He aquí una nueva película sobre la corrupción policial cuyo defecto básico es que no se le siente siempre ese tono significativo: el de la podredumbre. Sucede porque las bien logradas secuencias de acción hacen que uno pierda, por momentos, el asunto de la putrefacción adentro de la policía.
La película se titula Nueva York sin salida y, en inglés, 21 Bridges (2019), dirigida por Brian Kirk, lo que nos refiere a los 21 puentes de la isla de Manhattan, que en una madrugada deben cerrarse todos para evitar la fuga de unos asesinos que han matado a siete policías.
Al frente de la investigación está el policía Andre Davis, con muy buena actuación de Chadwick Boseman, quien suma bien la intensidad que le produce tanta y acelerada acción, a la vez que va intuyendo que aquello es “casa de herrero, cuchillo de palo” (que la procesión de la maldad camina con uniformes policiales).
De esa manera, el filme es buen entretenimiento y, de paso, nos pone a pensar sobre el asunto de la corrupción que, en un país como el nuestro, de pronto salta en determinadas esferas oficiales. Este asunto de la corrupción es muchas veces como empujar un sapo para que caiga en un charco, así de simple.
Como resultado general, en esta película el entretenimiento tiene una finalidad en sí mismo (ocio puro), más el asunto de la corruptela como especie de moraleja, por eso a la película se le dificulta establecer identidad con el espectador desde sus personajes.
Nueva York sin salida recurre bastante a lo acostumbrado en este tipo de policial y, por eso, su acción es dura, sanguinolenta o lo que algunos llaman “realismo sucio” y, en ese juego, como en viejos policiales, hay momentos en los que –más bien– uno simpatiza con los maleantes.
Es importante el tono de la música dentro de ese paradigma, aunque no sucede igual con la fotografía. El montaje sí logra darle un ritmo frenético a la acción y diferencia a la película de una serie de corte televisual (el director viene de la tele).
El montaje (edición) logra lo que el estudioso argentino Emiliano Fernández llama “velocidad retórica” con las imágenes, al punto que, en general, los diálogos no son tan importantes ni tienen tanto brillo. Incluso, dicha “velocidad retórica” logra imponerse al fulgor o no de las actuaciones y así sucede en este filme.
Por ser más importante el carácter de entretención del argumento, resulta evidente que no hubo mucha preocupación al diseñar personajes. El resultado es que, aparte de mostrar la corrupción policial, Nueva York sin salida tiene una mirada neutra: su pretensión es contar una historia.
Vista así, se trata de una película que uno puede recomendar, sobre todo para quienes van al cine sin exigencias mayores.
Ficha técnica
NUEVA YORK SIN SALIDA
Título original: 21 Bridges
Estados Unidos, 2019
Género: Policial
Dirección: Brian Kirk
Elenco: Chadwick Boseman, Sienna Miller
Duración: 99 minutos
Cines: Nova, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, CCM, Studio
Calificación: TRES estrellas ( * * * ) de cinco posibles