Un poco de historia... En 1789, con la Toma de la Bastilla y la caída del Ancien Régime en Francia, eclosiona el ciclo de las llamadas “revoluciones modernas” de Occidente, aun cuando en Inglaterra y las Trece Colonias de Norteamérica, desde hacía años se habían iniciado ya estos movimientos burgueses modernos.
En 1989, 200 años después, simbólicamente ocurre otro vertiginoso evento que cambió también el curso de la historia: la caída del llamado Telón de Acero, que representó el inicio del fin de los experimentos “comunistas” en Rusia y Europa del Este, los cuales habían pasado muy rápidamente de la utopía marxista al totalitarismo estalinista.
Antes, de 1945 a 1989, a la confrontación entre esas sociedades capitalistas modernas -encabezadas por Estados Unidos- y esos regímenes comunistas de Europa del Este –comandados por la Unión Soviética– se le dio el curioso apelativo de “Guerra Fría”. Fue una confrontación que involucró, por otra parte, no solo a las potencias de ambos signos ideológicos, sino además a los países subdesarrollados o del llamado Tercer Mundo…
La Guerra Fría y una exposición carnavalesca. Más de 25 años después de aquel cambio fundamental de época (el reconocido historiador inglés Eric Hobsbawm consideró que marcaba “el fin del siglo XX”), el artista salvadoreño Simón Vega explora, más allá de las implicaciones directamente políticas de aquella ríspida confrontación ideológica, algunos de los principales imaginarios relacionados con esos dos ejes de poder que encabezaron los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Esta particular exploración de la muestra se establece a partir de un curioso grupo de elementos, a medio camino entre lo tecnológico, lo político y lo simbólico, mediados por su excéntrica recepción en el contexto centroamericano y caribeño.
Así, en la exposición Exploraciones espaciales del Tercer Mundo , continuando las líneas de trabajos suyos anteriores, Vega confecciona ocurrentes artefactos, compuestos básicamente de materiales encontrados, que parodian la competencia tecnológica y política entre ambas potencias: desde la llamada “carrera espacial”, hasta las rivalidades de inteligencia y espionaje.
En ese sentido pudiera decirse que estas lúdicas instalaciones y ensamblajes del artista salvadoreño, apelan a una especie de “carnavalización” (tal y como la entendía el teórico literario ruso Mijaíl Bajtín), que ironizan y parodian a sus referentes, para volverlos objetos de cuestionamiento, burla o chota.
Desde los títulos mismos ( LK Maizal Vodka-Bar , Apollo Beach Rover , Submarine Sound Centroamerica ), hasta la utilización de materiales de desecho, elementos populares y kitsch o plantas naturales, hay una intención no solo de subvertir irónicamente los referentes originales –una cápsula de vuelo, un carro espacial, un submarino atómico–, sino además reconstruirlos jocosamente, en estos contextos periféricos que recibieron aquellos influjos políticos más que tecnológicos.
Otro forma de “carnavalización” la muestra, es a través de la invitación al público a interactuar con las piezas, sea mediante la oferta de vodka Smirnoff –al menos en la inauguración–, la posibilidad de tomarse selfies playeros y oír música gringa, rusa o reggaetón, hasta el placer de abordar un submarino viendo el clásico Rocky de Sylvester Stallone o encendiendo una candela a la Nigüenta tica.
La Ideología y la Ostalgia. Dialogando con referentes conceptuales y formales que van de Robert Rauschenberg y Jean Tinguely al arte povera o Thomas Hirschhorn, o cercano a referencias latinoamericanas como León Ferrari, Pepón Osorio y Rolando Castellón en sus ensamblajes e instalaciones precarias, naturales, kitsch o políticas, Simón Vega activa además un término de los últimos años que se ha acuñado como “ostalgia”.
Esta palabra no se requiere a la enfermedad que afecta con dolores a los huesos, sino a un concepto proveniente del alemán que combina la palabra “Este” (Ost), en referencia a la situación geográfica de la Europa ex comunista, con el de “Nostalgie” (nostalgia). La mezcla de ambas evidencia una añoranza –muchas veces idealizada– hacia ciertos imaginarios que se generaron en esas sociedades cerradas y autoritarias, en una extraña combinación de revival ideológico y estrategias de marketing .
Por otro lado, a la revalorización crítica de esas sociedades, sobre todo en el ámbito cultural y artístico, pero también en las implicaciones políticas recientes de esos ideales comunistas, se han referido autores como Iván de la Nuez ( Comunista Manifiesto . Un fantasma vuelve a recorrer el mundo ), Boris Groys ( Obra de arte total Stalin ) o la mediática figura de Slavoj Zizek en algunos de sus últimos textos ( Lenin reactivado , por ejemplo).
Ostalgia Centroamericana. Exploraciones espaciales del Tercer Mundo de alguna forma explora esa “ostalgia” en ambos sentidos, aunque apelando sobre todo a lo lúdico y lo precario, al desparpajo y la liviandad, a la memoria ficticia como carnaval antes que agonía, en una zona geográfica como Centroamérica y el Caribe, donde en algún momento se dirimió esa Guerra Fría –Cuba, Nicaragua, Guatemala, El Salvador– con un ensañamiento y furor muchas veces trágico.
Es como dijo Marx en cierta ocasión –en el inicio de El 18 brumario de Luis Napoleón Bonaparte – que la historia se repite una vez como “tragedia” y en otra como “farsa”. Y, en este caso, como farsa carnavalesca; tal vez como único recurso de sobrevivencia.
El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (dentro del Centro Nacional de la Cultura) expone las esculturas e instalaciones de ‘Exploraciones espaciales del Tercer Mundo’ hasta el 28 de enero del 2017. Abre de lunes a viernes. La entrada para nacionales y residentes vale ¢1000; para extranjeros, $3; para estudiantes (con carné), ¢500; niños menores de cinco años y adultos mayores, entran gratis. Teléfonos: 2257-7202 y 2257-9370.