“Para mí, el alma es como un baúl o maleta en la cual vamos guardando un montón de recuerdos y se va llenando durante toda nuestra vida de cosas”, dice la española Victoria Pérez Miranda, bailarina y coreógrafa de El7 , estreno de la Compañía Nacional de Danza.
“El alma es como un equipaje que llevamos encima. Cuando nos quitamos el alma y nos vamos quitando capas de cosas, al final solo queda carne, piel y entrañas. Todos somos carne, todos somos lo mismo; lo que nos diferencia a unos de otros es el alma. Lo demás es solo la carne”, expresó.
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Bajo estas reflexiones nació El7, pieza que para ella es el resultado de un proceso exploratorio con el elenco. En este, se buscó resaltar sus vivencias y diferencias al crear un espectáculo en el que todos pusieran un poco de sí.
“Lo que yo he querido es que vean a una CND diferente, que vean a cada uno, no a un grupo, sino a cada uno. La idea es que los vean desnudarse ante el público. No están tan arropados como otras veces, sino que están un poco en zona de riesgo. A mí me gustan mucho las zonas de riesgo”, añadió la coreógrafa graduada de la Escuela Superior de Danza Contemporánea CNDC L’Esquisse Angers de Francia.
Esta pieza tomará las tablas del 21 al 24 de abril en el Teatro de la Danza gracias a la colaboración entre la CND y el Centro Cultural de España (CCE).
De acuerdo con Adrián Figueroa, director de la CND, son pocas las veces que se cuenta con la oportunidad de tener una coreógrafa extranjera.
“Con El7 se quiere hacer una alegoría al alma y el cuerpo. Es una obra completamente contemporánea, muy rica en imágenes, una estética bastante orgánica y simple a la vez, pero sin adornos”, comentó Figueroa.
“No hay escenografía extra ni nada que esté de más en la pieza; cada recurso está bien justificado”, agregó.
El7 no recrea alguna historia, sino que su energía brota desde lo interno de los intérpretes . Se dirige a todo público, pero en el caso de menores de edad, se recomienda la supervisión de adultos.
Para Pérez, es una obra que le transmite muchas cosas y habla de etapas de vida, de sufrimientos, de mostrar lo que hay dentro de cada uno hacia afuera.
“Para mí, en algunos momentos es graciosa y hay momentos desgarradores, pero claro, eso es para mí. Para eso están los colores, cada uno tiene un gusto de un color y no puedo pensar lo que vaya a pensar todo el público”.
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Disfrute de la temporada del 21 al 24 de abril, en horario de jueves a sábado (8 p. m.) y domingo (6 p. m.). Las entradas valen ¢5.000 (general) y ¢2.500 (estudiantes y ciudadanos de oro)