Crítica de cine de ‘X-Men: Dark Phoenix’: La hora de un final anunciado

Con la pregunta de si los X-Men más bien debieran llamarse X-Women, se presenta filme venido del cómic.

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Se los digo con firmeza: a Hollywood no le creo nada, allí no todo lo que ronca es tigre. Hollywood es el mundo del disfraz más que de la ficción y donde nadie quiere ser pobre ni a mil dólares la hora.

Ahora dicen que la película X-Men: Dark Phoenix (2019), dirigida por Simon Kinberg, es la última de la larga saga de mutantes y que dichos sujetos aparecerán (si aparecen) en el universo de los superhéroes. Que ello es el resultado del paso de estudios: de Fox a Disney.

Eso dicen, eso, pero si perciben que pueden hacer dólares tanto como el rey Midas mudaba en oro lo que tocaba, habrá más filmes de los mutantes que nos han entretenido por largo rato. Apuesto.

No en vano, en el filme, el personaje de Raven Darkhölme (Mística) le dice al profesor Charles Xavier que es hora de que el grupo se llame X-Women. Con eso y con unos guionistas listos, ya hay tema o estructura para una nueva película, ¿o no?

En todo caso, si llega otro filme, ojalá sea mejor que el de hoy, Fénix Oscura, que pierde su propio entusiasmo por culpa de una historia que se le enreda porque sí, porque pensaron que todo monte es orégano y que el filme iba a entretener si lo complicaban un tanto más con su historia.

X-Men: Dark Phoenix no es película compleja, para nada, pero sí es filme enmarañado. Los líos comienzan cuando la mutante Jean Grey (Fénix) amplía sus poderes y también sus traumas en un viaje al espacio. Es cuando Jean Grey la emprende contra todo lo que se le ponga por delante y le da lugar a la narración.

El enredijo que se arma se complica cuando hay mutantes, hay humanos y hay hasta unos personajes extraterrestres que aparecen como si fuesen ebrios en la vela de un difunto: parte del entretenimiento que se nos da con Jean Grey como centro.

X-Men: Dark Phoenix es filme predigerido o masticado, que puede gustar si no le exigimos nada. De ahí la superficialidad con que plantea su historia, ausencia de tenacidad dramática de la que se contagia su elenco: actores y actrices que van de mal en peor y cada uno por su lado.

Lo que queda y sobresale es la bien lograda música de Hans Zimmer, quien logra ponerse por encima del fácil consumo y se convierte en fuerza que surge del filme para estar al servicio de la trama, más allá del “leitmotiv”, como si fuese música de ópera capaz de darse pasos cercanos al “lieder”, algo así como Wagner con intromisiones de Schubert.

Lástima que los conflictos de los mutantes no tengan la misma enjundia ni las imágenes tampoco, por más buenos que puedan ser sus efectos visuales. La propia credibilidad del relato desvaría: no entiendo para qué un proyecto de exploración cósmica, si nuestros héroes con un avión liviano llegan allá lejos, al cohete espacial, a rescatar a los astronautas.

En fin, X-Men: Dark Phoenix no es cierre merecido para nuestros amigos mutantes, aunque acepto que sus “fans” pueden pasar un buen rato. No más.

  • Título original: X-Men: Dark Phoenix
  • Estados Unidos, 2019
  • Género: Fantástico
  • Director: Simon Kinberg
  • Elenco: Sophie Turner, James McAvoy, Michael Fassbender
  • Duración: 116 minutos
  • Cines: Nova, San Pedro, Cinépolis, CCM, Cinemark, Citi, Studio
  • Calificación: DOS estrellas ( * * ) de cinco posibles