Algo pasa con el cine costarricense, ya es epidémica su debilidad con los guiones. Con algunas excepciones, la mala calidad de los filmes del país comienza desde libretos con problemas para generar buenas películas.
A la par de eso, también muchos filmes costarricenses muestran poca astucia para el manejo de los elementos propios del lenguaje del cine. Es cuando el asunto empeora y sucede ahora con la película titulada Skate, my life (2019), drama dirigido por Fraysser Navarrete.
Su narrativa es tan deficiente que más bien parece no interesarle al director. A duras penas, Skate, my life busca estructurarse como un relato sobre jóvenes que practican el skateboarding o el lucirse con patinetas (monopatinaje).
Dicha actividad se realiza en las calles o en rampas especialmente diseñadas para su práctica. Para presentar sus dilemas y el deseo de su personaje central por ser skater profesional, la película más bien resulta poco mostrativa de esa pericia.
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El filme tampoco tiene referencias sociológicas, porque el llamado skateboarding supone una actitud de rebeldía; aunque ahora el sistema ha tenido la habilidad de asimilarlo comercialmente: basta con ver los distintos tipos de patinetas o de ropaje y conocer los nuevos precios de ellos.
Por ahí, alrededor de ese espacio patinetero, la película muestra las peripecias de un grupo de adolescentes y cómo dichos jóvenes enfrentan situaciones cotidianas: el enamoramiento, la amistad, sus proyectos de vida, el estudio, el trabajo, la familia. El problema básico es la superficialidad con que lo hace.
Sucede igual al narrar los obstáculos del personaje principal para estar en una competencia y todo lo que ello genera, incluidas las subtramas y el giro mismo de la historia: siempre se le acaba la música a medio bailar, como dice el refrán.
En Skate, my life, ni su historia ni su pretensión moralizante son suficientes para dotar de sentido y valor al filme, donde –incluso– no hay un verdadero conflicto aglutinante, mientras que las subtramas solo cumplen una función de relleno.
Los personajes son planos en su diseño y están todos en una sola línea narrativa: no evolucionan y carecen de profundidad. En tanto, la historia plantea una visión estereotipada de ciertas situaciones que merecían más seriedad, como ejemplo menciono dos: la producción de la poesía y la diversidad sexual.
No es solo el pésimo diseño de personajes, sino también las malas actuaciones, una cosa con otra; aquí podríamos salvar el trabajo de Fanny Mora, quien, sin ser actriz profesional, hace sugerente su papel secundario como señora amiga de los jóvenes patineteros.
En lo formal, hay poco o nada que rescatar (tal vez algo de la música): si el filme salta en algún momento de la sartén es para caer en las brasas. Ojalá el cine costarricense asimile pronto la frase de Jerome Bruner en su libro La fábrica de historias: “Contar historias es algo más serio y complejo de lo que nos hayamos percatado alguna vez”.
Ficha técnica
Título original: ‘Skate, my life’
País: Costa Rica, 2019
Género: Drama
Director: Fraysser Navarrete
Elenco: Steve López, Fabiola Villalobos
Duración: 89 minutos.
Cines: Cinemark, Cinépolis, Nova, CCM, Studio, San Pedro
Calificación: Una estrella de cinco posibles