Los Beatles eran unos chamacos, indudablemente talentosos, pero unos chamacos.
Era necesario, por tanto, que alguien encausara a los jóvenes genios y George Martin, fallecido el martes a los 90 años, fue el encargado de tan titánica y brillante tarea.
Catalogado por muchos como el verdadero “quinto Beatle”, lo que hizo Martin no fue poca cosa. En palabras sencillas, fue quien cinceló y pulió el sonido pop de una banda sobrada de personalidad, pero tosca en sus más tiernos orígenes.
“No se puede explicar la mejor parte de la impactante frescura y fascinante inocencia del sonido original de Los Beatles sin su contribución”, asegura el diario El País , de España.
Tatiana Abarca, conductora del programa radial Meet the Beatles va más allá y sin temor asegura que la banda británica no hubiera sido la que fue “sin la influencia de Martin”.
Fue el mismo Martin, entonces responsable del sello Parlophone de EMI, quien les dio su primera oportunidad en la industria, persuadido por la magia que mostraban aquellos muchachos de Liverpool,
¡Así comenzó todo! La grabación debut de Los Beatles fue en los míticos estudios de Abbey Road, donde Martin y pupilos se reunieron para producir Love Me Do.
“Si hay algo que no les gusta me lo pueden decir”, les comentó Martin a los músicos.
“Bueno, para empezar, no me gusta tu corbata”, le espetó George Harrison en una anécdota que pasaría a la historia.
Tras esa primera toma, Martin no lo pensó dos veces y movió su primera pieza de ajedrez. Propuso que cambiaran la batería, Pete Best, y que le sustituyera Ringo Starr.
Starr había llegado para tocar la pandereta y las maracas, pero, finalmente, desbancó al titular y se quedó para siempre tocando la gloriosa batería.
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Solo un año después llegaría al mercado Please Please Me , pero no con la forma de balada lenta con la que Paul McCartney y John Lennon la habían concebido en sus inicios.
Martin reestructuró la pieza, convenciendo a los cuatro grandes de que aceleraran su tempo.
“Señores, acaban de grabar su primer número 1” , les dijo en el estudio. Y en efecto lo fue, al menos en Estados Unidos.
La mano de Martin en la composición y materialización de las canciones fue una constante y un elemento vital para enriquecer cada tema.
“Lo que sucedió es que Martin logró entender a Los Beatles. Ellos eran músicos empíricos y Martin los ayudó a materializar sus ideas”, agregó Abarca.
De sobra conocido es que, desde la óptica de su formación clásica, suya fue la idea de introducir un cuarteto de cuerda en Yesterday , pensando en Bach y los arreglos de Eleanor Rigby.
“El componente clásico, aportado por Martin, combinado con la magia de unos güilillas de 20 años fue la alquimia que nadie esperaba”, dijo Eduardo Quesada, cantante y músico nacional.
“Por ejemplo, McCartney no quería que Yesterday fuera una balada, pero cuando escucharon el arreglo de Martin, simplemente no lo podían creer”, agregó.
Los medios técnicos eran escasos en aquella época, pero de la mano de su ingeniero de sonido, Geoff Emerick, se configuró un universo de posibilidades que superó todas las limitaciones.
Ya fuera en la edición, jugando con la velocidad para combinar dos tomas diversas en un solo sencillo, o como músico –haciéndose cargo del barroco solo de piano de I Am The Walrus –, su toque y presencia fue constante.
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Quizás el culmen de su colaboración llegó con Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), el álbum del “verano del amor”.
“Fue el disco de la época y probablemente cambiará la forma de grabar, pero no lo hicimos de forma consciente”, afirmó Martin en la autobiografía del grupo, Antología, Ediciones B.
Aquella grabación requirió más de 700 horas y $75.000. Todas las voces y los instrumentos fueron sometidos a algún tipo de manipulación técnica y se añadieron numerosos efectos en varias de las canciones para crear un sonido único.
Todavía, Martin tendría tiempo de producir otros cuatro discos de Los Beatles, entre ellos Yellow Submarine (1969) –cuya cara B lleva música instrumental compuesta por él mismo–.
Tras la separación del grupo, Martin siguió asociado a algunas de sus estrellas. Por ejemplo, colaboró con McCartney en temas como Ebony and Ivory , junto a Stevie Wonder, o en Say Say Say , con Michael Jackson.
Fue tan grande su impacto en la música de McCartney que el ex-Beatle lo considera “su segundo papá”. Incluso, cuando Paul ya no pudo contar con Martin para sus grabaciones, acudió a quien pudo heredar su talento: el hijo del productor fallecido.
“Cuando tengo canciones listas para grabarlas, busco con quién hacerlas. En los viejos tiempos habría buscado a George Martin pero ya no produce, así que busqué a su hijo, Childs, que es grandioso”, dijo McCartney en una entrevista que concedió a La Nación , en el 2014.
Además, para otros artistas, Martin prestó su visión musical a otros temas como Goldfinger , de Shirley Bassey o Candle in the Wind , de Elton John. También trabajó junto a Sting, José Carreras, Celin Dione y el mismísimo John Lennon.