La XIV edición del Festival Nacional de Danza trae como novedad mayor presencia internacional, pues podremos ver obras de España y República Dominicana, aunado a las actividades de Mudanzas 9. Además, la mayoría de la oferta presentada corresponde a los grupos del sector independiente de la danza costarricense.
Como primera participación de las compañías invitadas se presentó el trabajo unipersonal titulado I Leave the Lights On de la coreógrafa y bailarina española Victoria Pérez Miranda. Para esta intérprete de origen vasco, quien además participará como jurado y maestra de talleres en estos eventos, es su tercera visita a nuestro país.
Ella, ejecutó a teatro lleno el solo I Leave the Lights On en el que trató de manera jocosa la tragedia que viven las personas que sufren el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Pérez Miranda plantea este trabajo como una manera de catarsis para poder sacar todo lo que lleva dentro y poder sanar.
Además de crear la obra y bailarla, la coreógrafa es responsable del concepto escenográfico que es fundamental para el desarrollo de los episodios expuestos. De igual forma, I Leave the Lights On posee una banda sonora con varias piezas musicales que son activadas por la misma autora, en la escena, desde una tableta y cuenta con un diseño de vestuario de Marcos Valiente, esencial para la dramaturgia.
En este mismo sentido, la iluminación fue pertinente y logró destacar el cuerpo de la intérprete y recrear diversos ambientes acorde al tema tratado.
En su desempeño como ejecutante, Pérez logró cautivar al público desde el inicio con su corto e ilustrativo monólogo del cual se va desprendiendo el discurso coreográfico. El movimiento que la autora utilizó es lo que predomina en nuestros escenarios contemporáneos, pero lo usó para exponer su tema con efectividad. En el manejo del movimiento puede destacarse la fluidez alcanzada y sus prolijas recuperaciones del suelo, así como amplio espectro en el trabajo de brazos.
En I Leave the Lights On se articulan expresiones naturales y dramáticas que permiten perfilar el personaje principal durante casi una hora.
En la estructura compositiva, disfruté, por la novedad de las imágenes logradas, las escenas iniciales y la final en la percha. En las escenas centrales encontré algunas resoluciones con similitud en su tratamiento corporal, las cuales me resultaron cansinas.
Al finalizar, esta generosa y apasionada bailarina recibió un caluroso aplauso del emocionado público.
En general, señalo un detalle que sigue sin atenderse en el programa de mano de esta actividad: la ausencia del año de estreno de la coreografía, especialmente, porque en este festival se promueven obras de repertorio, y la fecha de creación permite mirarlas con perspectiva histórica.
Para quienes no han venido y gozan de la danza queda mucha por ver, hasta el 12 de agosto.