Las balas que mataron a John F. Kennedy traían dolor puro e imborrables consecuencias en su casquillo.
El expresidente Kennedy, quien fue asesinado en 1963 y que es considerado uno de los más carismáticos de la historia estadounidense, fue llorado intensamente por su gente pero, sobre todo, hizo mella en la elegante y agraciada Jackie, su esposa.
Al menos así lo retrata Jackie (2016), cinta que al mando de Pablo Larraín, y con la interpretación maestra de Natalie Portman, relata los cuatro días posteriores al asesinato del exmandatario Kennedy.
No se trata de un relato tradicional del crimen, pues esta vez los hechos que impactaron al mundo son vistos a través de los ojos y el corazón de su conocida cónyuge.
Ella estuvo ahí. Jackie fue testigo presencial de la dramática muerte del mandatario, por lo que su visión de los hechos es única y necesaria para explorar el drama humano tras la conocida historia.
En el Festival de Cine de Venecia, donde Larraín presentó por primera vez su película, el cineasta chileno reveló que con su película quiso entrar más en los sentimientos de Jackie, específicamente en el dolor de una persona que vive un magnicidio de tales proporciones.
“Con Jackie , Larraín compone un retrato doloroso, bello y muy educado de la viuda de Kennedy”, resumió el diario El Mundo al analizar la cinta.
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Para ejemplificarlo está el siguiente pasaje: “No quise ser célebre, es que soy una Kennedy”, proclama Jackie antes del solemne y espectacular funeral de su esposo, resumiendo el papel complejo y difícil que la historia otorgó a la viuda del entonces mandatario más poderoso del mundo.
Larraín, de 40 años de edad y vencedor en el 2015 del Oso de Plata en el Festival de Berlín con El Club , debuta así en Hollywood y llega al mercado estadounidense con una cinta rodada en inglés y que encara un ídolo enigmático y complejo.
Con la cinta, Larraín no ganó ninguna estatuilla dorada, pero seguro que quedó muy satisfecho con las tres nominaciones logradas por su cinta: mejor actriz principal (Portman), banda sonora y vestuario.
El lenguaje poco convencional de Larraín, su conocido ritmo angustiante al compás de la música obsesiva de Mica Levi, la excelente fotografía del francés Stephane Fontaine y la actuación de Portman fueron vitales para meter su película en el radar del mundo y lograr críticas importantes.
“Una potente provocación cinematográfica. La película de Larraín, una de las mejores del año, es apropiadamente difícil de encasillar e imposible de olvidar”, escribió Peter Travers, de Rolling Stone.
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Recibida con aplausos y unos pocos abucheos en Venecia, Jackie parte de una entrevista concedida después de la muerte de su esposo a un periodista.
La cinta usa flahsbacks del momento del atentado y muestra cómo esa mujer culta y subyugada, se transforma en alguien cínico y frío para defender la imagen de su marido.
“Quise entrar en su mundo por pedazos, no cronológicamente”, explicó el realizador.
Para Portman, se trata del filme “más peligroso” que ha realizado porque todos la conocían, cómo se vestía, cómo caminaba, la comparación me espantaba. Yo no soy una imitadora”, confesó la intérprete.
“Ella era muy distinta, cambiaba de tono y de voz cuando estaba en público o con amigos. Es el conflicto de cuando todos te ven como a un símbolo”, agregó Portman.
En los cines nacionales, Jackie puede ser vista por público de todas las edades.