El enamoramiento fue instantáneo desde que su hermano le regaló su primer ejemplar de El Principito, cuando Pablo González era apenas un adolescente.
Aquel invaluable presente se convirtió para el menor de los nueve hermanos en la puerta a un universo que lo llevó a recorrer el pequeño y singular planeta del personaje creado por el francés Antoine de Saint- Exupéry, a mediados del siglo pasado.
Hoy, el adolescente convertido en un agrónomo y administrador de empresas, de 60 años, hizo realidad un sueño que se comenzó a gestar en el 2017: publicar, por primera vez, El Principito en bribri, una de las lenguas indígenas de Costa Rica.
Mil ejemplares serán distribuidos de forma gratuita en todos los centros educativos del cantón de Talamanca, en Limón, para que los niños indígenas de esa parte del territorio nacional se comiencen a familiarizarse con las enseñanzas sobre la vida del personaje creado por el francés, en 1935.
“El libro se ve muy simple, y la gente lo ve para niños, pero eso es para mí el truco: se le habló al niño que está en este adulto, que soy yo. Es una obra que me habla de valores universales y sobre la esencia del ser humano”, comenta González al recordar que en su adolescencia se sintió impresionado desde la introducción misma de la obra, donde Saint-Exupéry le dedica el libro a su amigo León Werth, “cuando era niño”.
La presentación del ejemplar se iba a realizar a principios de octubre, pero la pandemia, que dejó sin varios de los líderes ancestrales a la comunidad indígena de Bribri, en Talamanca, frustró los planes, comentó González.
El libro llegará a esos territorios sin mayores ceremonias, pero con toda la ilusión de poner en las manos de decenas de niños y adolescentes indígenas la profundidad del mensaje escrito por un hombre versátil y completo.
Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) fue pionero de la aviación francesa, periodista, dibujante, novelista y filósofo.
Contactos de alto nivel
El regalo del hermano activó en Pablo González el interés por coleccionar cualquier cosa que tuviera relación con la obra del francés.
Y este fue el primer escalón que, al cabo de los años, lo llevó a alimentar la idea de imprimir el libro en alguna de las lenguas indígenas costarricenses.
Hoy, también es posible que la flor, el zorro y los baobabs también lleguen en esta lengua indígena a cientos en todo el mundo.
"Como estoy metido en ese mundo del coleccionismo de El principito, hice contacto con dos personas: una, de la imprenta Tinte Fast, de Alemania, que se ha dedicado a la publicación de publicaciones de Jean Marc Prost, quien a su vez tiene una fundación que lleva su nombre y promueve la obra mediante las traducciones para que que el libro sea accesible a la mayor cantidad de idiomas.
“Hace un par de años, hice contacto con Tinte Fast, y le consulté cómo se haría para traducir el libro en bribri, una de las lenguas indígenas que aún se conserva en el país, y me sugirió buscar un traductor con experiencia. Me dediqué a buscar", comentó González.
Lo que parecía una tarea sencilla se volvió compleja. González tuvo que tocar muchas puertas hasta llegar al indígena Franklin Morales López, quien finalmente fue el insumo principal para hacer realidad esta obra.
"Se me ocurrió ir al Ministerio de Educación Pública, en Bribri. Ahí, un supervisor regional me contactó con Franklin Morales, quien ha hecho traducciones para la Universidad Nacional y para la de Costa Rica.
“Se le pidió que tradujera los primeros dos capítulos, y con esto esta editorial gestionó fondos con la Fundación de Prost, en Suiza, y así se hizo. La Fundación proveyó los fondos para pagar el traductor y para el financiamiento de la impresión de los 1.000 ejemplares”, resumió González.
El libro no se pondrá a la venta en librerías costarricenses, dijo González. Quienes deseen obtenerlo, lo deben comprar en Amazon España o Estados Unidos, dijo.
Montañas de Talamanca
El indígena Franklin Morales López, de 50 años, tiene su choza a la ribera de un río, en Kachabri, una comunidad indígena de la Alta Talamanca. Pertenece, dice, al clan del árbol de Jícaro.
Para él no es nuevo escribir en su lengua original. Según contó durante una entrevista telefónica realizada a su celular el 24 de setiembre, él ya ha escrito narraciones sobre la cosmovisión de su pueblo y las vivencias entre bribris y cabécares.
Para esa entrevista, Morales tuvo que bajar a un sitio, en una loma cerca del río, para lograr señal para el celular.
“Yo le dije a Pablo que me parecía genial porque eso hace, como bribri, que mi idioma trascienda otras fronteras, que mis formas de hablar se vean en otros países del mundo, como todas las demás lenguas”, comentó Morales, quien aprendió a realizar las traducciones al español en un curso que llevó en la Universidad de Costa Rica (UCR) con el filólogo y lingüista Adolfo Constenla Umaña.
Morales ya había leído El principito en español. La traducción a su lengua materna, el bribri, la inició el 22 de mayo y la terminó el 28 de junio, cuenta con precisión.
Morales encuentra muchas conexiones entre ese libro y la cosmogonía de su comunidad ancestral: ."El respeto hacia la naturaleza, hacia los demás. Ahí también hay una relación con los astros, que nosotros concebimos y forman parte de nuestra vida".
Este campesino indígena sueña con escribir otros libros y poder colaborar en otras traducciones que pongan a disposición de la mayor cantidad de personas posible su cultura.
Pero también pide ayuda para poder continuar con sus planes, pues un problema coronario ha limitado sus posibilidades de supervivencia en las montañas de Talamanca (si desea ayudar a Morales, lo puede contactar al 8771-9643).
“Estoy soñando con eso: hacer otros libros y revistas que publiquen cómo tratamos la naturaleza. Para nosotros, existe la espiritualidad, el respeto a los animales y el valor de lo sagrado”, comenta este campesino que ha visto limitados sus trabajos por el padecimiento que tiene, que se le alivió con la colocación de un marcapasos, pero que aun así le dificulta dedicarse a la tierra, como lo hacía hasta hace poco.
La conjunción del sueño de González con el conocimiento de Morales dieron vida al libro que hoy, finalmente, llegará a manos de decenas de niños de Alta y Baja Talamanca.
“Los primeros libros llegaron hace dos o tres semanas”, comentó González a finales de setiembre.
“La imprenta en Alemania ya lo lanzó a nivel mundial y los coleccionistas me han preguntado. El libro tiene una proyección internacional por lo que bribri ya no es un asunto solo de Costa Rica. Con una obra de este calibre, lo hemos puesto en los ojos del mundo”, dijo González.