Bogotá (GDA). A los 18 años fue rechazado en todas las revistas donde mostró sus dibujos. Comenzaban los años 50 y este chico tímido, de Mendoza, era un recién llegado al Buenos Aires de Perón y de Evita. Quería ganarse la vida haciendo humor gráfico e historietas. “Me decían que las ideas eran buenas, pero para tener un dibujo más o menos pasable me faltaba mucho tiempo. Ellos tenían razón. Dibujaba bastante mal”, dice Joaquín Lavado, ‘Quino’, quien hoy cumple 80 años.
El artista recuerda ese episodio con la templanza que da el tiempo. En septiembre de 1964 aparecieron en Gregorio , un suplemento de humor de la revista “Leoplán”, las primeras tiras de Mafalda. Y el 29 de septiembre de ese año, el semanario Primera Plana comenzó su publicación periódica, que duró diez años.
¿El inicio de Mafalda fue comercial? "Sí, fue una idea comercial. Mi amigo Miguel Brascó me dijo que una agencia de publicidad estaba buscando que alguien hiciera una historieta para una marca de heladera que era muy conocida en Argentina, Siam. La idea era crear una familia que usara estos electrodomésticos, que se iban a llamar Mansfield. Se suponía que los personajes tenían que llamarse con letras del nombre Mansfield y me costó bastante encontrarlos". Finalmente, el proyecto nunca vio la luz y ‘Quino’ se quedó con 12 tiras de su personaje. Después, un amigo que trabajaba en el semanario Primera Plana le pidió las tiras y las publicó sin avisarle.
¿Cuándo cree que se produce el punto de inflexión que vuelve a Mafalda una figura que remece y que hace pensar? "Esto me lo hizo notar el primer editor que sacó los libros de Mafalda, Jorge Álvarez. Me dijo que en la ventanilla del correo estaba pegada una tira; iba al banco y lo mismo; iba al médico y la secretaria del médico tenía pegada una tira; y me dijo: “Ya que la gente las recorta, ¿por qué no las editamos?”. Y así salió el primer libro, y en dos días se vendieron los 5.000 ejemplares de la primera edición".
'Quino' dejó Argentina tras el golpe de Estado de 1976. Se fue a Italia, donde ya era conocido. Umberto Eco había escrito un ensayo sobre Mafalda diciendo que, si bien Charlie Brown había leído a Freud, Mafalda había hecho lo mismo con el 'Che' Guevara.
¿Quién es usted en la tira Mafalda? "Empecé siendo Mafalda y después me mezclé con Felipe, porque es el personaje con el que más me identifico. Toda la timidez de Felipe y toda la lucha en la escuela, esa angustia que tenía por hacer los deberes, todo eso era autobiográfico. Yo era enfermizamente tímido cuando chico. Si iba a comprar un cuaderno o un lápiz me daba vueltas a la manzana preguntándome '¿y si no tienen?', '¿me alcanzará el dinero?.' Y un poco soy todos también, porque todos salieron de mí; las malas ideas que tiene Susanita también son mías, claro. Para el dinero soy un desastre: mi mujer (Alicia Colombo) es la que se encarga de administrarlo, así que con eso no tengo nada que ver con Manolito".
¿Por qué nunca quiso revivir a Mafalda? "Porque esa época fue realmente irrepetible. La conjunción que se daba en Latinoamérica con las guerrillas, empezando por la fama del 'Che' Guevara; los Beatles en Inglaterra, que parecía que se iba a transformar en un lugar de una libertad absoluta (...). Yo conocí Londres en 1968 y era realmente así; los movimientos feministas, Juan XXIII, Vietnam, los movimientos por los derechos civiles en EE. UU. Y, además, en esa época mis sobrinos estaban muy chicos y yo sabía qué les podía interesar, qué preguntas se les ocurrían. Pero ahora no tengo la menor idea de lo que piensa un niño. Entonces, ¿cómo resucito a Mafalda? No sé cómo hacerlo".