El domingo 4 de marzo, cuando alzó la estatuilla del Óscar, el director mexicano Guillermo del Toro dedicó su triunfo a los jóvenes realizadores, a todos aquellos que soñaban con llegar hasta el mismo lugar en el que él estaba de pie.
Las palabras del director no se quedaron solamente en las buenas intenciones.
Durante su participación en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (México), el cineasta de 53 años anunció que lanzaría dos becas para jóvenes cineastas: una para la creación de cortos y largometrajes y otra con énfasis en animación.
Los estímulos económicos llevan por nombre Beca Internacional de Cine Mary Jenkis-Guillermo del Toro, y se entregarán anualmente como un premio durante el Festival de Guadalajara.
La beca en animación se dará en conjunto con la Gobelins Escuela de la Imagen, en Francia, y la beca para dirección será en una universidad a escoger por el o la ganadora.
El premio consiste en $60.000 que incluirán los costos de las colegiaturas –sea licenciatura o maestría–, además de vivienda, transporte, manutención, alimentos y traslados aéreos a la escuela que elija la persona beneficiada.
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Durante una clase maestra en la que habló sobre su película La forma del agua, Del Toro señaló estas iniciativas como una forma de dejar un legado.
“Hay dos tipos de capitales: el capital temporal y el capital histórico. El primero de estos es el que te beneficia a ti mientras vives, haces, deshaces, viajas, comes, disfrutas, etcétera, y el capital histórico, que es el que con urgencia tenemos que seguir presentando en México, especialmente en el Gobierno, donde se ha evaporado de manera casi absoluta. Es el capital que de verdad se queda”, dijo Del Toro, según una nota informativa del diario Chicago Tribune.
“Si cambiamos una vida, una historia, cambiamos a una generación completamente. Cuando cambia una vida, cambia una generación”, agregó el cineasta.
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