Crítica de cine: ‘Estafadoras de Wall Street’, los excesos en un ‘night-club’ se muestran con buen cine

La actriz Jennifer López puede llegar al Óscar por su gran actuación en esta película

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El proceso que se da en un grupo de mujeres dedicadas a complacer los instintos sexuales de hombres adinerados, la mayoría de ellos banqueros de Wall Street o conectados a los círculos altos del poder económico, por tanto del poder político, ese proceso es lo que le da estructura al filme Estafadoras de Wall Street (2019).

El filme cuenta con la dirección de Lorene Scafaria, coguionista en este caso junto a Jessica Pressler, quienes hacen, con esta película, una radiografía de esa parte del hedonismo plutocrático que muchos ven como divertimento, cuando no pasa de ser una malformación machista de los sectores más privilegiados: lo orgiástico.

El filme va poco a poco con su narrativa. Adrede busca ser reiterativo porque es la huella que, a fuerza de repetirse, exhibe dos mundos que coexisten desde sus profundas divisiones: uno, el de las mujeres que se ven obligadas a un determinado trabajo con sus cuerpos y, dos, el de los hombres pudientes que derrochan dinero, así haya una crisis económica.

Con su morosidad y con la repetición de conceptos visuales (esto son sus imágenes), Estafadoras de Wall Street es película que busca ser objetiva y transparente. Se trata de que el filme sea, como dice una frase del lingüista búlgaro Tzvetan Tódorov, “un objeto que solo se explica por sí mismo”.

Entiendo que es un riesgo porque puede llevar al espectador al tedio. Igual, acepto que hay necesidad de cortes en el montaje ante ciertas secuencias de relleno, también hay personajes no tan desarrollados, pero el riesgo es parte de una estructura que, con ese tema, hace de pronto un giro hacia el cine político.

Tras la crisis financiera del 2008, estas mujeres quedaron a la deriva por los cierres de los clubes nocturnos en Nueva York y ninguno de sus clientes ricachones aceptó ayudarlas: lo impedían el decoro burgués y el cálculo político-económico.

Es cuando un grupo de estas mujeres, especie de mesalinas al día (sin afán peyorativo), hurga una venganza contra sus adinerados consumidores y, así, mantener ellas su estilo de vida: dos pájaros de un solo tiro.

El objetivo era sacarles secretamente sus tarjetas de crédito, mediante los más distintos artificios, donde los hombres eran víctimas de sus propios vicios, luego hacerles cargos bancarios donde los “limpiaban” al sacarles miles de dólares.

Es imposible mencionarles aquí lo sucedido (incluso, el relato varía según la víctima masculina), pero el filme se lanza contra los excesos de los señorones capitalistas, a partir de lo que ellos se permiten como si fuesen dioses patriarcales.

En un momento equis, Ramona (extraordinaria actuación de Jennifer López, es necesario indicarlo) lo dice con claridad cuando afirma: “Esta ciudad (Nueva York), todo este país (Estados Unidos) es un club de striptease: tienes gente lanzando dinero y gente haciendo su baile”; más claro no canta un gallo.

Aunque se sorprendan, les recomiendo este filme, parece del montón, pero no, ustedes –más bien– pueden ampliar mis palabras.

ESTAFADORAS DE WALL STREET

Título original: Hustlers

Estados Unidos, 2019

Género: Drama

Director: Lorene Scafaria

Elenco: Jennifer López, Constance Wu

Duración: 95 minutos

Cines: Nova, Cinépolis, Cinemark, CCM, San Pedro, Studio

Calificación: Tres estrellas (de cinco posibles).