Chiquillos de ojos brillantes y abuelos de rostro amable se carcajearon por igual este viernes en la Cuentarata, tradicional maratón de historias que marca el inicio de la Fiesta Internacional de Cuenteros Alajuela Ciudad Palabra.
A la sombra de los árboles del parque Central, 28 cuenteros armados con guitarras, títeres y sus mejores dotes histriónicas estaban listos para hacer gala de su verbo ágil y simpáticas ocurrencias.
Fue así como a las 9:30 a. m., el parque también se llenó de historias de princesas emancipadas, tortugas veloces y animales deseosos por descubrir el mundo.
La actividad tenía las puertas abiertas a todas las personas y para cada uno tenía algo especial.
Para muestra, un botón: los 15 muchachos con diferentes tipos de discapacidad del Centro de Atención Integral de Personas Adultas de Tibás, quienes se apuntaron a aplaudir y bailar con la historia de una jirafa adolorida contada por Franyeri Molina.
Profesor de educación especial de profesión, pero cuentacuentos de corazón, este poaseño le echó el cuento al grupo hablando en voz muy alta y con movimientos pronunciados para que todos comprendieran.
Un poco ruborizado Amed, muchacho que estaba entre los espectadores vestido con camisa de manga larga y corbata, se negó a participar cuando Molina lo invitó a contar parte de la historia con él.
¿La razón? Amed era sordo, pero Molina lo sorprendió adaptando la narración al lenguaje de señas. Impresionado con el detalle, el joven se apuntó a la fiesta.
Este río enorme de historias desembocó en un mar de carcajadas cuando, desde un costado del Museo Juan Santamaría, los espectadores fueron llamados para disfrutar de la presentación del clown argentino Gonzalo Velásquez.
Con mucho ingenio, Gonzo, su nombre artístico, sorprendió a la chiquillada con malabares con clavas y diábolos que robaron aplausos del público. El interés de la gente en el espectáculo fue tal, que más de uno se subió en las casetas de teléfonos públicos para no perder detalle de lo que estaba ocurriendo en aquel momento.
Punto y aparte resultó ser la presentación de Juan Cuentacuentos . Querido por los alajuelenses de todas las edades, este artista puso a cantar La cucaracha o Arroz con Leche hasta al más serio.
Con sombreritos de bufón de papel en sus cabezas y gritos que se escucharon posiblemente hasta en lo alto del volcán Poás, los niños alajuelenses dieron comienzo a una semana en la cual, en alas de un cuento, se vale viajar a lugares fantásticos y convertirse en personajes fuera de este mundo.