Crítica de cine ‘Papicha’: la moda en medio de la represión femenina

Nos llega filme argelino sobre una realidad que nos puede parecer ajena, pero con la que hay puntos comunes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La directora Mounia Meddour nació en Moscú en 1978, pero se presenta como argelino-francesa, al ser de padre argelino y por haber estudiado en Francia donde ha transcurrido su vida y su presencia como realizadora de cine.

Ahora nos llega al país su primer largometraje de ficción con el título de Papicha: perseguida por la tradición, que es la historia de Nedjma, joven apasionada por la moda y manera para que la historia narrada pase por el personaje.

La muchacha trata de organizar un audaz desfile de modas en su residencia universitaria. Los hechos se dan en 1990, cuando Argelia entra a una difícil situación política que la lleva a la guerra civil. De manera astuta, la trama, que gira sobre vestimentas, es reflejo de la dureza política de entonces.

El problema es para el espectador que no conoce los hechos de esa época: el filme no es suficientemente claro porque es película muy argelina, podríamos decir, y no logra un mejor desarrollo de lo connotativo.

La realizadora (también coguionista) prefiere llevar lo narrativo al plano más simbólico, que gira en torno al cuerpo de las mujeres y de las prendas que lo cubren o no, porque la joven Nedjma y sus amigas cercanas entienden que cierta forma de vestir sirve tan igual para esconder el cuerpo de las mujeres como para silenciarlas.

Así, la pasión por la moda de la protagonista pasa a ser asunto político. Igual, para su desfile de modas, ella logra que el velo islámico (“hiyab”), usado para cubrir la cabeza y el pecho de las mujeres, se convierta en ropa ajustable a los cuerpos femeninos y destacar su sensualidad.

Por razones sin excusa, la belleza de los cuerpos femeninos ha de ser oculta y reprimida, pero Nedjma y sus amigas disfrutan de una sororidad cómplice ante la lindeza de sus cuerpos, aunque vivan bajo la sombra de la represión violenta y de la amenaza diaria.

Papicha: perseguida por la tradición se convierte en cine sobre la alegría de vivir y sobre la ceguera que la opaca. Habla del miedo que se cierne sobre los sueños de las jóvenes y –también– sobre sus cuerpos, por culpa de una sociedad que les asigna patrones de conducta y de vestir en total sumisión al varón.

Este tipo de cine va más allá de las vestimentas que tanto se mencionan, porque me parece que desliza una moraleja que materializo con un texto de la española Celia Amorós en uno de sus libros: “El velo desindividualiza completamente a la mujer, la despersonaliza y representa un símbolo de la asignación estructural de la mujer al espacio privado”.

Es una lástima que la directora haya escogida el ritmo febril con cámara en mano. La pérdida del encuadre o del plano les hace perder fuerza a las imágenes e, incluso, a las actuaciones del elenco, y ante todo a lo conceptual.

Papicha: Perseguida por la tradición

Título original: Papicha

Argelia, 2019

Género: Drama

Director: Mounia Meddour

Elenco: Lyna Khoudri, Shirine Boutella

Duración: 106 minutos

Cine: Magaly

Calificación: Tres estrellas de cinco posibles