La Filarmonía de Santa Cruz, mejor conocida como Banda Municipal de Santa Cruz, ganó este martes 21 de marzo el Premio Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial Emilia Prieto Tugores, otorgado por el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
De acuerdo con el fallo del jurado -que estuvo conformado por Mariechen Wüst Picado, Natalia Cedeño Vargas y Natalia Solano Meza-, se le entregó este reconocimiento al ensamble por “su trayectoria, aporte y difusión al fortalecimiento de la cultura costarricense dentro del ámbito de las artes del espectáculo, específicamente relacionadas con la música tradicional guanacasteca en diversos géneros”.
El documento agrega que la filarmonía combina “herencias y toques de ordenanza militar con ritmos heredados de la marimba, aprovechando y manteniendo actividades sociales tradicionales de la zona como las retretas y recreos, así como, participando activamente en las actividad sociales y festivas de la zona como son fiestas patronales, cívicas, patrias, entre otras”.
“Se reconoce el esfuerzo, sostenido por más de 130 años, que se hace desde una comunidad fuera del Valle Central para integrar y consolidar las expresiones artísticas musicales, que se ha constituido en un nicho de compositores de música tradicional guanacasteca en el pasado y en la actualidad. Esta agrupación ha transitado el tiempo otorgando diversos aportes al acervo cultural musical costarricense que derivan de las experiencias propias de la comunidad, pero que trascienden a la historia nacional”, se lee en el documento.
Aunque no hay una fecha exacta de cuándo se fundó la banda como tal, los registros históricos hacen pensar que el ensamble data de finales del siglo XIX.
Miguel Marchena, quien desde hace seis años es el director de la Filarmonía, es quien se ha encargado de investigar sus orígenes. Él se encontró con documentos de 1890 y datos que lo sorprendieron sobre los inicios de este ensamble.
“Descubrí que tenía un tesoro en las manos y empecé a investigar porque no sabía el origen de la Filarmonía, y me di cuenta que antes hacíamos una marcha de 100 metros antes de llegar al parque y después una de regreso. También descubrí que en la década de 1890 fue como un tipo de política hacer filarmonías en el país, con el fin de difundir la cultura”, explica Marchena.
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La Filarmonía de Santa Cruz data de finales de la década de 1890. (Cortesía)
Ante tal historia y datos curiosos, el director de la Filarmonía creyó de gran valor cultural e histórico el origen de la Banda Comunal de Santa Cruz, y al mismo tiempo consideró que era importante que los costarricenses conocieran más acerca de su labor.
Además, los integrantes de la banda han intentado rescatar sus tradiciones, de allí que den ‘retreta’, un tipo de concierto que se realizaba los domingos a las 7 p. m., o bien a las 10 a. m. Se efectuaba en los tiempos en los que todavía no había Internet ni un desarrollo tecnológico como el actual y la gente daba vueltas alrededor del parque para conocer su pareja.
“Era el momento oportuno para enamorar. Ahí se piropeaban con la música de la Filarmonía y, ahora nosotros, todos los domingos intentamos de dar retreta. Así que, más que un premio para mí o para los compañeros, creo que este es un reconocimiento para las generaciones que se aferraron a la música tradicional y no cedieron. Entonces para mí es un reconocimiento a esas generaciones”, finalizó Marchena.
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La Filarmonía de Santa Cruz está conformada por 17 músicos y unos cinco voluntarios. (Cortesía )
La Filarmonía de Santa Cruz está conformada por 17 músicos y unos cinco más que son voluntarios. En el ensamble hay clarinete, flauta traversa, saxofón, alto tenor, trompetas, trombones, barítono, tuba y la percusión (redoblante, bombos y platillos).
Actualmente, la banda ameniza fiestas, corridas de toros, procesiones y actos protocolarios.