Conozca Casa Nega, un hogar para el teatro tallado con mano joven

Hace seis meses, un grupo de jóvenes estrenó un nuevo espacio teatral que ha llamado la atención por combinar grandes figuras, como María Torres y Arnoldo Ramos, con artistas emergentes de todos los géneros. Conversaron con ‘Viva’ acerca de producir espectáculos y convertirse en empresarios teatrales

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Que Casa Nega lleve el nombre de hogar en vez de teatro pareciera ser algo oportuno. Buena parte del público teatral agradece que no solo existan sitios rígidos con espectáculos de calidad, sino también recintos más cálidos a la hora de compartir en la sala oscura con un grupo de desconocidos.

Casa Nega es un teatro-auditorio que arrancó actividad en noviembre, con el propósito de abrirse a lo que sea bueno, así de sencillo. No importa la edad, no importa el género y no importa el tipo de montaje.

“Fue algo que surgió con la intención de no cerrarnos para un público que podría agradecer algo diferente”, explica Armando Solano, uno de los gestores y administradores del espacio. “No es solo nuevo en el sentido de que sean artistas emergentes, sino en la variedad de programación, en la que pueden aparecer desde nombres conocidos hasta promesas”.

De esta forma apareció Casa Nega dentro del espectro teatral costarricense, con una primera temporada verdaderamente envidiable, que arrancó con la participación de figuras reconocidas como Leonardo Perucci y se proyecta a mostrar a otros nombres importantes como María Torres y Arnoldo Ramos, así como figuras emergentes.

“No queremos ser predecibles con nuestras propuestas”, agrega Solano. “La idea es refrescar la escena y muy rápido hemos sentido que la gente lo ha agradecido. Así de rápido llenamos nuestra cartelera hasta marzo del próximo año, algo que en verdad no esperábamos, pero nos da entusiasmo”.

Construir un teatro

Solano es uno de los nueve integrantes de Fasol, productora que nació hace tres años pensada para realizar montajes teatrales. El equipo de producción lo completa Valeria Flores, Katherine Marchena, Ilse Faith, Breissy Calderon, Priscilla Benavides, Alex Condori, Karen Hernandez y Pablo Rodríguez.

Poco a poco, Fasol se animó a montajes más ambiciosos hasta que topó con un techo que era superable.

“Nosotros no habíamos pensado en conseguir un espacio de primera entrada. Surgió por una cuestión de necesidad. Alquilábamos teatros, pero no se sentía como lo que deseábamos hacer. Pasar de producir a emprender es un paso muy grande que tuvimos que animarnos a hacer para sentir que hacíamos bien las cosas”, cuenta Valeria Flores, quien, además de gestora, lleva la comunicación de Casa Nega.

La sinergia entre todos los llevó a un acuerdo tácito: había que buscar una casa para lo que Fasol tuviese en mente. Así comenzó un proceso que los llevó a bordear todo San José en busca del sitio adecuado.

Los recorridos josefinos fueron extenuantes hasta que en el mapa se asomó la posibilidad de un edificio de dos pisos en San Pedro, cercano a la calle principal y con buena cercanía a la Universidad de Costa Rica, alma mater de los integrantes del colectivo y una posibilidad para tejer una red de recomendaciones boca a boca entre la población activa del centro académico.

“Es complicado porque uno podía llegar a decirles a compañeros sobre lo que estábamos haciendo, pero, de ahí a entrar en un circuito teatral, la historia es muy diferente”, asegura Flores al referirse al proceso de divulgación de la existencia del nuevo teatro. “Curiosamente, fue de manera natural como le empezamos a llegar a la gente. Tal vez sentir una cercanía mayor con lo que estábamos haciendo ayudó”.

Esa calidez fue la que atrapó al grupo para emprender en este espacio ubicado en San Pedro.

“Sentíamos que el lugar apropiado era este. Desde que entramos, la conexión fue inmediata y pensamos en establecernos acá. Hemos ido construyendo y adecuando el espacio para lo que queremos y ya casi estamos por completo establecidos”, dice Pablo Rodríguez, otro de los representantes del grupo.

El teatro como casa

Entre los nueve integrantes de Fasol se dividen las labores de producción, administración, contabilidad y publicidad que requiere el espacio. Es un oficio complicado para este grupo de jóvenes cuyas edades oscilan entre 20 y 28 años.

“Lo bueno es que ese entendimiento surgió muy bien porque antes que nada somos amigos. Este es un trabajo que nos deja agotados y a veces salimos muy tarde de acá, pero nos acostamos felices. Es una carga importante”, relata la actriz Ilse Faith, parte del colectivo. Así fue como se gestó su hogar escénico.

Casa Nega ofrece un recorrido espacial diferente a los teatros convencionales, justo por esa idea de mantener una mayor cercanía con los visitantes. En la entrada del recinto aparece un vestíbulo para charlar entre los espectáculos, al lado del salón de baños.

En el primer piso se encuentra la sala principal del recinto, con 107 butacas y 25 espacios en el sector vip. La cercanía con el escenario es apropiada y, además, las butacas tienen la particularidad de tener una historia propia: fueron los asientos que se encontraban en el extinto Cine Rex.

“Es parte de las historias que queremos contar en Casa Nega”, retoma Solano, “que no solo la historia está en el escenario, sino en el teatro. Creo que así podemos conectarnos más con el público”.

Ese patrimonio que procura rescatar Casa Nega parte del momento cuando adquirieron el edificio. Una de las condiciones para hacerse con el espacio fue respetar el nombre de Casa Nega, viejo chiste de los propietarios al recordar a una niña que en vez de decir “casa nueva” decía “casa nega”.

“Nos pareció incluso muy tierno y estuvimos absolutamente de acuerdo en mantener el nombre”, dice entre risas Solano.

Además, en el segundo piso del edificio se encuentra una sala secundaria multiuso, con la principal premisa de dar espacio a teatro de corte experimental. Este salón también es utilizado para eventos privados, para ensayos y talleres organizados por Fasol, que contemplan lecciones de actuación, danza y yoga. Próximamente, abrirán una cafetería y una sala de trabajo compartido.

Su temporada debut

Para ojos ajenos, leer la programación con la que debuta Casa Nega podría dar la impresión de tratarse de un teatro con muchos años en medio.

En marzo, con la buena acogida de la crítica, presentaron una nueva temporada de Las heridas del viento, potente obra interpretada por el veterano Leonardo Perucci y por Arturo Campos. Este montaje contaba la historia detrás de una supuesta infidelidad.

“Resultó valioso reencontrarse con Las heridas del viento en el espacio de Teatro–Auditorio Casa Nega. Este proyecto, impulsado por la sinergia de empresarios y jóvenes artistas, expande el circuito de las salas independientes hacia la periferia capitalina y, de paso, aprovecha una estupenda pieza del repertorio teatral costarricense para sustentar una programación de calidad”, escribió Tobías Ovares, crítico de teatro de La Nación, acerca del montaje.

Ahora, la agenda continúa este viernes 26 de abril con la obra La noche jovial. Este espectáculo contiene cuatro obras del clásico Antón Chéjov (Un trágico a pesar suyo, El oso, Sobre el daño que hace el tabaco y El regateo) interpretadas por el ya conocido Melvin Méndez. En este caso, La noche jovial es una coproducción de Fasol con El Papel-Proyectos Teatrales.

“También entendimos que no solo podíamos vivir de lo que producíamos. Presentamos obras de otras productoras siempre y cuando mantengan el nivel de calidad que buscamos. Esto también ayuda a crear esa idea de que no somos competencia; todos los que se puedan sumar para hacer buen teatro son bienvenidos a la escena”, explica Chaves. Esta obra se mantendrá hasta el 12 de mayo.

En junio, entrará a la cartelera San Zapatero, con libreto del mismo Méndez y quien dirigirá es el propio Armando Solano.

“Todos nosotros (Fasol) tenemos la formación en teatro. El hecho de estar detrás de las producciones no implica que no queramos aparecer en las obras”, dice entre risas Solano. “Es también un chance para tomar al mundo del teatro por ambas vertientes”.

Después, el connotado Arnoldo Ramos tendrá su espacio en julio y agosto. Estrenará Los besos que guardé toda mi vida para dártelos a vos, creado a partir de textos de distintos autores costarricenses. Este montaje se proyecta como una de las grandes sorpresas.

Para agosto y setiembre, la actriz Natalia Regidor tendrá su debut en la dirección con Para soñar que no estamos huyendo; después Kembly Aguilar y su compañía La Bicicleta presentará el show infantil Silbidos en el bosque y, finalmente, de octubre a diciembre, la gran María Torres presentará Máscaras afueras, obra con la que cierra su año de celebración de cuatro décadas en el teatro.

“Es un sentimiento de gran aprendizaje lo que deja programar y mantener un espacio así. Al menos en mi caso, creo que da las armas para seguir creyendo en la existencia de las artes escénicas y la evolución de espacios como estos”, añade la integrante Katherine Marchena.

Conozca el teatro

Casa Nega se ubica 100 metros este de la Iglesia de San Pedro de Montes de Oca, San José, sobre avenida central y calle 59. Para reservaciones o alquilar el espacio puede llamar al número 6150-8570 o escribir a info@fasolproducciones.com. También puede contactarlos en Facebook o Instagram (los encontrará como Teatro Auditorio Casa Nega).