilustraciones las realizó en un periódico colegial en Carolina del Norte, donde se crió, es desde hace 10 años que retomó el dibujo y lo plasmó inicialmente en viñetas protagonizadas por un pulpo rosado (Pulpín) , que desarrolló junto a su amigo Eto Herrera.
“Empecé por lo más difícil, que era ingeniármela para contar una historia solo con la ilustración, sin textos; ahora tengo más libertad creativa con los temas y los personajes”, dice el autor de Entre broma y broma , el espacio que de ahora en adelante usted encontrará cada quince días en la esquina superior derecha de la página 23 de esta misma publicación.