Lionel Messi Moya tiene cuatro años y es un indígena de la etnia cabécar, mientras doña Pastora en una longeva mujer de Hojancha, quien acumula 105 años.
Wanda es una limonense, quien se autodefine como “rotundamente negra”; Marisol es una inmigrante nicaragüense; Edison es un activista de la población LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) y don Marco Vinicio es un adulto mayor con síndrome de Down.
Estas personas, en apariencia tan distintas, tienen una característica en común: viven en Costa Rica.
El país ha ganado fama mundial por su biodiversidad, pero con sus 51.100 kilómetros cuadrados de superficie, también es hogar para 4.301.712 de personas de una diversidad asombrosa. El fotógrafo argentino Lucas Iturriza reside en Costa Rica desde el 2007 y la diversidad humana de esta nación alimentó su curiosidad artística.
La exposición Somos todos Costa Rica reúne 59 retratos de costarricenses de diversas edades, etnias, procedencias, condición social y preferencias sexuales; incluye también a personas con alguna discapacidad.
La muestra se exhibe en el Museo Nacional y pone a los costarricenses frente al espejo de la realidad, que es la diversidad.
Iturriza –quien se autodenomina “argentico”– contó que la idea inicial era documentar con fotografías las ocho etnias indígenas existentes en el territorio nacional. Pero conforme fue adentrándose en el trabajo de campo, se dio cuenta de que en Costa Rica hay gentes de gentes y que detrás de cada rostro había una historia que contar.
“El objetivo era ir más allá de la estampa folclórica, para acercarnos a la Costa Rica profunda y utilizar la fotografía para reflexionar y hacer conciencia sobre cómo viven estas personas en su propio país”, explicó Iturriza, quien vive en Puerto Viejo de Talamanca, Limón.
Con café. Para captar no solo la apariencia, sino la esencia de cada uno de los retratados, el artista les “robó” una conversada con taza de café de por medio.
“El 95% de estos retratos fueron hechos en las casas de la gente, son sus rostros más auténticos; las miradas y los ojos son las ventanas del alma”, destacó.
La exposición se sustenta en una investigación de Yasmín Granados, egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, quien se ha dedicado a los derechos humanos.
Según explicó Granados, a partir de información recabada por instituciones nacionales y organismos internacionales, se elaboró un mapeo de los diferentes grupos que conforman la diversa población costarricense.
“No se trata solo de visibilizar a estas personas, sino también mostrar cómo viven. Lo que encontramos es que, lamentablemente, la discriminación está asociada a la privación de sus derechos”, comentó.
La negación de derechos provoca que indígenas, afrocostarricenses, chinos, inmigrantes, personas con discapacidad, adultos mayores y la comunidad LGTB sean víctimas de violencia social e institucional.
La muestra estará hasta el 20 de mayo, de martes a sábado, de 8:30 a. m. a 4:30 p. m., y domingos de 9 a. m. a 4:30 p. m. El costo de la entrada es de ¢1.500 (general).